Santa Clo: De 'La Cuchilla' a Plaza las Américas
Entre escuelas del siglo XXI, 'The School of San Juan' y nieve de mentirita, el viejo barrigón de Santa Clo se casó con una boricua, pero nunca aprendió español. Sin duda, el coloraó' siempre fue medio vago para adaptarse a su nueva casa, Puerto Rico.
En todo caso, fueron miles de niños y niñas boricuas, quienes desde principios del siglo XX hasta nuestros días, han tenido que masticarse a renos, duendes y otras costumbres de climas foráneos para así poder abrirle el camino a las megatiendas del Norte y celebrar las 'Christmas' con alguna variante de 'nieve', cortesía de Doña Fela en el San Juan de antaño, y de la familia Fonalledas en su dimensión paralela sanjuanera de Plaza las Américas.
Desde el principio, la relación entre Santa y los boricuas fue una desigual.
Así lo narró magistralmente el legendario escritor puertorriqueño, Abelardo Díaz Alfaro, en su cuento Santa Clo va a La Cuchilla, del libro Terrazo, publicado en el 1947.
Cuenta Díaz Alfaro en su historia, que el gordo barrigón fue anunciado con bombos y platillos en el barrio rural de La Cuchilla. Por lo tanto, se esperaba que todos sus habitantes lo recibieran y se aseguraran de que él – y no Los Reyes Magos - sería de ahora en adelante, el nuevo cheche de la Navidad boricua.
'Este año hará su debut en La Cuchilla Santa Claus. Eso de Los Reyes está pasando de moda. Eso ya no se ve mucho por San Juan. Eso pertenece al pasado. Invitará a Mr. Rogelio Escalera a la fiesta; Eso le halagará mucho', declaró el nuevo maestro Johnny Rosas a su predecesor, Peyo Mercé, quien había probado ser un fracaso en adaptarse e implementar los nuevo métodos pedagógicos dirigidos a imponer las costumbres norteamericanas en el Barrio La Cuchilla.
Hoy día, mucha gente hubiese declarado que la anunciada visita de Santa olía a 'gato encerraó' o a 'peje' de maruca'.
En La Cuchilla ya sospechaban que el asunto iba a terminar como el rosario de la Aurora. En otras palabras, ese Santa podía crear conmoción entre quienes llevaban toda una vida celebrando los Reyes Magos y adoraban al Niño Jesús en el idioma español que ya habían hecho suyo, a pesar de haber sido igualmente impuesto por unos europeos que creían en la Virgen María y en los pesebres con burros.
Jo, jo, jo… Santa finalmente irrumpió en La Cuchilla.
'Conjuraó sea! Si es el mesmo demonio jablando en americano!' gritó una vieja del cuento, mientras se persignaba.
Ante la gritería y estado de perplejidad, el queridísimo maestro, Don Peyo Mercé, no hizo nada al respecto, y ante la reclamación de un iracundo supervisor, Mr. Escalera, el educador jibarito le contestó diciendo que 'yo no tengo la culpa de que ese santito no esté en santoral puertorriqueño'.
Resistencia cultural en la Literatura Puertorriqueña
De acuerdo a la profesora de Literatura Puertorriqueña en el Departamento de Estudios Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras, Nívea Torres Hernández, la publicación del libro Terrazo marcó un importante momento en la producción cultural boricua y en la reafirmación de la nacionalidad puertorriqueña que se consolidaba, a pesar de los intentos de asimilación bajo la soberanía estadounidense.
'Terrazo se da en la época de la transculturación. Uno de los aspectos que se presenta en la literatura de Díaz Alfaro es esa resistencia, la imposición de otra cultura. Ese Santa Claus pertenece al libro Terrazo formó parte de la trilogía de cuentos con el personaje de Peyo Mercé', dijo Torres Hernández al hacer referencia a los cuentos de Peyo Mercé enseña inglés, Santa Clo va a La Cuchilla y Trasplante de Desplante.
Según la catedrática de la UPR, la obra de Díaz Alfaro tiene que verse en el contexto de la agenda del gobierno insular de los Estados Unidos y su política pública para imponer el inglés en la Isla de forma arbitraria. Igualmente, los cuentos de Peyo Mercé deben analizarse a la luz del creciente movimiento político nacionalista que florecía en la época, a partir de la década de los 1930s.
'El dato social, político e histórico es la imposición y la llegada de Secretarios de Educación nombrados por el gobierno de los Estados Unidos. Los supervisores, o eran estadounidenses, o eran puertorriqueños que tenían que aceptar lo que el Secretario les pedía', comentó Torres Hernández.
'Peyo Mercé era un maestro muy querido en La Cuchilla, pero no era lo que buscaban los estadounidenses. Lo que él quiso decir era que Santa Claus no era parte de nuestra cultura e idiosincrasia de pueblo', puntualizó profesora de literatura en Río Piedras.
Y para usted lector o lectora, cuenta Puerto Rico con algún Peyo Mercé de la vida hoy día? Continúa siendo pertinente este personaje?