Extranjero narra sus peripecias por rescatar perros
El cuadro que se encontró Stephen McGarva en la playa Lucía de Yabucoa bien puede describirse como dantesco, pero eso no lo detuvo de hacer una buena obra. Junto a su esposa Pamela, el estadounidense se mudó a Puerto Rico en octubre 2005 por razones de trabajo, y mientras se aclimataba a su estadía, se encontró con un perro famelico, tuerto y con profundas heridas en todo su cuerpo recorriendo la mencionada playa.
Con el tiempo, el rescatista descubrió que la playa Lucía era apodada 'perro muerto' por los locales del área, donde los canes callejeros eran abandonados a su suerte. Durante los próximos dos años, McGarva se dedicó a rescatar más de 100 animales y enterrar a más de mil.
Playa Lucía fue descrito por el hombre de 48 años como un vertedero donde los animales rechazados iban a parar cuando crecían demasiado, costaba demasiado mantenerlos o simplemente perdían su aspecto tierno. Su experiencia lo motivó a escribir 'El rescate en la playa Perro Muerto' (The Rescue at Dead Dog Beach) que sale al mercado el martes, según reseñara el New York Post.
Según narró el este amante de los perros al diario neoyorquino, la administración de hoteles cercanos enviaba personal para deshacerse de los perros para que no importunaran al escenario de la típica foto de vacaciones de los turistas, y otras personas simplemente se entretenían con pasar por el lugar a maltratar a estos indefensos animales.
En un principio McGarva gastó alrededor de mil dólares al mes en comida y medicamentos atendiendo una jauría entre 60 a 100 perro en un solo día. Por momentos, fue amenzado por rescatar a los perros, y en una ocasión le dispararon sin causarle heridas, aunque sí alcanzó al can que estaba a punto de rescatar.
El estadounidense dio la alerta de lo sucedido en la alcaldía de Yabucoa. Para su sorpresa, las autoridades solo le indicaron que cruzarse en el camino de las personas incorrectas en Puerto Rico podría significar un largo viaje sin regreso en bote.
Ante esta escalofriante respuesta, consiguió volar a 270 perros para que fueran adoptados fuera de la Isla. 'Simplemente no quería que esos perros murieran en vano', narró McGarva al Post.
Voluntarios continúan la misión de McGarva, quien trabaja con otros grupos rescatistas, ahora desde Massachusetts con Briana, una perra rescatada en Humacao.