Diana Fuentes busca abrirle camino a su música en Puerto Rico
Diana Fuentes es una artista de la fusión. La fusión de formas artísticas, de generos musicales, de miradas. Lo importante para la cantautora cubana es crear desde la honestidad, dice. Desde ese constante desnudo en el papel y las cuerdas, construye su letra y melodía.
Fuentes – quien se presentará este sábado, 28 de abril junto a Caramelos de Cianuro, Black Guayaba y Pirulo, entre otros, como parte del Garnier Green Bag Fest, un festival musical cuya entrada se pagará con materiales reciclados – conversa con NotiCel sobre su música y su experiencia hasta el momento en Puerto Rico.
Su voz al otro lado del teléfono suena como la de sus canciones, así de clara y viva, pero con ese tumbado grave con que se cuela el acento habanero al final de las oraciones. Fuentes vivió toda su vida en La Habana.
Fue hace cinco años que se mudó a Puerto Rico. La razón es bastante popular en Cuba. En los últimos años, cuando pisaba suelo cubano y decía que venía de Puerto Rico, se dejaba a un lado el repetido verso 'de un pájaro las dos alas' de Lola Rodríguez del Tió, para, en cambio, preguntar: 'Te enteraste que Diana Fuentes se casó con el de Calle 13?'
Efectivamente, la heredera del feeling y exponente de la nueva canción contrajo matrimonio con el productor y músico Eduardo Cabra, el Visitante Calle 13, genio musical detrás de la experimentación sonora que ha llevado a Calle 13 a descubrir nuevos horizontes artísticos dentro de su registro de denuncia social.
Era solo una cuestión de tiempo para que el junte de ambos músicos transgrediera el plano familiar y se conjugara en el diálogo desde la música y sus infinitas formas. De ahí nació Planeta planetario, segundo disco de Fuentes, producido por Cabra, del cual estará presentando varios temas este sábado en el Green Bag Fest.
Antes de que a finales del año pasado, Raúl Castro y Barack Obama, presidentes de Cuba y Estados Unidos respectivamente, hicieran público el inicio del proceso de normalización de las relaciones diplomáticas entre ambos países, ya Fuentes había protagonizado un intento de cercanía.
Su álbum Planeta planetario fue el primer disco de la disquera multinacional Sony Music Latin en poder circular en Cuba bajo licencia, y Fuentes se convirtió en la segunda artista cubana en ser firmada por la disquera, luego de la fenecida Celia Cruz.
La dotada vocalista nació en febrero de 1985. A los siete años, mientras el período especial iba cobrando forma en la escasez de recursos, pudo refugiarse en la melodía. Ingresó en la Escuela Elemental Alejandro García Caturla, especializada en música, formándose en las concentraciones de piano básico, teoría musical y dirección coral.
Como si se remontara a aquel primer día de clases, con una voz extrañamente infantil, Fuentes dice con certeza que su paso por Caturla se columpia en su memoria como la etapa de su vida que recuerda con más cariño. 'Había menos problemas, menos preocupaciones', afirma.
Su formación musical y artística dialogaría después con sus estudios a la Escuela Nacional de las Artes (ENA). Pero antes, en los primeros soplos de su infancia, ya andaba arqueando los brazos junto a la música clásica en un salón de baile del Ballet Nacional de Cuba. Después, con casi tres décadas en la piel, se vestiría de actriz con el papel protagónico en la producción cinematográfica Criaturas abandonadas, una colaboración entre Colombia, Ecuador y Cuba.
Hoy Diana Fuentes es una artista múltiple, y su álbum lo es también. La cantautora se detiene para describir Planeta planetario, y termina pensando cada canción como un mundo aparte, con su propio color y fuerza.
Se mueve, inquieta, en su proceso artístico, no se queda en un asiento, entorpeciendo así a los críticos el camino para encasillarla fácilmente en un género. Es una música alternativa pero con una onda pop, como 'Será sol', o un pop casi rotundo pero con la intervención sutil e inquietante de una onda alternativa, como 'La última vez', y de repente, se cuela un tributo a la joya de los boleros, Elena Burke, en 'Otra realidad'.
