Washington - Con cada paso al ritmo de bomba, con cada gesto que invitaba el repique del tambor, Melany Rivera De León pensaba en sus familiares en Aguadilla de quienes no tenía noticias a dos días del devastador golpe del huracán María.Huracán maldito llamado María

'Mi familia ha sido mi sosten y no se de ellos. Hoy están sufriendo, y yo con ellos. Con esto, estoy sintiendo que libero esa tensión y el estres', afirmó Rivera DeLeón, quien se dedica al área de planificación estrategica para la Administración del Seguro Social.

La actividad 'DC Ricans for Puerto Rico' se organizó en pocos días y cientos respondieron al llamado. Los autos con suministros hacían fila frente al Hawk & Dove a pocas cuadras del Capitolio. Los voluntarios descargaban los baúles llenos de cajas de agua, latas de habichuelas y atún, repelentes para prevenir la picada de mosquitos que empacaban y marcaban como 'zika/dengue kits'.

En cuatro horas, llenaron cuatro camiones largos al tepe con unas 78,000 libras de agua, comida, medicinas y otros artículos que se integrarían a la campaña Unidos por Puerto Rico, la iniciativa de la Oficina de la primera dama Beatriz Rosselló.

'Algo bueno que tiene el puertorriqueño es que mientras allá están sufriendo, los de acá vamos a trabajar por ellos. Y es por el tiempo que tome, porque esto no es asunto de algunos días o par de semanas,' aseguró Albita Rivera, de 50 años, mentora para nuevos maestros en Maryland, quien cantó plena y bomba en la actividad con los grupos Los Hijos 'e Plena y Proyecto Piquete.

Rivera explicó que la organización sin fines de lucro Semilla Cultural, que ofrece clases y promueve estos grupos, acordó donar todas sus ganancias por el próximo año para ayudar a reconstruir Puerto Rico.

No ha sabido nada de su familia en Comerío, uno de los municipios incomunicados que peligró al desbordarse el río La Plata e inundar el valle donde se encuentra el casco del pueblo.

'Ellos van a aparecer. Ellos están bien. Lo que pasa es que yo no lo se. Mi familia es guerrera,' afirmó Rivera, en tono positivo.

Las redes sociales tambien sirven como medio para organizar y enfocar la diáspora puertorriqueña en los esfuerzos de ayuda. Activistas en Nueva York reunidos para ver las imágenes que salían de Puerto Rico establecieron centros de acopio inmediatamente en varios puntos de la ciudad.

En Washington, la sala de conferencias de la Administración de Asuntos Federales de Puerto Rico (PRFAA) se ha convertido en un centro de coordinación para las llamadas de la diáspora, el gobierno de Puerto Rico, y el recogido de suministros para damnificados.

En Orlando, 14 organizaciones puertorriqueñas y latinas se unieron para coordinar ayuda para los damnificados a largo plazo. En una transmisión para la comunidad de Orlando, Jimmy Torres, de la nueva coalición Iniciativa CASA le aconsejaba calma al público. Advirtió que en estos momentos, con la tragedia tan reciente, personas preocupadas por sus familiares no deben ir a Puerto Rico hasta que se estabilice un poco más.

Sin hallar nada en las redes, el medio más tradicional fue lo que ayudó a calmar a Francis J. Rentas en Washington, quien estaba 'histerica' y lista para montarse en un avión hacia San Juan.

Sus padres, que estaban de viaje por casualidad, llamaron al telefono de su casa en Las Piedras - un telefono viejo instalado hace años - y contestó el empleado de mantenimiento quien había ido a inspeccionar los daños. Al ver que el telefono funcionaba, invitaron a varios vecinos a usarlo para llamar sus seres queridos con noticias.

Algunos ya planifican decir presente en la Isla en algún momento del largo proceso de recuperación. Ángela Mendez, de 31 años y empleada del gobierno federal, tuvo suerte de poder hablar brevemente con su hermana, quien perdió todo en Dorado.

'Mi hermana está de buen ánimo y dice que lo material se repone. En cuanto pueda voy a ir para Puerto Rico para ayudar a reconstruir,' afirmó Mendez.

Como muchos otros, su amiga y compañera de trabajo Alexandra Laborde está considerando otro plan de acción. Su madre, su hermana y un sobrino están bien, con daños mínimos en la casa, pero al enfrentar semanas o meses sin electricidad y, posiblemente, sin agua potable, tal vez los traiga a vivir con ella a Washington o con otro familiar en Orlando.

La manera de ayudar a su familia y a Puerto Rico ahora y en el futuro estaba en lengua de todos. Entre cervezas y noticias de su gente, se unieron varias veces el coro de una plena que Albita Rivera había compuesto esa mañana.

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