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Vida

Poco común y silencioso el cáncer de esófago

A pesar de que puede ser removido en sus etapas tempranas, el cáncer de esófago que padece el abogado y analista político, Hector Ferrer, es una enfermedad silenciosa que una vez se diagnostica puede ya haber complicado gravemente la vida de quienes lo padecen.

La doctora Priscilla Magno, investigadora del Centro Comprensivo de Cáncer, explicó que el cáncer de esófago, como el de páncreas, es de esas enfermedades silenciosas cuyos síntomas, una vez afloran, ya son reflejo de una etapa avanzada.

'Cuando da unos síntomas contundentes, ya son presentaciones avanzadas, con una sobrevida de cinco años en un 20% de la población. No son buenas noticias', lamentó la experta.

Además, el cáncer de esófago es uno de los tipos de cáncer menos comunes en la población de Estados Unidos y sus territorios. Según los datos del Instituto Nacional de Cáncer, existían 35,781 personas viviendo con cáncer de esófago en el 2012. A partir de los datos acumulados del 2010 al 2012, solo un 0.5% de la población enfrentaba riesgo de ser diagnosticada con este tipo de enfermedad durante su vida, y los casi 17 mil nuevos casos del 2015 representaban solo 1% del total de pacientes con cáncer.

Sin embargo, es uno de los tipos de cáncer más mortales. Según el Registro Central de Cáncer, en Puerto Rico ocupa el puesto número ocho de los tipos de cáncer que más muertes causan en la población masculina, con un 3.9%, ubicándose encima de la leucemia y el linfoma. Además, tiene una incidencia de 3.4 casos por cada 100 mil habitantes, provocando la muerte en 2.7. Según los datos generales de Estados Unidos, la sobrevida a cinco años es solo del 17.9%.

Los síntomas más comunes para buscar una evaluación, explicó Magno, también profesora del Recinto de Ciencias Médicas, es la molestia o el dolor al tragar alimentos. 'Sentir que la comida no está pasando hacia el estómago, como que algo se queda pillado', describió.

La pérdida de peso, la anemia, las náuseas y vómitos con sangre –la superficie frágil del tumor puede producir sangrado– son complicaciones comunes que, juntas, ponen a sonar las alarmas de cualquier internista sobre la posibilidad concreta de que la maligna enfermedad esté impregnada en el esófago.

A pesar de que muchas personas asocian el cáncer de esófago con el tabaquismo y el alcoholismo, existen dos tipos cuyos factores de riesgos distan. En el tipo escamoso, el cigarrillo y el alcohol son dos factores de riesgo para el cáncer, que suele impregnarse en la primera porción del esófago.

Sin embargo, el segundo tipo, que ha ido en aumento en Puerto Rico, se trata del adenocarcinoma de esófago, que se asienta en la última porción del esófago. Este está ligado principalmente a la obesidad o a antecedentes de reflujo gastroesofágico que desarrolla un cambio en la piel interna del esófago, llamado el esófago de Barret.

A pesar de que quienes padecen de esófago de Barret solo en pocos casos derivan en cáncer de esófago, muchos pacientes de este tipo de cáncer poseen esta condición, en el que una célula ha dejado su estado normal y se ha regenerado en otro tipo de célula.

Actualmente, Magno realiza una investigación como gastroenteróloga del Hospital de Veteranos, debido a que se trata de una población con factores de riesgo para este tipo de cáncer, al tratarse de hombres de edad avanzada.

La mayor parte de los pacientes de cáncer de esófago sobrepasan los 60 años, por lo que Ferrer con sus 45 años es uno de los escasos casos de jóvenes. 'Es joven para tener esa presentación. Es que el cáncer de esófago impresiona mucho', aseguró la experta en esófago de Barret.

Aunque se desconocen los factores de riesgo en el caso de Ferrer, la doctora explicó que ser una persona saludable, correr, hacer ejercicios, y llevar una vida lejos de los dos principales vicios –como tanteó llevaba la vida Ferrer– son factores que impiden el desarrollo del cáncer.

El tratamiento se ajusta a la etapa en la que esté el cáncer. Las presentaciones más tempranas del cáncer, prosiguió la doctora, pueden removerse con intervenciones endoscópicas, que ocasionan menor pérdida sanguínea y mejores resultados estéticos. Son gastroenterólogos dedicados a estas técnicas quienes pueden socavar ese pedazo de piel interna del esófago donde está el cáncer.

Si está más profundo en la pared del esófago pero todavía está en una etapa temprana, se pueden combinar técnicas de quimoterapia y radiación con cirugía. Ya en una etapa muy avanzada y con una dimensión muy grande, puede que el paciente nunca sea candidato quirúrgico, y tenga que acoplarse a un plan de quimioteria y radioterapia para prolongar su vida.

La enfermedad incluso puede hacer que el paciente necesite sustento nutricional – un tubo en el estómago o en el intestino -, debido al dolor y la inhabilitación del esófago.

La Universidad de Puerto Rico y su Centro Comprensivo de Cáncer realizaron el primer repaso de cáncer de esófago en el país, comparándolo con los datos de Estados Unidos, y fue Magno quien hizo la revisión del esófago de Barett. Para quienes tienen este tipo de alteración en su esófago, las buenas noticias son que en Puerto Rico aparenta comportarse diferente y se queda más estable, sin producir cáncer.

(Archivo/EFE)
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