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Recogen más de 16,000 colillas en el Festival de la Colilla

Algunos usaban botellas de bebidas energizantes, otros sus recogedores basculantes, y aún más usaban sus candungos de agua picados por la mitad…

¿Ya adivinó? Estamos hablando de algunos de los instrumentos que se utilizaron para recoger basura y colillas de cigarillo en la playa de Ocean Park para el tercer Festival de la Colilla, celebrado en la mañana del jueves. Y colillas se recogieron por montones. 16,732, para ser precisos.

Ya pasadas las 1:00 de la tarde, las colillas de cigarrillo brillaban por su ausencia en la arena. Cierto es, removerlas todas es una tarea monumental y casi imposible, mucho menos en un día, pero no puede negarse que en pocas horas, los 150 voluntarios que participaron en el evento ejecutaron una labor digna de reconocimiento.

Esta es la tercera vez que se celebra el Festival de la Colilla, una iniciativa que es producto de los esfuerzos del Capítulo Estudiantil Sociedad Ambiente Marino (CESAM). Abimarie Otaño, estudiante de Ciencias Naturales en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, y miembro de la directiva de la organización, asegura que mantener la tradición en estos pasados tres años ha tenido sus frutos, el más evidente siendo el hecho que se recogieron casi 10,000 colillas menos que las que se recogieron el año pasado. Para Otaño, esto es señal de que hay más preocupación por mantener recogida la playa.

'Estamos asumiendo que sí el mensaje está llegando a la comunidad y las personas que visitan la playa están más conscientes. Esperamos que con el tiempo se reduzca el número de colillas en la arena, de aquí a tal vez un año. Si logramos eso, entonces podemos movernos a otras playas, a otros ecosistemas que podamos ayudar. Escogimos esta playa porque es la playa preferida por los universitarios. Es la más cerca y la más accesible.'

El recogido contó con la participación de voluntarios del Estuario de la Bahía de San Juan, el Sierra Club, la Juventud Hostosiana, Arrecifes Pro Ciudad Inc, y la Asociación del Tinglar de Puerto Rico, entre otros grupos que también participaron.

La actividad tuvo varios propósitos:

1) Conservar el valor ecológico de esta área, que es el hábitat de reproducción de la tortuga tinglar, uno de los reptiles que el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) tiene clasificado como estar en peligro de extinción. La tortuga anida entre los meses de marzo y junio.

2) Crear conciencia acerca del efecto dañino de la basura excesiva en las playas, utilizando la playa de Ocean Park como eje central para promover que este tipo de actividades se celebren más a menudo. De esa manera se pretende estimular que la comunidad conserve el área de manera rutinaria, sin que la CESAM u otras organizaciones dedicadas a la protección del ambiente tengan que intervenir. De esta manera, la CESAM puede dirigir sus esfuerzos hacia otras playas y otras áreas con alto valor ecológico que también ameritan atención.

Imperan las necesidades del tinglar

La necesidad de estimular la reproducción de la tortuga tinglar fue el objetivo principal de este festival, y para que se pueda cumplir, la CESAM tiene previsto llevar a cabo esta actividad indefinidamente durante los próximos años, o por lo menos hasta que pueda asegurarse que el ambiente sea propicio para la propagación de la especie.

Otaño nos explicó el proceso:

'El tinglar sale del agua sólo cuando va a poner los huevos. Viene a la playa, anida, deja sus huevos, y no vuelve hasta el próximo año cuando se reproduce. Eso lo puede hacer hasta cinco veces, en un su temporada de reproducción. Esos huevos permanecen enterrados aproximadamente 60 días. La comunidad espera ese nacimiento para presenciar el evento, y nosotros (CESAM) aprovechamos y ofrecemos la información necesaria y entrenamos a las personas para que ellos puedan dirigir la eclosión. El propósito de la organización es que la especie logre un éxito de supervivencia óptimo para que el animal pierda su clasificación como uno en peligro de extinción.'

En los últimos días, han eclosionado huevos en tres nidos de tinglar.

'Los tinglares están a punto de desaparecer, y todo esto es a causa de nosotros mismos. Esa especie tiene más de cien mil años de evolución. Las tortugas se han podido adaptar al ambiente, pero nosotros no nos hemos podido adaptar a ellas, y lo que hemos hecho es perjudicarles la existencia, con las construcciones en las carreteras, y la manera en que hemos contribuido a lo que conocemos como calentamiento global. Todos estos factores ambientales sí afectan la especie, porque es posible que dentro de 5 años nazcan más féminas', señaló Otaño.

De ser probada cierta esta hipótesis, el proceso reproductivo de las tortugas quedaría afectado en el futuro, ya que el sexo de las mismas es determinado por la temperatura del ambiente. A más calor, más hembras, mientras que los varones tienden a nacer a consecuencia de temperaturas más bajas.

Registro marcado de las colillas de ciggarrillo que se recogieron, segmentado por área. (Ricardo Arias para NotiCel)
Foto: