Una guerrera con 'lipstick' rojo
Solo el corazón de una madre puede sentir cuando algo no anda bien con su hijo o hija, aun cuando las señales sean mínimas o casi imperceptibles. Ese fue el caso de la reconocida periodista y relacionista profesional Sandra Rodríguez Cotto, quien sentía que algo no andaba bien con su hija Mariela Denise desde que tenía seis meses de nacida. Sin embargo, nadie hizo caso a su preocupación.
Hoy día, Mariela Denise tiene 12 años. Su diagnóstico de perlesía cerebral o parálisis del cerebro cuando apenas tenía 18 meses de nacida, en vez de destruir, fortaleció aún más a su mamá.
'Las mujeres somos el sexo fuerte y creo que los hijos lo fortalecen aún más. Yo esperé y deseé tanto a mi nena y surge de esta manera, con tantos retos, que no puedo echarla a morir. Mientras más rápido trabajes con los problemas que puedan enfrentar tus hijos, más rápido ellos saldrán adelante', narró.
Cuando Mariela Denise tenía apenas meses de nacida, Sandra comenzó a notar 'rara' a la bebé, pues no gateaba, babeaba mucho y tenía un ojito extraño. Cuando lo consultó con el pediatra, este la despachó con la excusa de que las madres primerizas, por lo general, 'se ponen ansiosas' y le pidió que la lactara más.
Pero en una ocasión en que la niña mostró un resfriado, Sandra la llevó a una pediatra diferente que le comentó lo que ella sospechaba: a la niña había que evaluarla con mayor detenimiento.
En solo un mes, Sandra había llevado a su niña a pediatras de neurodesarrollo, fisiatras pediátricos, ortopedas, patólogos del habla, terapeutas físicos y ocupacionales, dentistas, oftalmólogos, y otros, hasta que finalmente dieron con el diagnóstico de parálisis cerebral.
'Es leve, pero tiene muchos retos. Ella es sorda parcial y ciega parcial. Tiene un lado más fuerte que el otro. Yo la puse a gatear, a subir y bajar escaleras, todo lo que leía que me decía cómo yo la podía ayudar para acelerar el cerebro, lo hacía. Ella cogía hasta cuatro terapias a la vez', recordó.
Mariela Denisse durante su clase de piano en el Conservatorio de Música de Puerto Rico. (Josian Bruno/NotiCel)
Sandra caminó por este sendero prácticamente sola, pues hace ocho años es madre soltera. Su mamá es quien más la ha apoyado durante el trayecto, y de ella precisamente fue de quien aprendió a ser una mujer fuerte.
'Yo siempre decía: 'Quiero ser como mi mamá', porque ella siempre estaba en todas nuestras cosas y yo quería ser así mismo con mi hija', acentuó.
Y eso no representó ningún problema para ella, pues ya se sentía realizada en su carrera como periodista. Ya sentía que podía dar otro paso.
'Como periodista ya me había probado, lo que quería hacer ya lo había hecho. Incluso, trabajé en Univision Miami cuando habíamos solo cinco puertorriqueños. Empecé joven y pude hacer de todo, no me podía quejar. También presidí el Overseas Press Club en un momento importante y parte de lo que le queda lo logré yo, así que no tenía que probarme más', dijo.
'La nena nació y yo veía que el periodismo daba cambios que no iban conmigo, así que hice una investigación del mercado y traté de convencer a tres periodistas de que se fueran conmigo. Pepo García y yo nos fuimos de El Nuevo Día en el 2004. Eso fue cuando yo estaba en la cúspide de mi carrera. Monté mi firma de relaciones públicas y estuve así muchos años para asesorar clientes corporativos, mientras hacía otras cosas para medios que me seguían llamando', agregó.
Esto le dio la flexibilidad para atender todo el desarrollo de su niña y entregarse prácticamente por completo a su mejoramiento.
'Mi niña llegó a tomar hasta 15 terapias a la semana desde los dos años ininterrumpidamente. Siempre estuve activa en todo su proceso. Visité muchas escuelas hasta dar con la correcta', comentó.
Hoy día Mariela Denise es una niña con unos logros muy marcados. Toca el piano y el violonchelo. Además, habla italiano.
'Es un reto porque a veces está bien y a veces echa para atrás y no puede moverse. Ella empezó tocando piano con la derecha y poco a poco con la otra. Hay unos dedos que no puede mover, pero la maestra lo adapta. En mayo se graduó de sexto grado y parece que por la emoción de la graduación le dieron convulsiones. Ahora es epiléptica y en la última que tuvo se le reventó un tímpano y ya la operaron. Yo les digo a las madres que mientras más rápido actúen más cosas se pueden hacer por los hijos. Yo también he llorado, y mucho. He pasado por todas las etapas y voy a escribir un libro. Todo lo manejo con un 'lipstick' rojo. Cuando me vean con los labios de rojo encendío es que he pasado por mil cosas ese día. Me lo pongo, voy a las terapias, atiendo clientes y sigo hacia adelante', afirmó.