El Gran Combo se adueña del verano en Nueva York en su 55 aniversario (galería y video)
Nueva York - En la víspera del desfile puertorriqueño en Nueva York, el Gran Combo de Puerto Rico celebró su 55 aniversario con un concierto de casi tres horas en el Madison Square Garden. Pero tratándose de La Universidad de la Salsa, la noche fue mucho más que una celebración del wiken boricua en esta ciudad. Fue una fiesta latina cuyo momento climático llegó cuando hacia el final del show, mientras Los Mulatos del Sabor interpretaban su clásico navideño La Fiesta de Pilito, lanzaron su ya icónico llamado ¡Todo Puerto Ricooooo!. Ante el grito, el público deliró.
En medio de un mar de banderas puertorriqueñas, colombianas, dominicanas, peruanas y venezolanas con furor, respondiendo a ese llamado clásico a la fiesta y al que sechaveto'.
Ese ambiente se sentía desde temprano en la mixtura de acentos latinoamericanos que se escuchaba mientras la gente entraba al recinto. Se sentía también en los pasillos mientras la gente se daba el palo, saludaba a los amigos o se tomaba un cafecito con galletas en uno de los espacios de Goya que adornaban el Garden.
En los pasillos por ejemplo caminaba el señor Raúl Millán, caleño, quien se identificó como 'salsómano a morir', que andaba filoteao de traje y sombrero crema pues venía a ver al Gran Combo por primera vez en su vida de la mano de su hija Patricia. O los panas que, también vestidos de punta en blanco, al encontrarse en la fila del bar se saludaron con un abrazo y dijeron, 'Papi, hoy nos vamos a curar bien duro!' 'Nah, deja eso yo vine clean a oír al Gran Combo en baja, tranquilito con la doña, papi'.
También, el joven peruano que llevaba una t-shirt con Héctor Lavoe en el pecho que decía 'El Callao', la pareja con bandanas de la bandera boricua y con t-shirts que decían, la de ella 'His Queen' y la de él 'Her King', o la señora nuyorican que, aunque no quiso decir su nombre, sí confesó que el traje rojo elegantísimo que llevaba puesto era necesario porque ella iba a ver a Los Mulatos del Sabor 'y eso no es cualquier cosa'.
Y es que asistir a un aniversario del Gran Combo es tema especial.
Se trata de repasar el repertorio clásico de esta orquesta. Canciones que se grabaron en la memoria popular de tantos barrios y esquinas del continente, cruzando generaciones, por cantarle con sencillez y afinque a las bregas del día a día. En tarima, se escucharon temas clásicos como Aquí no ha pasado nada, Acángana, La Muerte, Vagabundo, El Menú, Teléfono, Y no hago más na', Don Goyo, Julia, Timbalero, Me liberé, La Fiesta de Pilito y No hay cama pa' tanta gente. La ñapa fue Ojos Chinos.
La lista de invitados de lujo incluyó a Luisito Carrión con Brujería, Ismael Miranda con Serrana, La India con Un verano en Nueva York y José Alberto 'El Canario' con Se me fue.
En honor a la verdad, todos se lucieron en sus interpretaciones de temas icónicos de esta institución musical, particularmente El Canario con su sabor y jocosidad habitual.
Mención aparte merece, porque a estas alturas del juego ya no es un invitado sino un integrante más de Los Mulatos del Sabor, la intervención de Gilberto Santa Rosa. El Caballero de la Salsa, interpretó tres temas—Las hojas blancas, Goyito Sabater y Guaguancó del Gran Combo. Y la verdad sea dicha, con Gilberto al frente el Gran Combo sonó más a Gran Combo que en el resto de la noche.
El concierto arrancó con Aquí no ha pasado nada, pero quien sabe sabe que mucho ha pasado en cinco décadas de éxitos musicales. Cinco décadas que también han conllevado caídas y renaceres. Podría uno hasta decir que no hay un solo Gran Combo, que está el Pellín y Andy, el de Andy y Charlie, el de Charlie, Jerry y Papo, y el de Jerry, Papo y Anthony. Pero no hay que complicarse la existencia demasiado con esos tripeos historiográficos, si el asunto aquí se trata indiscutiblemente de que este es el Gran Combo de Don Rafael Ithier.
Ithier se paseó con calma aunque efusivo toda la noche por la tarima del Madison Square Garden. A sus noventipico de años, con un traje plateado brillante que contrastaba con el rojo de sus mulatos, dirigió a sus muchachos, vaciló con sus invitados, bailó, dijo sus chistes de siempre y habló a ratos con su público. Un público que estaba a sus pies, que lo vitoreaba con delirio cada vez que podía, que grababa con sus celulares todo lo que podía del show y que no paraba de hacerse selfies con el escenario de fondo.
Un público que reconocía con esa bulla constante la grandeza del maestro que ha liderado por 55 años esta institución musical clave en el pentagrama caribeño y latinoamericano.
Por eso, quizás, cuando La Universidad de la Salsa gritó Todo Puerto Ricooooo!, la gente respondió con delirio levantando sus banderas, tragos y celulares como si dijeran en medio del vacilón si el año pasado, tuvimos problemas, quizas este año tengamos más… que venga morcilla, venga de toooo, y que se chave tó, compai!