Josué Colón es un impedimento en la búsqueda de soluciones.
Zar de Energía, ingeniero Josué Colón.
Puerto Rico se enfrenta a una crisis energética que ha puesto en jaque no solo la economía de la Isla, sino también la calidad de vida de sus habitantes.
En un contexto donde la necesidad de soluciones rápidas y efectivas es más apremiante que nunca, la actuación de la Oficina del Zar de Energía ha sido marcada por la burocracia y una preocupante lentitud en la implementación de medidas que podrían aliviar esta situación crítica.
La gobernadora Jenniffer González Colón, públicamente ha sido enfática en su intención de adelantar todo proyecto energético, ha firmado órdenes ejecutivas para acelerar los permisos de estos proyectos y ha establecido una política pública dirigida a atender la crisis energética. Nada de esto parece estimular al Zar de Energía a enfrentar con premura los retos energéticos.
La gobernadora González ha informado sobre sus gestiones realizadas en Washington D. C., para lograr que su estrategia energética sea respaldada por agencias federales como el Departamento de Energía, FEMA, la EPA y HUD.
Incluso, la mandataria logró que una delegación del Departamento de Energía federal visitara la Isla para inspeccionar infraestructuras críticas.
Sin embargo, la Oficina del Zar de Energía no ha implementado ninguna solución efectiva en casi 11 meses de funcionamiento.
La figura del Zar de Energía, creada para centralizar los esfuerzos de reconstrucción y modernización del sistema eléctrico tras el paso del huracán María, representa una oportunidad histórica para transformar la matriz energética de la isla. Sin embargo, a pesar de contar con recursos y conocimientos, se ha convertido en un símbolo de la ineficiencia gubernamental y la falta de agilidad en la toma de decisiones.
Uno de los principales problemas radica en el exceso de burocracia que acompaña cada iniciativa. A menudo, las propuestas viables se ven atrapadas en un laberinto de trámites, aprobaciones y discusiones interminables.
En lugar de adoptar un enfoque proactivo que priorice las necesidades inmediatas de los ciudadanos, se opta por un proceso lento y engorroso que no solo dilata la implementación de soluciones, sino que también frustra a quienes han estado esperando un cambio tangible.
Adicional a eso, la falta de comunicación efectiva entre las diversas agencias, principalmente con los oficiales del Negociado de Energía, y la Oficina del Zar, contribuye a la confusión y la descoordinación.
Mientras que la situación energética de la Isla demanda una respuesta unificada y rápida, la fragmentación del enfoque ha llevado a que se implementen proyectos poco integrados y con un impacto limitado. Los esfuerzos en energía renovable, por ejemplo, son constantemente obstaculizados por normativas desactualizadas y una infraestructura inadecuada, lo que retrasa aún más los objetivos de sostenibilidad.
Esta ha sido precisamente la queja públicamente expresada por la empresa Javelin Global Commodities.
Javelin ha solicitado reunirse con múltiples dependencias gubernamentales en busca de lograr que alguna de estas entidades pueda proveer la comunicación efectiva que requiere el Desarrollo de energía temporera. Javelin es uno de los proponentes del fallido programa de energía temporera ordenado por el Negociado de Energía y detenido por el Zar de Energía.
Javelin busca mecanismos para modificar algunos elementos de la contratación y que finalmente se les permita implementar 200 megavatios de generación. Para el Zar de Energía, este esfuerzo parece carecer de importancia, ya que igualmente esta oficina lleva “negociando” con los proponentes desde junio de este año.
Es crucial que la Oficina del Zar de Energía no solo reconozca estos desafíos de sus errores y desvíos de la política pública del Gobierno, sino que también tome medidas decisivas para superarlos. Esto puede incluir la simplificación de procesos, la reducción de la burocracia innecesaria y la asignación de recursos adecuados que permitan acelerar la implementación de soluciones. Además, es fundamental fomentar un diálogo abierto con la comunidad y las organizaciones locales para identificar las necesidades reales de los ciudadanos y construir un sistema en el que todos se sientan escuchados.
La crisis energética de Puerto Rico no es un problema que se pueda resolver en la próxima década; es una situación urgente que requiere acción inmediata. La Oficina del Zar de Energía tiene el poder y la responsabilidad de liderar este cambio, pero para hacerlo necesita despojarse de las cadenas de la burocracia que la atan y actuar con la velocidad y determinación que nuestros ciudadanos merecen. Solo así podremos aspirar a un futuro energético más sustentable y resiliente para nuestra isla.
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