Un norteamericano, que vino de visita a la Isla, fue sorprendido la semana pasada cuando intentó enviar 16 coquíes a Ohio por medio de FedEx. El Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) comenzó una investigación contra el individuo, que se cree participaba del mercado ilegal de crianza y venta de anfibios.

El turista había informado que estaba enviando carteras, pero en el proceso de sellar el empaque, una empleada escuchó el canto de los animales y abrió la caja. Luego indicó que supuestamente pretendía enviar los coquíes, que son considerados patrimonio natural, como ‘regalo’ a un amigo. El doctor Rafael Joglar, quien fue el enviado por el DRNA, indicó que los coquíes estaban empacados en la forma que lo haría un experto y separados por especies.

El DRNA confirmó a este diario que 11 de los animales se encuentran en el Centro de Confinamiento de Animales, donde se les mantiene apartados para garantizar su recuperación. Cinco de los coquíes, pertenecientes a la especie conocida como ‘coquí de las hierbas’, murieron debido a una enfermedad. Los restantes pertenecían a la especie conocida como ‘Coquí común’, que es la que más abunda en la isla.

Aunque estas dos especies no están en peligro de extinción, los individuos – tanto el que enviaba como el destinatario – se aprestan para una multa de hasta $500 y un máximo de seis meses de cárcel, según lo estipula la Ley de Vida Silvestre de Puerto Rico.

Joglar alegó que por muchos años se ha hablado de que estas cosas suceden en Puerto Rico, pero no fue hasta la semana pasada que se pudo ver cómo se hace. ‘El mercado de mascotas ha aumentado muchísimo. Los reptiles y anfibios han cobrado auge a nivel internacional, lo que lleva a este tipo de actividades ilegales’, comentó quien se dedica al estudio de estos animales.

El profesor destacó que para evitar la captura y venta de estos animales se debe comenzar una campaña educativa que comprenda desde que el turista pisa el aeropuerto hasta otros lugares de interés turístico.