La marejada es inestable en la venta de botes. Hoy sin embargo, en la exhibición de botes del distribuidor Wally Castro en Plaza Las Américas, los vendedores celebraban haber realizado dos ventas y tener tres más en proceso.

‘El problema es que la banca ya no financia botes. Aún si la persona tiene un buen sueldo los bancos se niegan a prestarle para eso’, comentó Wally Castro, propietario de tercera generación de la distribuidora.

El negociante explicó que en el 2004 las ventas comenzaron a disminuir pero no fue hasta el 2006 cuando todos en la industria se dieron cuenta que el mercado había cambiado. No obstante, Castro argumentó que desde que cayó el mercado, la reposesión de botes es apenas un 2% y aunque comprar un bote pudiera representar lujo para algunos, es igual que comprar un carro deportivo que el banco probablemente aprobará.

‘Quienes compran ahora son lancheros, ya no hay ese flujo de clientes nuevos que había antes. Ahora se da mucho el ‘trade in», señaló Castro añadiéndo que lo que más se compra son marcas con buena fama como ‘Boston Whaler’ para luego poder hacer reventa.

El negociante estimó en 60 mil las personas que tienen bote en la isla, muchos de ellos hombres, profesionales, retirados y con familia.

‘Esto es un deporte cien por ciento familiar. Hay pocas actividades en las que tienes ‘quality time’ mientras todo el mundo hace algo’.

Los botes en la exhibición comenzaban en 15 mil dólares, pero el horizonte es el límite cuando de embarcaciones se trata. Las lanchas, recalcó, son las que mantienen el movimiento en la industria.

‘Mira esta por ejemplo, esta es del 68′ y mira cómo está. Depende del mantenimiento que se le de un bote puede durar muchos años’, aseguró Castro mientras señalaba uno de los modelos.