Las sirvientas: celos, poesía y pasión inundan el escenario
Justo en el centro de la lucha del poderes, en ese visceral juego de la opresión, donde el odio y el amor a veces son solo dos caras de la misma moneda, se ubican dos sirvientas con un oscuro deseo: asesinar a su Madame.
Claire y Solange juegan con la muerte, actúan a escondidas cómo acabar con la vida de la dueña y señora de la casa. Pero queda en el aire la pregunta: Quieren las sirvientas asesinar a su Madame porque las explota o porque ellas no pueden ser la Madame con todo su lujo y grandeza?
Las pistas las descubrirá el público en la Sala Experimental del Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré en Santurce este fin de semana, cuando suba a escena la obra 'Las sirvientas' del dramaturgo francés Jean Genet, que estrenó ayer y continúa el viernes, 9 de octubre, y sábado, 10, a las 8:30 p.m., y el domingo, 11, a las 3:00 p.m.
'En Genet siempre están puestos los viajes que tienen las identidades, cómo no son tan sólidas como nos creemos que son. Las sirvientas son las oprimidas, pero también pueden ser las opresoras dentro del juego de la psiquis, por eso su complejidad. Todos esos roles son líquidos, se diluyen, y los llamados débiles también tienen sus tretas. Y eso nos habla a todos porque todos estamos metidos en ese juego de víctima y victimario', dice Jacqueline Duprey, la directora.
En el escenario hay mucho color. Hay pétalos de flores derramados por todo el suelo. Un arcoiris atraviesa el armario suntuoso, repleto de trajes naranjas, rojos, violetas, verdes, azules, amarillos. Todo se encierra en el gris sólido de los muebles. En la casa de la Madame, hay un brillo que esconde.
'En todo ese brillo, en el brillo de las flores, de la ropa, del lipstick, del violeta de la bata de la Madame, se esconde el gris de la ambivalencia, de la perversidad del deseo de matar, del crimen, el gris que ni aclara ni esconde en el vestuario de las sirvientas y en los muebles como una extensión de ellas mismas. Es la perversidad queriendo tragarse los colores', dice Duprey.
Duprey es actriz, directora y profesora de actuación en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Esta propuesta estética de 'Las sirvientas' nació ahí, en el espacio académico, en ese Departamento de Drama que año tras año pone a vibrar su pulso creativo con montajes de textos clásicos y contemporáneos. Los estudiantes, en sus primeros años de formación actoral, se exponen así a las voces eternas de los grandes autores de la dramaturgia universal.
'Las sirvientas', interpretada por seis jóvenes actrices – tres cada noche en un doble elenco - estrenó en febrero de este año y recibió una masiva acogida de la comunidad universitaria así como de los asiduos y curiosos del público general. Ahora se transporta del confín académico hacia una de las salas más conocidas del país.
Para Duprey, que desde el 2009 es una figura clave en la formación de la nueva clase actoral, es 'necesaria' esa conexión entre la Universidad y las salas profesionales del país 'para que los estudiantes que se están formando tengan una exposición en el mundo laboral, porque no siempre los directores y productores vienen a verlos al Departamento de Drama', subraya.
A su vez, el público general tiene la oportunidad de ser testigo de un montaje que es una caída al vacío. En un texto de Genet, no hay espacio para distraerse. Las emociones agigantadas, la psiquis complejísima, las contradicciones y la sospecha de qué es realidad y qué es ficción van construyendo una trama donde nada es blanco y negro
'Y a eso le sumamos que es lúdico. Por eso es que me gusta. A mí me tienen que dar todo desde el juego. Hay otros atuores que hablan de esto pero son más pesados. Jean Genet es profundo pero es lúdico estéticamente hablando', sostiene la directora.
Por toda esa montaña rusa emocional, Genet es también un manjar para cualquier actriz. Y son precisamente seis jóvenes actrices – Amanda Figueroa y Alejandra Corchado como Claire, Natalia Leyva y Nefesh Cordero como Solange, y Jeliannys Acevedo y Kiara Quintana como la Madame – quienes se han aproximado al abismo y se han atrevido a cruzarlo.
'Yo pienso que lo que representó este texto para ellas, es que les dio un texto tan bello y tan complejo que no les dio espacio para actuar en una zona de comfort. Y les dio un gran placer, lo sé porque me lo han dicho, y sintieron que encontraron unos grandes descubrimientos actorales. Eso es Jean Genet', concluye la profesora, también actriz.
Con una estética que también sirve de homenaje al film noir, a la tradición detectivesca que tanto fascinaba a Genet y que aparece en las luces y los movimientos, con una música que acentúa la atmósfera francesa de la década de 1920, se seducen mutuamente la complejidad de la psiquis y el juego más puro para construir una historia de alto voltaje emocional, donde nada está fijo, nada es inamovible. Como la vida.