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Vida

Los 'fieles' compilan la risa cómplice de dos décadas de trayectoria

Bahía Urbana estaba abarrotada aquella noche del 18 de octubre de 2014, las entradas agotadas, la energía incendiaria, y en la tarima, los cuatro integrantes de una de las bandas de rock más cruciales de Puerto Rico, cargando casi dos decadas de carrera en sus manos. Por primera vez en años, Fiel a la Vega se presentaba ante un público masivo.

'La energía de esa gente esa noche fue especial y pudimos documentar lo que pasó', dice Tito Auger casi un año después, micrófono en mano, camiseta característica, sencilla, color sólido.

El resultado es un doble regalo de CD y DVD titulado 'Fiel a la Vega: el concierto', que sale a la venta el próximo viernes, 9 de octubre. Compuesto por 24 canciones, es solo una muestra de lo que ocurrió en las más de 3 horas de música -récord para el lugar- de ese concierto enérgico.

El primer título es 'La prosperidad', la misma canción que abrió el concierto en aquel cruce de agua y ciudad hace un año, la misma canción que encabeza el cuarto álbum de la banda, lanzado en el 2002.

Y desde ahí, se empieza a contar la historia. Las inolvidables 'El wanabí', 'Las flores de Emilio' y 'Salimos de aquí' del disco debut 'Fiel a la Vega' de 1996, retoman las raíces del grupo de músicos de Vega Baja - de ahí su nombre -, disparan la memoria hacia mediados de los 90, época en que el acento rockero y la letra pensada del grupo salió a la luz y marcó a toda una generación.

Pero 'El wanabí' también activa memorias cercanas. 'Septiembre Río Piedras', del segundo álbum 'A quien pueda interesar' de 1998, se amarra con luchas estudiantes de una década después. 'Boricua en la luna' de 'El Concierto Acústico' de 1997 se canta a toda boca y 'Canción de Vieques', incluida en el compilatorio 'Desde el comienzo 1994-2004' continúa arrancando lágrimas hoy.

Ricky Laureano, guitarrista de la banda, vocalista y compositor, recuerda ver a un adulto -quizás canoso y con leves arrugas al margen de los párpados- cantando el estribillo de una canción de la banda, al lado de un muchacho de veinte o menos, ambos elevando su voz con igual fervor. 'Verlos ahí a los dos emocionados' es símbolo de que 'hemos podido llegar a más de una generación', dice.

Desconoce la fórmula para afincarse en generaciones distantes, para quedarse con los que asistieron a los conciertos de los 90 y los que oyeron por primera vez a los fieles en el 2010. 'Más que nosotros mismos, las canciones han prevalecido, son lo que han mantenido a la banda', dice Laureano.

El 2016 marca los veinte años de la banda, dos décadas en que la creación y producción musical coquetean con los años de pausa, o de búsquedas individuales. Para celebrar el número redondo, la banda planea soltar un disco compilatorio y subir al escenario del Coliseo de Puerto Rico. Sin embargo, no hay nada nuevo entre manos.

Cada cual respira su propio aire. Tito Auger canta solo en rincones de la Isla e integra la Banda Acústica Rodante que vislumbra un nuevo año cargado de proyectos y una posible producción discográfica. Ricky Laureano también toca solo, publica sus grabaciones en iTunes y Spotify, y toca a dúo en Laureano y Rodríguez. Jorge Arraiza, el bajista, y Pedro Arraiza, el baterista, forman parte de los Arraiza Voladores, formado también por su hermano José y su primo Milo, y planifican debutar con un disco producido por Laureano, que combina el blues y el rock.

En un ambiente que se nutre a diario de conversaciones, propuestas artísticas e inventos creativos, existe esa libertad para seguir alimentando sus caminos, asegura Laureano. Pero Fiel a la Vega nunca ha roto, nunca se ha ido, siempre permanece.

'Nos ha hecho sentir como que hemos hecho algo con esta vida', dice Auger. 'Se convirtió en más allá de una bandita, en parte de nuestras vidas oficial', dice Laureano. 'Nos ha llevado a un montón de sitios que jamás hubiésemos pensado que íbamos a llegar, es ese efecto mágico que te anuncian… aunque sea una vez al año', dice Jorge Arraiza. Su hermano permanece callado.

Mientras, insisten en sus propios mundos, sus propios caminos. Junto a ellos, queda la maleta de canciones, de letras, de encuentros, de historias que han marcado la existencia de la banda. Y a propósito de la letra, de la búsqueda del pensamiento en la canción, Auger asegura que siempre hay un espacio que hay que llenar porque 'es una necesidad humana'.

'Cuando empezamos esto y nos fijamos en las letras, nos damos cuenta que uno también está en un proceso de crecimiento y las letras ofrecen dirección [para] capturar vivencias e incluirlas en la personalidad de uno. Eso ayuda a entender unas cosas. La expresión lírica es importante y más en estos tiempos que estamos corriendo tanto y pensando pocas cosas en profundidad por la misma prisa', dice Auger con el tono pausado.

Reconoce que muchos músicos trabajan desde las redes sociales ya que 'los medios masivos son difíciles de entrar', dice, e invita a investigar para encontrar los artistas locales que piensan letra como parte importante de la composición. 'Cruzamos los dedos para que estos muchachos se cuelen en la radio y en los medios masivos y nos den esas cosas. Eso existe y están por ahí, dando cantazo', termina.

Se da por terminado el encuentro en Mango's Café en Condado. Los cuatro músicos se giran y se quedan detenidos por unos segundos, mirando los fragmentos del concierto de Bahía Urbana, que aparece en la pantalla plana de un televisor. Se miran entre ellos y hacen comentarios entre risas. Hay mucha historia en esas risas.

Fiel a la Vega (Josian Bruno/NotiCel)
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