'Antes que cante el gallo' retrata la crudeza del campo (vídeo)
Una niña sube por una estrecha carretera de un barrio en Barranquitas. Viste el uniforme escarlata de su escuela y en la mano, carga un machete que golpea contra el piso mientras lanza gruñidos que se confunden con los ladridos lejanos de un perro. Echa a correr. Las hojas de un platanal sirven de fondo para las letras: 'Antes que cante el gallo'.
Se trata del segundo largometraje del director Arí Maniel Cruz y la guionista Kisha Tikina Burgos, el dúo creativo puertorriqueño que creó el filme 'Under My Nails', thriller erótico que en el 2012 ganó el premio de mejor película estadounidense en el Festival Internacional de Cine Latino de Nueva York.
En esta nueva propuesta, en que Santiago Benet asumió la dirección de fotografía y Eduardo Cabra compuso la música, se retrata un campo que se aleja de lo idílico, trabajando la crudeza de la tierra y las hojas, que puede tornarse abrumadora.
'Se trabaja mucho con el ruido del campo, los ruidos de los motores, de los jeeps, y cómo el campo también puede ser muy violento, sin mucha esperanza ni motivación para los jóvenes. También puede ser un espacio de aislamiento, y la violencia ya no es exclusiva de los espacios urbanos', dice Burgos, que una vez más pone su pluma al servicio del lente.
En esta nueva propuesta, una niña (Miranda Purcell) abandonada a su suerte por sus progenitores, vive con su abuela (Cordelia González). Luego de que su madre (Kisha Tikina Burgos) la abandona una vez más en ese pueblo de Barranquitas, a sus trece años conoce finalmente a su padre (José Eugenio Hernández). Esa búsqueda de amor y aceptación comienza a confundirse con su pubertad, desatando un complejo descubrimiento de su propia sexualidad.
La historia surgió en una clase que tomó Burgos como parte de su maestría en escritura de guión y dramaturgia de la Universidad de Nueva York (NYU), pero realmente empezó mucho antes. Burgos se crió en Barranquitas y tampoco conoció a su padre durante su infancia.
'Uno empieza a escribir con algo muy íntimo, muy cercano a uno, y eso se convierte después en otra cosa, se transforma. Yo vengo de la zona rural. La historia empezó desde ahí y se quedó ahí, no tenía por qué moverse a otro espacio. Queríamos el desarrollo del personaje a través de la naturaleza… la naturaleza se vuelve hasta abrumadora, invita a la soledad, a la reflexión', dijo.
Con este largometraje que estrenará en Puerto Rico luego de efectuar su buen recorrido por festivales internacionales, se une a 'La granja' de Ángel Manuel Soto en ese giro que está atravesando el cine puertorriqueño. Se trata de un giro hacia la historia como esencia, hacia el arte de contar, hacia la dramaturgia de los actores profundos y complejos en escena.
'Tenemos que mirar hacia la historia como un ente principal y dejar de tratar de dar un trabajo como Hollywood, eso ya tiene que ser una regla de nuestro cine. Tenemos que mirar otro tipo de cine, el de Cuba, de Chile, de Colombia. Ese es el cine que nos llama la atención, con historias más íntimas, que tienen que ver con los recursos que tenemos: la escritura y los actores. Es una respuesta a la realidad económica', opina Burgos.
El cuerpo actoral está conformado por experimentados artistas como Cordelia González, José Eugenio Hernández, la propia Burgos, Israel Lugo, Yamil Collazo, sumados a jóvenes artistas como la protagonista Miranda Purcell o Isadora Cintrón. Es un elenco cuyo principal motor de vida fue lograr una actuación sobre todo creíble, humana, íntima.
'[En la actuación] Arí buscaba una naturalidad extrema. Quería trabajar unas actuaciones muy reales, que el actor le diera también, que no nos suscribiéramos exclusivamente al guión. Busca un actor que no le hace todas las preguntas del mundo, que busca en sí mismo el personaje, no las respuestas en el guión, sino en el momento, en su cuerpo, en la vivencia de ese personaje desde sí mismo. Es medio documental', cuenta entusiasmada la actriz, quien por su rol protagónico en 'Under My Nails' sumó varios galardones.
Luego de que el proyecto fuera aprobado por la Corporación de Cine, atravesó un proceso de reescritura que se nutrió del ojo externo de diferentes productores y directores que sirvieron de asesores para dar con esa esencia de la película. A su vez, el incentivo de la Corporación permitió que el grupo de artistas cobraran por su labor.
'Esta vez pudimos cobrar algo, súper humilde para lo que hicimos, pero por lo menos cobramos. Es la primera vez que me pagan por un libreto', dice una Burgos sencilla. Considera eso un paso de avance, lo cual refuerza más la certeza de que queda un largo camino por recorrer.
'Yo creo que nuestro cine es muy pequeño, estamos en pañales en comparación con otros países, pero hay muchas historias que contar… seguimos tratando de hacer lo mejor con las circunstancias que tenemos, que a veces son hasta injustas –mucha gente que han solicitado al Fondo, no se le dan–. Tenemos muy pocos recursos, es un milagro hacer lo que estamos haciendo', dice.
Aún los proyectos fílmicos boricuas carecen de herramientas sólidas de distribución. 'Nos falta una presencia en el exterior también, porque la mayoría de las personas que van a estos festivales [de cine internacionales] no saben ni dónde queda Puerto Rico y esta es una labor que tenemos que hacer, decir: esto es Puerto Rico, estas son nuestras historias', concluye la cineasta.
Antes que cante el gallo - Trailer from Rojo Chiringa on Vimeo.