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Cuando las Navidades son otro terreno de combate entre padres divorciados

A pocos días de la Navidad, cuando padres, hijos y familiares se reúnen para compartir en la epoca festiva, muchos padres divorciados estarán privados de la compañía y el cariño de sus hijos por influencia indebida de parte de sus exesposas y de sus parientes.

Estos padres enfrentan el Síndrome de Alienación Parental, condición que se hace más evidente en el proceso de divorcio, cuando los menores se convierten en objetos de negociación para separarlos del otro padre.

Ese proceso incluye las alegaciones falsas de un progenitor que le introduce pensamientos negativos y de desprecio hacia su otro padre y el niño, como resultado, determina rechazar por completo a uno de sus procreadores, en la mayoría de los casos, el que no dispone de la custodia.

José Ignacio Rodríguez preside la Asociación Latinoamericana contra el Síndrome de Alienación Parental, organización que une esfuerzos para luchar por este mal al que cientos de padres en la isla están expuestos. Esa conducta, según varias investigaciones, ocurre de ambas partes; entiéndase de madre a padre y de padre a madre.

Rodríguez también vive en carne propia los efectos del síndrome, ya que lleva más de 4 años sin ver a su hija mayor y tampoco tiene acceso a compartir con su hija menor, de otro matrimonio, pues un tribunal dictó que el hombre no tuviera contacto alguno con sus hijas.

El líder de la entidad explicó que generalmente en Puerto Rico esa conducta se manifiesta más en las madres que están en proceso de divorcio, quienes inician una campaña de descrédito contra el padre cuyo resultado es ganar ventaje en el proceso de la custodia del hijo.

El 'lavado de cerebro', según Rodríguez, llega al nivel que los niños no quieren ver a sus papás y en otros casos los menores ni tan siquiera lo reconocen como su progenitor.

'Después de es proceso, el mismo niño decide, por cuenta propia, no ver a si papá. Eso se ve en niños muy pequeños que si no fuera por la influencia de sus madres nunca en su vida despreciarían a sus papás. Es un mecanismo de defensa que utilizan las madres para burlar el sistema judicial y manipularlo', manifestó.

Entre las alegaciones que trascienden en los tribunales para obtener la custodia total del menor, el presidente de la entidad sotuvo que resaltan los abusos por maltrato, psicológico, emocional y, en el peor de los casos, sexual.

'Ellas (las madres) se sacan de la manga cualquier alegación y tienen al padre en un proceso delictivo constante y cada vez que hacen una alegación hay que investigarla. Los trabajadores sociales no saben manejar el caso y lo atienden como si fuera un proceso de familia', dijo.

El síndrome fue expuesto en 1998 por el psiquiatra estadounidense Richard Gardner, quien lo describió como el conjunto de síntomas que resultan del proceso por el cual un progenitor, mediante distintas estrategias, transforma la conducta de su hijo con el propósito de impedir, obstaculizar o destruir los vínculos con el otro progenitor.

Esa síndrome, según la psicóloga Vivian Rodríguez Del Toro, causa mucho daño tanto al menor y al padre. 'En este caso no solamente se le hace un daño enorme a los niños, sino también un daño emocional muy marcado a los padres que separan. Esto puede ser de mucha más duración en la vida de los niños que otras formas de abuso porque se trata de una indoctrinación severa en contra de ese padre y puede afectar la relación por toda la vida', puntualizó la especialista en consejería en relaciones de pareja y familia.

La también profesora de Psicología de la Universidad Interamericana explicó que estados como Texas y California han establecido legislación para atender estos casos.

Por ejemplo, detalló que existen estatutos punitivos en estas jurisdicciones para los padres que han sido separados. Esas disposiciones le permiten presentar un caso de daños emocionales contra el otro progenitor que le separó de su hijo.

El comportamiento aún no es reconocido como una condición por la Asociación Americana de Psicología.

(Archivo/NotiCel)
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