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Sie7e: Loco por 'dejar el alma' en el 'Cholibeach' (vídeo)

David Rodríguez Labault, mejor conocido como Sie7e, está sentado en la espaciosa sección de arena del coliseo Jose Miguel Agrelot. Esa amplia superficie se llenará de arena -sí, arena de playa-, de palmeras, el aire se perfumará de aceite de coco y las luces simularán un atardecer.

Con esa onda tropical, relajada, vibrante de aura caribeña, es que Sie7e quiere recibir al público boricua que lo acompañará en la noche del 6 de febrero en el primer concierto del artista en el icónico espacio musical en Hato Rey.

Calzando sus chancletas –como ahora, que está en chancletas, con una camisa con el nombre de Bob Marley, tumbado en una silla, tocando acordes esporádicos en su guitarra que es como una extremidad más– Sie7e saldrá a ocupar el escenario del 'Choliseo', e invita a todos los que asistan a este 'CholiBeach' a andar en chancletas. 'Que no se tomen tan en serio ni traten de impresionar a nadie, que vengan como si fuera un concierto de playa', sonríe.

Ese aire descuidado, irreverente, lo acompañará con un espectáculo musical minucioso, del cual se ha encargado a cuidar cada detalle. 'Quiero dar un trabajo de música de calidad, tocada en vivo y no con una maquinita… con el impulso y el corazón puesto. Con sus errores y virtudes, va a salir algo genuino', asegura.

Sie7e celebrará así diez años de carrera artística en el Coliseo que ha sido testigo de tantos artistas. 'Voy a tocar aquí donde estuvo Sting, no lo creo, pellízcame', dice. Además, menciona a Robi Draco Rosa, a Ricky Martin, Calle 13, Kany García, Pedro Capó, Juan Luis Guerra, nombres de músicos latinoamericanos cuya energía cree que ha quedado impregnada en las paredes del 'Choliseo'. Ahora es su turno de llenar de energía el viento dentro del monstruo de cemento y melodía.

Ahí, con la unión cómplice entre él y sus músicos también puertorriqueños, de su guitarra enlazada a otras dos guitarras eléctricas, un bajo, una batería, un teclado, barriles de bomba, entonará canciones reconocidas de esos diez años de música –'Tengo tu love', 'So What', 'Muchas cosas buenas', 'Cógelo ahora', 'Te regalo una promesa'–, junto a canciones menos conocidas que agrupará en un set acústico que desnudará el escenario de sonidos más allá de él y su inseparable guitarra, así como interpretará 'A besos', junto a la ecuatoriana Mirella Cesa, quien probablemente visitará Puerto Rico.

'Estoy loco por conectar con la gente, loco por verlo todo montado, por que prendan esas bocinas, conectar los instrumentos y dejar el alma', dice. Admite que quizás no es el momento justo si se toma en cuenta la crisis económica, la incertidumbre boricua, el desgaste gubernamental. Sin embargo, llama esta travesía una 'locura bonita' en estos tiempos difíciles, y dice sentirse honrado de que haya gente que elija esa noche 'para desconectarnos y recargar la batería'.

Además, ya necesita regresar a Puerto Rico. 'Tenía que hacerlo, me lo debía a mí y a mi gente', manifiesta.

En esos diez años de carrera que empezaron en el 2005 cuando aquel veinteañero nacido en Bayamón decidió abandonarlo todo por la música en una caída al vacío que lo ha llevado a recorrer el mundo –España, Venezuela, Colombia, Argentina, por decir algunos países–, que lo llevaron a recoger el Grammy Latino a Mejor Artista Nuevo en el 2011, si algo se ha mantenido constante es la vuelta siempre al reggae.

'Yo orbito mucho, estoy siempre alrededor del reggae, todavía no estoy parado en el planeta reggae pero estoy orbitándolo ya', asegura. Para su próximo disco, planifica enfocarse más en este género 'simple y poderoso', con un enfoque más 'roots'.

Aun así, mantiene su voto a favor de la fusión de ritmos, que lo ha llevado a combinar la salsa con el reggae, a apropiarse de la batucada y de la samba, a experimentar con el hip hop –se autodenominó 'un rapero que toca guitarra' ante Vico C– a trasladar un compás de bomba a los acordes de la guitarra. 'Nuestros ancestros nos dejaron todas las herramientas, nos queda jugar con ellas', versa.

Lo que sí ha cambiado, sostiene, es la forma de escribir, en su búsqueda de 'nuevas y mejores maneras de cómo decir las cosas que siento que tengo que decir'. En su proceso creativo, escribe una canción en media hora, y luego se tarda días, meses, en los casos más extremos, años simplificando. 'De qué sirve ser muy versado si no te entienden bien', opina.

En su proyecto, a Sie7e le interesa que se le entienda, que la gente conecte con sus letras y sus realidades. Por el momento, deja a un lado la melodía elaborada y compleja para darle paso a un proyecto sencillo 'para la gente'. 'Vuelvo a Bob Marley', dice. Toca y canta el estribillo de 'One Love'. 'Tres acordes y está diciendo todo lo que tenía que decir, no procuró impresionar a nadie. Cuando dejas de tocar para el instrumento y empiezas a tocar para la canción es un ejercicio de humildad muy bonito y salen canciones reales, ahí salen canciones que pegan a la gente', conversa.

Y todo lo que necesita decir está en las letras de ese 'feel good music' que lo caracteriza, con sus composiciones que no pretenden pintar las cosas color de rosa, pero sí busca la luz dentro de las precariedades del mundo que habita. Lo sabe porque, confiesa, en su momento fue un 'hater', un 'deprimido', y acompañado de la música, aprendió a apostar a la felicidad como si eso en sí ya fuera un acto de rebeldía en una realidad acostumbrada a la pesadumbre.

'En este lado del mundo, las depresiones que nos dan a nosotros es porque nos alejamos de las cosas que nos hacen feliz', sostiene. Y eso es lo que pone 'muy simple' en sus canciones.

'Yo pude ser banquero, pero toco la guitarra y no me da ni hambre. Tú tienes que hacer lo que te apasiona. Tú naciste para ser feliz, tú no naciste para hacer lo que sea que te dicen que tienes que ser porque es más seguro. Nada es seguro en la vida… Quizás no te sale la jugada pero te moriste en el intento', concluye.

David Rodríguez Labault, mejor conocido como Sie7e. (Josian Bruno / NotiCel)
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