Por Edgardo Rodríguez Juliá*/Este Ben <><>& Jerry’s está ubicado en los bajos de la Estación Torrimar del Tren Urbano de Guaynabo City. Es lugar de encuentros al aire libre para jovencitos suburbanos que vienen de las lecciones de tenis sabatinas, o se detienen para el mantecado después de clases, muchachería de San Ignacio, María Reina, Colegio Rosa Bell o Maristas. Casi todos de tez blancona, conversan en ese tono jaquetón y de vocales explayadas que caracteriza la masculinidad de esta pequeña burguesía de urbanización rica./ppSon, por decirlo con caridad, guaynabiños, jovencitos en posesión de su clase y la pretensión de sentirse herederos del país. Se interrumpen con la seguridad envidiable del privilegio, casi siempre en voz alta, por lo que fue fácil escuchar la conversación: ensayan para ser algún día contertulios de gente etiqueta azul, como Romero Barceló. Voy a Ben <><><><><><><><><><><><><><><><><><> Jerry’s porque está decorado a la manera de algún quedao de los años sesenta: cientos de fotos de los Beatles, las margaritas de los Flower Children y el signo universal de la paz, peace and love. Husmear a estos Blue Experts es sentirme viejo y sentimental, a la vez alerta y con el oído inquieto. Esa edad es como para añorar los barros y el senior prom./p

p— Y yo le pregunto dónde estudió el pai./p

p— y qué es el pai?…/p

p— Abogado… Y me dijo y que en Harvard… Y su abuela y que también estudió en Harvard mano./p

p— Y tú le crees…/p

p— Y yo que le digo… Y pa’ qué tu abuela estudió en Harvard… Pa’ robarle mejor al gobierno?/p

pA los catorce años yo estaba pendiente de las proezas de Peruchín Cepeda, no a la corrupción gubernamental. Resalta que estos guaynabiños, herederos en pocos años de la Palma e icónicas empresas relacionadas con los contratos del gasoducto como la cínicamente llamada ‘Blue Experts’ —cuyos abogados eran Gerardo ‘Toñito’ Cruz y Tomás Rivera Schatz— ya tengan en su trasfondo anecdótico la corrupción moral que vive Puerto Rico. Es un cinismo juvenil lleno de veracidad. Dentro de poco —luego de la obligada estadía en Yale, Harvard, Stanford o Georgetown— heredarán el erario público con la mayor exquisitez y levedad, enterados de las trufas y el caviar de beluga, los Cabernets aconsejados por Paco Villón, la sensibilidad por el lujo aprendida en los ‘eating clubs’ de Princeton. Estos principitos Light Blue nada tendrán de la espesura fondera de Rivera Schatz y Toñito Cruz. Su ambición será la suavidad fortuñista, esa escrupulosa sensibilidad moral aprendida en el Colegio Maristas./p

pRay Chacón, a quien Fortuño favoreció con el contrato más jugoso del gasoducto, condiscípulo del gobernador en el Colegio Maristas de Guaynabo, y cuyo ‘expertise’ consistió en subcontratar una compañía de ingenieros radicada en Houston, aparentemente salvó de la quiebra su compañía, Ray Engineers, con el jugoso contrato de $9.6 millones./p

pEstablecido el hecho nos preguntamos por la sensibilidad ética de esta clase dirigente ya acostumbrada al saqueo del erario público. Jóvenes formados en los mejores colegios católicos del país, qué han aprendido sobre la honestidad y la modestia, sobre todo en lo que toca a los dineros para el bien común? Es como si los herederos del nuevo Puerto Rico sólo tuvieran la delicadeza de proclamar sus filiaciones de clase. Sobre Fortuño dice Ray: ‘Es mi amigo desde séptimo grado. También es correcto que hemos ido a esquiar juntos’. Se trata del descaro, o como diría Ignacio Rivera: ‘in your face’. Ray Chacón, este cubano boricua parece tener la sensibilidad ética de una butaca. El Colegio Maristas debe sentirse orgulloso./p

pEl Penepé es muchas cosas; es la coalición de clases más amplia y loca que ha conocido nuestra historia política. Ya se habla de los ‘dark blue’ y los ‘light blue’. Los ‘dark’ son los Rivera Schatz y los Chuchin, los ‘lights’ son los padres de los guaynabiños Ben & Jerry’s, quienes encarnan esa impasible levedad suburbana de Ray Chacón. Refiriéndose a Cordero, el director ejecutivo de la A.E.E. y principal propulsor del gasoducto, Ray, el blanquito azul celeste, nos dice: ‘Pero no soy amigo de salir con él, no como con el Gobernador. Nunca he salido socialmente, con Cordero, pero lo aprecio mucho’. Pues claro que lo aprecia; un light blue favorecido aprecia al dark blue, quien lo sacó de la bancarrota, con esa sutil condescendencia del juntos pero no revueltos; ustedes allá y nosotros acá, que nosotros somos gente blanca de Guaynabo City.

En Guaynabo

A 3 de mayo de 2011

*El autor es escritor.