Michael Stuart: de la tarima al agua con niños especiales
Poder dejar a un lado al artista e involucrarse de forma natural y voluntaria con niños de necesidades especiales se ha convertido en un pasatiempo para Michael Stuart.
El salsero, quien funge como padrino de la organización ‘Surf4DEM' dedicada a ofrecer servicios terapéuticos alternos a pequeños con condiciones especiales a través del deporte del surfing, está listo para protagonizar clínicas de ‘body boarding' para esta población el próximo 7 de septiembre en la Playa Inches de Patillas.
Según la entidad 'las estadísticas indican que criar a un niño con autismo tiene un costo de $3.2 millones (a través de su vida), por lo que la idea de la actividad es recaudar el dinero suficiente para ofrecer terapias gratuitas a los futuros participantes del programa'. Se llevarán a cabo además clínicas de salud preventiva y de baloncesto por Alex Falcón y Piculín Ortiz (FIBA), orientaciones sobre patologías del habla, masajes, paddle boarding, kite boarding y skate boarding.
Stuart, quien participó de la primera edición del evento en Isabela, dijo que practica el surfing desde pequeño, lo dejó por un tiempo, pero lo retomó y en la actualidad le sirve para canalizar sus energías. 'Se ha convertido en mi terapia, pero si puedo contribuir de alguna manera con lo poquito que sé lo hago porque son cosas con las que me identifico. La primera vez me quedé bobo con lo mucho que le gusta a los nenes el agua, así que fue un éxito y ésta no será la excepción'.
El artista promueve el sencillo ‘Estoy perdiendo la cabeza' que forma parte de su nueva filosofía de vida orientada al positivismo tras haberse visto 'contra la espada y la pared' en su negocio y con sus relaciones personales. 'A todos nos falta el dinero para gasolina, comida y hasta la pensión pero hay que mirar hacia arriba y seguir hacia delante. No podemos dejar que el dinero se apodere de la mente. Tanto en la política como en el entretenimiento existen barreras, pero todo se puede con positivismo', agregó.
Dijo que los ocho meses que estuvo separado de su esposa Mónica Pérez lo ayudaron a entender lo mucho que debía valorara su relaciones y sobre todo su calidad de vida. Eso lo llevo a cambiar su estilo de vida en busca de paz. Tanto que de ese momento en adelante sus canciones llevarán un mensaje positivo en busca de contagiar con su experiencia.