Columna del secretario de Hacienda, Francisco Parés Alicea.

Soy bendecido por muchos motivos, entre ellos se encuentran la salud, la familia, mis compañeros de trabajo y el cariño de la gente. Sin embargo, hoy reflexiono mucho sobre la figura de mi padre. Papi, como le solía decir a mi padre, falleció a sus 66 años como consecuencia de un accidente de tránsito cuando yo tenía 17 años. La diferencia en edad y la etapa que me encontraba en mi vida me impidieron conocerle a profundidad. Además, no les miento, en ese preciso momento de su fallecimiento me agobiaba la inseguridad por la incertidumbre de qué me depararía el futuro. Me sentí obligado a “botar el golpe” de su partida rápidamente, concentrándome en mi carrera universitaria y trabajando para poder sufragar los costos de los estudios. Ni en mis sueños en ese entonces podía anticipar que lograría convertirme en Secretario de Hacienda tan solo unos 14 años después de sentirme tan desprovisto por la vida.

Ahora mirando hacia atrás en el tiempo, el cargo de Secretario de Hacienda me ha ayudado a reencontrarme con la memoria de mi padre y de poder conocerle como jamás le conocí en vida. La notoriedad pública inherente al cargo y la gran responsabilidad colocada sobre nuestro Departamento de Hacienda durante la pandemia me requirió acercarme más que nunca a quienes nos debemos como funcionarios, el pueblo de Puerto Rico. Esa cercanía a la ciudadanía me ayudó a entender mejor los retos económicos y fiscales, ya que detrás de cada cifra en Hacienda hay vidas de por medio. Por otro lado, creo que esto dio la confianza a quienes conocieron a papi a acercase a mí y relatarme quién él fue en sus vidas. Desde familiares que no había conocido, amigos, compañeros de trabajo y hasta novias de su juventud que tomaron de su tiempo para contarme sus experiencias con papi. En estos relatos se destacan de mi padre su bondad, sensibilidad hacia el prójimo y hasta su sano sentido del humor. Es evidente que papi fue un hombre de pueblo, uno muy sencillo y muy auténtico.

Este día me ayuda a atesorar y a agradecer el haber conocido a tantos compañeros de mi padre a través de mis funciones como Secretario de Hacienda. Los relatos y anécdotas de estas personas me han servido para conocer a mi papá como nunca pude hacerlo en vida y así poderle representar a través del descargue de mis funciones. Estos recuerdos serán eternos como el tiempo y me llenan de energías para darlo todo por nuestra isla. Además, hoy agradezco a todos los que me han ayudado en el camino, al gobernador Pedro Pierluisi por la oportunidad de ser parte de su equipo. De igual manera, le agradezco al pueblo de Puerto Rico por todo el apoyo y las muestras de cariño, estas significan todo para mí. Créanme que nada me hace más feliz en la vida que verles feliz a ustedes, pues entiendo que uno debe vivir por el otro.

Hoy me siento afortunado de haber tenido a mi padre por 17 años de mi vida aunque lo haya perdido abruptamente y aún me duela su ausencia. No obstante, hago todo lo posible porque este dolor no pase en vano y me ayude a ser un aliciente de las inequidades económicas y sociales que enfrentamos como sociedad, confío que esto haría sentir orgulloso a mi padre. Además, en agradecimiento a todos ustedes, tienen toda mi concentración puesta en ayudar a mejorar nuestro Departamento de Hacienda y lograr que éste sea uno de calibre mundial, uno que por el bien de todos los puertorriqueños ayude a atender las necesidades de los menos afortunados.

Ahora solo me resta escribir lo siguiente a mi padre: Bendición papi, te amo con todo mi corazón.