'Es un reflejo de lo que soy. Este disco tiene esa variedad genérica, tímbrica, rítmica y textual, que no logré con mi otro disco. Con el primer disco era un monotema, solo el amor, pero ahora hay otras inquietudes, hay puntos de vistas más feministas, sociales, y claro, siempre el amor. Venimos al mundo por amor, o al menos en el intento de amarnos', dice.
La distinción la hace con su primera producción discográfica Amargo pero dulce, la cual emergió en el 2007. Con los cambios, se mantiene como una constante la necesidad de reflejar su verdad, de escribir desde la honestidad, repite.
En su primera producción, enredó sus canciones con la mano artística del cantautor Carlos Varela, quien ofrecerá el próximo 1 de mayo un concierto único en el Teatro Tapia, en lo que será el reencuentro entre Fuentes y su colega musical de siempre. A su vez, produjo el disco Descemer Bueno, uno de los autores de la popular canción 'Bailando', ganadora del Latin Grammy, junto a Enrique Iglesias y Gente de Zona. Y es que Fuentes nutre su música de la colaboración.
'Siempre es un gusto. Como me gusta tanto escribir, me gusta mucho la parte de sentarse con amigos y gente que uno admira, y que tengas química para escribir. Son temas que por lo general, ya tengo previamente concebidos, me faltan quizás algunas pinceladas, [Estos artistas] son exponentes fabulosos en cada uno de sus géneros, le podían dar un toque bien interesante a mi música', dice.
Aunque lleva cinco años en la Isla, Fuentes se retiró del escenario durante un tiempo para cuidar a su hijo, producto de su relación con Cabra. Pero ya arrancó sus primeros pasos en los escenarios boricuas, presentándose por ejemplo en la actividad de bienvenida del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.
'Todavía es muy temprano. Apenas estoy despertando y abriendo las puertas aquí en Puerto Rico, pero creo que el trabajo que se ha hecho, se ha hecho con mucho cariño y esperamos que así siga y que las cosas sigan yendo bien, para poder tener un mayor acercamiento al público', comenta.
La artista, que se confiesa fanática de Andy Montañez, que recuerda con cariño una noche de boleros en La Habana en que cantó con Danny Rivera, y que le gustaría ser pronto espectadora de un cruce entre el Gran Combo de Puerto Rico y Los Van Van cubanos, busca abrirse paso en suelo boricua, pero admite que los canales de difusión están muy restringidos.
'Yo creo que está bien difícil la cuestión de poder entrar en los medios, en la radio, en la televisión. Está súper complicado. Hay un montón de artistas jóvenes en este país que lo único que necesitan es difusión y apoyo de los medios', observa.
Su fusión con artistas puertorriqueños se ha dado, además de la música, en el cine. En su video musical 'Será sol', compartió mundos creativos con el reconocido artista puertorriqueño Israel Lugo. La amante confesa del séptimo arte, utiliza el recurso del video musical como forma de contar las historias de sus canciones, ya que 'ayuda al público a descifrar un poco más las canciones y a adentrarse más'.
'Será sol'] es un retrato de los cambios y a la vez los rituales que nacen de esos cambios, dice. La cantautora describe con entusiasmo las escenas. En el paisaje tejido por los molinos de Santa Isabel, se despide como quien le canta a un viejo año, libera a un pajarito de la jaula 'como muestra de libertad de lo que busca', enfoca el brillo en las manos 'por un buen porvenir', y se arroja agua por la puerta 'para quitar malas energías'.
La pieza cinematográfica se transforma así en un pedazo de memoria de la cantautora. 'Salí de Cuba, llegué a Puerto Rico, un lugar nuevo, casa nueva, gente nueva. Las canciones fueron llegando poco a poco, con la diversidad', sienta el paralelismo. A sus videos musicales, se suma el tema 'La última vez' con una estética más oscura y sensual, dirigido por el cineasta boricua Álvaro Aponte Centeno.