La inmersión de Don Cheadle en la mente de Miles Davis
Llevar a la gran pantalla la vida de Miles Davis fue una obsesión durante años para Don Cheadle, cuya inmersión en la mente del celebre músico se traduce en 'Miles Ahead', un biopic con el que según explicó el miercoles trató de alejarse de las reglas y los convencionalismos.
Así al menos es como le hubiera gustado que se llevara a cabo un proyecto sobre su figura al propio Davis, apuntó Cheadle durante la presentación en Los Ángeles (California) del filme, que llegará a las salas este viernes.
Y para conseguirlo contó desde el principio con el apoyo y el beneplácito de la familia del genio del jazz, fallecido en 1991 a los 65 años y autor de joyas como 'Kind of Blue', 'Sketches of Spain' y 'Bitches Brew'.
De hecho, en 2006, cuando Davis entró de forma póstuma en el Salón de la Fama del Rock and Roll, su sobrinoVince Wilburn, anunció que Cheadle sería el tipo perfecto para interpretar a su tío en el cine.
Aceptada esa responsabilidad, Cheadle, un enorme fan de la música de Davis, se embarcó en el proyecto, apostó por su propia visión de la historia y decidió asumir el mando en todos los frentes posibles.
'No quería hacer la típica historia sobre una personalidad histórica', confesó el intérprete.
'Aposté por crear una narrativa donde se sintiera la energía y la creatividad de la mente de Miles y que fuera similar a una composición. No quería rodar un programa didáctico con trozos de su vida', indicó.
El resultado es la ópera prima de Cheadle como director, un trabajo que, efectivamente, huye de los estereotipos de las biografías y del que también es responsable como actor protagonista -ya aparece en los primeros pronósticos para el Óscar de 2017-, coguionista (junto a Steven Baigalman) y coproductor.
'A cada paso que daba, el miedo me acompañaba', concedió Cheadle.
'Sabía que cualquiera de esas facetas ya de por sí me iba a exigir un reto tremendo. Traté de buscar a otras personas para que me ayudaran, pero todos me dijeron que era mi proyecto y que yo debía hacerlo. Así que lo hice', manifestó.
La historia gira en torno a la situación personal del músico en 1979, un periodo de sequía artística en Davis, muy diezmado físicamente, envuelto en problemas con el alcohol y las drogas y atormentado por los recuerdos de su matrimonio con la bailarina Frances Taylor.
Al borde del abismo, y con la ayuda de un periodista que irrumpe en su vida, Davis encontrará la salvación en su propio arte.
Con un presupuesto de 8.5 millones de dólares, apenas un mes de rodaje y un reparto que incluye a Ewan McGregor, Emayatzy Corinealdi, Lakeith Lee Stanfield y Michael Stuhlbarg, Cheadle abrazó la tarea más complicada de su vida artística, que incluía, cómo no, dar vida al célebre Miles Davis.
La transformación del actor, que incluso se lanza a tocar la trompeta en algunas fases de la cinta, es uno de los puntos más destacados de la cinta, según coincide en señalar la crítica especializada.
'Nunca he sentido que haya dado en el clavo con un personaje en toda mi carrera', confesó Cheadle.
'Y creo que cualquier actor, si alguna vez siente que lo ha conseguido, está equivocado. Verse a uno mismo en la pantalla te hace sentir muy vulnerable. Siempre te imaginas de forma diferente a cómo te ves', declaró.
Cheadle salió airoso de su cometido, pero el esfuerzo dejó secuelas. Algunas, incluso, durante el rodaje.
El artista reconoció que hubo días en los que deseaba abandonar el proyecto, agobiado por la responsabilidad y la falta de sueño.
'Hubo incluso un momento en que me sacaron de la cama y me arrastraron al set. No me podía mover. No me podía levantar ni dar un paso. Eso es producto de lo importante que es para mí esta historia. Tienes demasiado miedo a que algo no funcione', sostuvo.
De toda la experiencia, lo que Cheadle extrajo principalmente fue 'admirar la creatividad y la búsqueda incansable de Davis del siguiente sonido'.
'Siempre buscó nuevas fórmulas. Odiaba repetirse. Es alguien que me inspira en mi trabajo. En ese aspecto, quiero ser como él', finalizó.