Terminator regresa con 30 años más pero el mismo espíritu
Hace más de 30 años, concretamente en 1984, la película 'Terminator' llegaba a las pantallas con una historia de máquinas contra humanos. Arnold Schwarzenegger interpreta ahora por cuarta vez al mismo 'cyborg' en la quinta película de una saga que ha ganado en efectos especiales pero que ha evolucionado poco.
El quinto Terminator, que llega mañana a los cines de medio mundo, es una actualización de la idea que surgió de un sueño de James Cameron, el creador y primer director de esta saga, que comienza con el viaje desde el futuro al pasado de un 'cyborg' que pretende matar a una mujer y así cambiar el curso de los acontecimientos.
Eso que contaba Cameron y que asombró a los espectadores en 1984 es más o menos lo mismo que narra 'Terminator Genisys', una historia con la que Schwarzenegger intenta regresar al Olimpo de las estrellas de Hollywood del que salió cuando decidió meterse en política.
Y lo hace nada menos que con 67 años en un papel de acción, que son los que han marcado su carrera, pero que no parecen los más adecuados a su edad.
Sin embargo, en la película el actor demuestra que ha trabajado duro para ponerse en forma y, ayudado por un guión que bromea continuamente con su edad, es capaz de dar vida con energía a un 'cyborg' que se enfrenta con enemigos mucho más jóvenes y evolucionados.
En la película el T-800 que es Terminator tiene que luchar contra versiones más modernas de sí mismo, con algún que otro T-1000 hecho de metal líquido y en apariencia invencible y hasta con un humano pasado por las últimas tecnologías para ser convertido en una máquina de matar.
Muchos más efectos y algunas escenas espectaculares -como la desintegración por partículas de alguno de los 'cyborg'- para contar una historia que en esencia sigue siendo la misma.
El realizador Alan Taylor, conocido por 'Thor: The Dark World', fue el elegido para dirigir esta nueva historia, que en su juego con los viajes a través del tiempo cambia bastantes detalles de las dos primeras entregas, aunque no lo esencial.
Junto a Terminator sigue estando Sarah Connor, esta vez con la cara de Emilia Clarke, la Khaleesi de 'Game of Thrones', que hereda el papel de Linda Hamilton; Kyle Reese, interpretado por Jai Courtney ('Divergent' ) y, sobre todo, John Connor, con Jason Clarke ('Zero Dark Thirty' o 'Dawn of the Planet of the Apes').
Un John Connor ya adulto se convierte en una de las principales novedades de una película que busca recuperar el brío en taquilla para una saga cuya última entrega, 'Terminator salvation', no tuvo la repercusión esperada pese a contar con Christian Bale y Sam Worthington.
Pero faltaba el verdadero Terminator, que no quiso participar en aquel proyecto.
'Cuando era gobernador no tenía tiempo para pensar en algo así. Un trabajo como ese es abrumador. Es que ni me importaba, sentía que ya me ofrecerían películas y las valoraría según fueran viniendo', explicó Schwarzenegger en una reciente entrevista con Efe.
El resultado de aquella cuarta entrega no le gusto y aunque, una vez abandonada la política, estaba dispuesto a regresar a Terminator, le costó aceptar el guión.
A Schwarzenegger le preocupaba que la nueva película no fuera fiel a su personaje original y realizó algunas aportaciones a la historia, principalmente en las escenas de acción.
'Cuando hay un tiroteo, un humano que está dentro de un coche trataría de romper la ventana para disparar. Terminator arrancaría el techo, los guionistas a veces no entienden eso. Lo mismo pasa con las peleas. Si el cuerpo de Terminator choca contra un vehículo lo parte en dos, no se golpea y cae al suelo', explicó.
Y eso es lo se ve en la película, la acción y las peleas propias de Terminator, aderezada con unos toques de humor absurdo propiciados por un Schwarzenegger que no duda en reirse de sí mismo a través de los problemas que la edad genera en el 'cyborg'.
'Soy viejo, no obsoleto', repite una y otra vez un Terminator que trata de sonreír y que hasta es capaz de mostrar atisbos de ternura, aunque eso sí, sin dejar de lanzar puñetazos.