El hombre que asaltó el cielo desde las Torres Gemelas
'¿Por que?', es una de las preguntas que más veces le han hecho a Philippe Petit desde que el 7 de agosto de 1974 se paseó por un cable tendido entre las dos Torres Gemelas de Nueva York a más de 400 metros de altura. Hoy, a sus 66 años, el poeta del aire sigue sin tener una respuesta fácil.
'Mi vida entera es la respuesta a esta pregunta, una vida de explorador, interesado en la perfección y la superación', señala en una entrevista con Efe con motivo del estreno en España de 'The Walk', un filme sobre su hazaña dirigido por Robert Zemeckis y protagonizado por Joseph Gordon Levitt.
'Nunca he formado parte del mundo circense. Aprendí solo, de joven me expulsaron de cinco escuelas y me fui de casa a los 17 años para dedicarme a esto', añade el funambulista francés, queriendo aportar datos biográficos que ayuden a entender su osadía.
La entrevista se desarrolla en una espectacular sala de cine efímera construida para la ocasión en la azotea de uno de los edificios más altos de Madrid, la Torre Picasso, concebida por Yamasaki Minoru, el mismo arquitecto de las Torres Gemelas, que enamoraron a Petit cuando era joven.
La historia de sus orígenes como juglar en las calles de París, su descubrimiento del cable, la minuciosa preparación de su asalto, las dificultades, el equipo de fieles de los que se rodeó..., todo se había contado ya en el documental de James Marsh 'Man on wire', que se llevó el Óscar en 2009.
La mayor novedad que aporta el director de 'Back to the Future' o 'Forrest Gump' es transmitir al espectador la sensación vertiginosa de estar sobre la cuerda floja, gracias al 3D y a una combinación de efectos digitales y recreación en plató de la azotea, muelles y pasillos del World Trade Center.
'Esta película es un gran espectáculo en pantalla', señala Petit, que antes de las Torres Gemelas se había deslizado ya por las alturas de la catedral de Notre Dame y del puente de acero más grande del mundo, en Sydney.
Obviamente, ni Marsh ni Zemeckis fueron los primeros en ofrecerle llevar su vida a la gran pantalla.
'Siempre había dicho que no, por varias razones. La principal es que quería ser yo quien protagonizara la película, hasta que he comprendido que no podía ser. Y también porque nunca me ofrecían la colaboración directa con el director, algo que sí hizo Robert. Eso lo cambió todo'.
Al margen del espectáculo, lo más importante para este hombre a quien Bob Dylan dedicó una canción, es que la película 'capta el espíritu' de su aventura y de su personalidad, esa necesidad absoluta de cumplir un sueño y demostrar que nada que uno desee es imposible.
Además de asesorar en el guión y en el rodaje, Petit enseñó a Gordon Levitt a caminar en las alturas en un taller intensivo de ocho días, una lección que implicó cuerpo y alma, mente y corazón, y una concentración absoluta en el momento presente.
'El estado mental sobre el cable es muy simple', asegura Petit, 'tan simple como andar y respirar, y al mismo tiempo es lo más difícil del mundo, la gente no sabe respirar y caminar'.
'Sobre el cable no se puede caminar normalmente, hay que hacerlo perfectamente o de lo contrario pierdes la vida. Pero creo de verdad que en la perfección hay una simplicidad también', añade.
Aquel 7 de agosto de 1974 marcó profundamente la vida de Philippe Petit, pero él no ha dejado de caminar sobre el cable hasta hoy. El año pasado, para conmemorar los 40 años de su travesía, lo hizo en el jardín de un museo en los Hamptons, y sigue realizando sus espectáculos como artista residente en la catedral de San Juan el Divino de Nueva York.