La periodista Sofía Rico reflexiona sobre la influencia que ha ejercido en ella su mamá.

Desde pequeña, mi mamá ha sido inspiración para cartas y poemas para el Día de las Madres, pero hoy, es la inspiración de esta columna, en la cual resalto cómo las madres, como la mía, pavimentaron el camino para que sus hijas pudieran caminarlo, y así, sin planificarlo, se convirtieron en las modelos a seguir más importante para sus hijas.

El Día de las Madres es uno que despierta emociones de amor, agradecimiento y felicidad para muchos al recordar todo lo que nuestras madres han hecho por nosotros y nosotras. Desde llevar a cabo un embarazo, o una adopción, cuidarnos, alcahuetearnos, y ayudar a hacer el molde más adecuado para llegar a ser una persona de bien y alcanzar nuestro máximo potencial. Esto fue lo que hizo mi mamá conmigo consciente e inconscientemente. Incluso, pienso que el factor inconsciente fue uno más poderoso.

Al ver a mi mamá poniéndose “lipstick” rojo, yo también quería hacerlo. Al verla en tacos y chaqueta para ir al trabajo, me di cuenta de que quería no tan solo vestirme igual, sino empoderarme igual. Al observarla litigando en el tribunal como abogada de familia, pude apreciar desde pequeña edad el poder que tiene la voz de una mujer para defender a las personas que más lo necesitan. Así las cosas, a mis 22 años, sin ella conscientemente inculcarlo, sigo sus pasos estudiando en la Facultad de Derecho.

Mi mamá me enseñó lo que es el amar genuinamente, sin importar las imperfecciones, porque así ella me ha amado a mí desde antes de conocerme. Así, creciendo, pude entender que el amor no es perfecto, pero sí es genuino, consistente y siempre presente. Una frase que me ha dicho desde pequeña es “siempre juntas”, y precisamente así es el amor. A pesar de la distancia, a pesar de estar meses sin vernos, el amor siempre está, y de cierto modo siempre estamos juntas.

Mi mamá me enseñó a trabajar con pasión, a amar a pesar de las imperfecciones, a siempre ver mis sueños como alcanzables y nunca rendirme. Por esto, a pesar de tener muchas modelos a seguir, mi mamá fue la primera que conocí, y la que al sol de hoy sigue siendo la principal porque pavimentó el camino para llegar a ser quién soy y quién alcanzaré a ser.

Madres: gracias por enseñarnos, educarnos, motivarnos y amarnos. Gracias por escoger ser nuestras madres, ya sea trayéndonos al mundo o adoptándonos. Su amor, cariño y consejos son piezas fundamentales para nuestro crecimiento y por esto siempre estaremos agradecidos, no solo hoy, Día de las Madres.