Hermes Croatto cautivó a su público en su concierto sinfónico para los padres
Con un viaje repleto de recuerdos y alabanzas folclóricas, el cantautor puertorriqueño rindió honor a su padre Tony Croatto en su primer concierto sinfónico, que tras su gran acogida, tendrá una segunda función en el mes de agosto.
El afamado cantautor italo-boricua Tony Croatto, fallecido en el 2005, recibió el pasado viernes por adelantado un soberano regalo póstumo de 'Día de los Padres'.
El menor de sus retoños se encargó de que el mensaje llegara expedito al cielo.
Hermes Croatto Viera, hijo menor de la gran leyenda de la música folclórica puertorriqueña, presentó con éxito el viernes en la Sala Sinfónica Pablo Casals del Centro de Bellas Artes su concierto sinfónico en honor a los padres y en el que fue acompañado por los miembros de su banda y de la Royal Symphony Orchestra de Puerto Rico.
Alejandro Croatto, nieto de Tony y sobrino de Hermes, lideró su banda y se encargó de apoyar en la guitarra a un inseparable tío, apenas varios años mayor que él.
La intimidad de la Sala Sinfónica permitió que Croatto, ataviado con una guayabera negra, y que al principio se mostró visiblemente nervioso ante la jornada que le esperaba frente a unos 1,300 espectadores, se relajara e iniciara su viaje entre melodías de su repertorio, pero también de aquellas que fueron muy popularizadas en el pasado por su padre.
Ante la presencia de familiares, amigos y especialmente de su madre, la cantante y actriz Glorivee Viera, a quien se le vio muy emocionada en varios temas, Hermes abrió el concierto con una introducción de la orquesta basada en la canción "Yo habito".
Inmediatamente el joven exponente, con un ADN en la voz que permite recordar el registro y timbre de su padre Tony, arrancó con uno de los éxitos de este último, "Huellas" (tema de 1987), seguido del soberano poema "Agueybaná", en dónde Hermes soltó sus temores y demostró su casta.
Croatto fusionó muy bien su folclor y el aire sinfónico, y muestra de ellos fueron las interpretaciones de "Los Carreteros" y "Vida Campesina".
Una de las grandes sorpresas de la noche, fue cuando Hermes rindió tributo al gran compositor Antonio Cabán Vale "El Topo" en la interpretación del himno 'Verde Luz' por la que recibió un sonoro aplauso.
Pero fue en "Mi lucha", un relato de Tony, en el que afloraron mucho más las emociones de Hermes y que dio paso al recuerdo de la etapa de su padre y su encuentro con la fe.
"A mi padre todos lo conocen por lo gran ser humano que fue. Por lo gran músico. Pero también tuvo sus luchas", dijo Hermes previo a la interpretación a la que luego le prosiguieron "Creo en Dios", "Niño Jesus", "Cabalga al Infinito" (Canción inspirada en una carta de su abuela 'la 'Nona') y "Lo mejor de mí". Tony vivió en Hermes.
Otro gran momento se produjo cuando interpretó la canción "Lo mejor de mi", dedicada a su hijo Mauro, quien observando desde el segundo nivel de la Sala, saludaba orgulloso a su padre.
Los arreglos del repertorio estuvieron a cargo del maestro Martín Cerame, quien sentado en la última fila, del primer nivel del salón, aplaudió cada una de las interpretaciones de Hermes.
Su versión de 'Boricua en la Luna' ya anunciaba el final del espectáculo que sin embargo cerró con la canción con la que Hermes quisiera ser recordado en el ambiente musicial: "Borikén", un poema de su autoría dedicada a Puerto Rico.
Tras el magistral cierre, Hermes regresó a la escena -esta vez acompañado por su hijo Mauro- para concluir sus dos horas de presentación con el clásico de protesta "Oubao Moin", en donde dejó que toda la 'gloria' se apoderara de la escena.
Fue el primer evento sinfónico de Hermes en su joven carrera y en el que brilló.
Una segunda presentación se perfila para el mes de agosto en la misma sala.