El juicio federal contra Pablo Jose Casellas Toro, acusado en ese foro de emitir una declaración falsa a agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en ingles) al alegar ser víctima de un ‘carjacking’, podría terminar esta misma semana, de acuerdo al juez que preside el caso, Joseph Goodwin.

En el segundo día de desfile de prueba, la fiscalía, representada por Andy Camacho y Michael Gilfarb, del Distrito de Florida del Sur, sentaron a cinco testigos que fueron entrevistados por ambas partes de forma rápida. Al momento, siete personas han testificado de las 19 que el Ministerio Público citó.

Este martes, Rafael Díaz Berrios, agente de la Policía adscrito a un ‘Task Force’ de Crímenes Violentos del FBI, indicó que entrevistó al excorredor de seguros un día después del supuesto incidente, el 18 de junio de 2012.

Según su relato, el hijo del juez federal Salvador Casellas le dijo que tres hombres salieron de la maleza cuando iba camino al Club Metropolitano de Tiro, le dijeron que se detuviera y uno de ellos, después de pedirle el reloj y la cartera, le disparó hiriéndolo en el brazo derecho.

El hombre de 49 años, de acuerdo a Díaz Berrios, alegó que le robaron dos armas que llevaba en su bulto; una FN Five Seven y una German Sport calibre 22. Esas pistolas fueron recuperadas un mes después en su casa cuando se reportó el asesinato de su esposa, suceso por el que cumple 109 años de prisión.

Previo al agente de la Uniformada, testificó Julia Hernández Arroyo, examinadora de evidencia digital del Instituto de Ciencias Forenses, quien evaluó la computadora de Casellas Toro.

Sobre ese análisis, comentó que un anuncio del club de tiro fue enviado al correo electrónico del acusado (pcasellas@onelink.net) el 11 de junio de 2012, seis días antes del supuesto robo a mano armada. La información que contenía ese mensaje es que el establecimiento permanecería cerrado el 17 de junio, Día de los Padres. Señaló, también, que ese correo electrónico fue leído, pero las pruebas no especifican quién tuvo acceso a él, si el propio Casellas Toro o algún familiar.

Los otros testigos del día fueron el agente federal Gregory Gruel; quien llegó a la escena, Francisco González; presidente del Club de Tiro y Fermín Hernández Abad, doctor que atendió en el Hospital al implicado el día del presunto suceso.

El galeno manifestó que el hombre de 49 años tenía una herida de bala con entrada y salida en el brazo derecho.

‘Me explicó que le habían hecho un‘carjacking’y que le habían amenazado con una pistola. Que intentó salir por la ventana del pasajero, que le dispararon y que el tiro le dio. Que yo recuerde, la herida no le estaba sangrando mucho’, detalló Hernández Abad.

‘Se comportaba un poco inquieto. Estaba muy hablador. Hablaba demasiado y estaba muy activado’, agregó el doctor.

El largo interrogatorio del Ministerio Público y elredirectode Francisco Rebollo, abogado defensor, provocó de cierta forma la molestia la juez de Virginia,JosephGoodwin, quien le llamó la atención a las partes.

‘El doctor habló con él diez minutos y ustedes llevan más de una hora’, advirtióGoodwin, quien en medio del juicio pareció haberse quedarse dormido.Cabe destacar que Goodwin, quien es juez de West Virginia, pareció dormirse en el estrado durante las preguntas de las partes. Miembros del jurado, en su mayoría mujeres, también intentaban no dormirse en medio de la sesión.

El juicio federal contra Casellas Toro, acusado de tres cargos, continuará el miércoles en la sala 3 del Tribunal Federal en Hato Rey.

*Parte de la información fue publicada a la 1:22 p. m.