Deborah Martorell: 'Todas las experiencias como familia nos han hecho crecer'
Deborah Martorell se ha dedicado a ofrecer los pronósticos del tiempo desde hace casi 18 años, fecha para la cual tambien recibió 'el don más grande' de ser madre.
En su hogar, como en su trabajo, su rol tambien consiste en observar la atmósfera para ayudar a salvar vidas y mitigar daños; labor que ha asumido con tesón por lo que se siente complacida y 'plena' en estos momentos de su vida.
El hecho de ser madre y mujer trabajadora a la vez, cómo la mayoría de las madres puertorriqueñas, siempre supuso grandes sacrificios, específicamente cuando decidió cursar estudios graduados a larga distancia, en ciencias de meteorología.Trabajaba de noche, en el turno de 7 a 11. Estudiaba en el canal durante los tiempos muertos. Siempre intentaba atender sus asuntos cuando las niñas dormían para dedicarles el máximo tiempo.
'La prioridad son ellas. Ellas son las que ajustan mi agenda', indicó.
La responsabilidad, sin embargo,se ha vuelto aún mayor ahora que le ha correspondido ser jefa de familia tras divorciarse del convicto, exjefe de Seguridad de San Juan,Hilton Cordero.
'Es bien fuerte. Eres madre y padre. No puedes dividirte. Tienes que darlo todo', afirmó para rápidamente agregar que no se queja, pues la clave para no detenerse es disfrutar.
Deborah con Carolina el sábado balanceando su rol profesional con el de mamá: primero, en la foto, en un compromiso profesional en el Cazahuracanes para luego llevar a la niña a un juego de voleibol en Cayey. (Suministrada)
La mujer del tiempo aseguró que disfruta hasta el más mínimo detalle con sus hijas Carolina y Pamela, de 7 y 18 años respectivamente. Las actividades extracurriculares de la pequeña llenan su agenda.
'Tiene más vida social que yo', bromeó quien la lleva tanto a juegos de voleibol como a campamentos y actividades de las niñas escuchas.
La hija mayor, por más de diez años, ya inicia la universidad en agosto, en la disciplina de artes culinarias con la esperanza de abrir su propio negocio como hizo el abuelo en Punta Las Marías con el restaurante Casa Martorell.
'Cada momento hay que aprovecharlo porque crecen a las millas', comentó Martorell, cuya prioridad ha sido fomentar la oración y la unidad familiar para afrontar todo tipo de crisis.
Las circunstancias que acapararonprimeras planas en 2011, ya son materia del pasado, segúnla reportera, para quien no hay ninguna razón para confinar a sus hijas a ese pasado.
'Todo tiene un propósito y razón de ser. Las circunstancias te pueden hacer crecer o afectar de tal manera de que te rindas. Todas las experiencias que hemos tenido como familia nos han hecho crecer, querernos más, unirnos más y valorar la vida', aseguró.
Deborah junto a Pamela y Carolina en el Observatorio de Arecibo. (Suministrada)
Entonces agregó: 'Me siento muy bien y plena como madre, y con cómo se encuentran mis hijas en estos momentos'.
La telereportera y metereóloga no sé en encuentra sola en estas circunstancias retantes como madre. De hecho, es representativa de buena parte del demográfico de las madres en la Isla que son educadas, trabajadoras y asumen la crianza de sus hijos solas.
En Puerto Rico, casi el 50% de los nacimientos vienen de una mujer que tiene algún estudio universitario, y la mayoría trabaja. Asimismo, el 23% de los hogares están encabezados por mujeres comparado con solo un 13% en Estados Unidos, y frecuentemente el padre no está presente en la vida familiar.
El llamado 'síndrome del padre ausente' en la Isla responde a diversos factores que incluyen la alta tasa de divorcios, la falta de recursos emocionales e inmadurez por parte de los varones para lidiar con dichas rupturas, y la alta tasa delictiva entre la población masculina.
*Historia originalmente publicada a las 9:00 a.m.
Ver también:
Más educadas y con menos hijos, pero más pobres las madres boricuas
El fenómeno del padre ausente en Puerto Rico