El Cerro, una obra de arte (Vídeo)
Para subir a El Cerro desde la plaza de Naranjito hay que entrar por un callejón, dejar el carro antes de la cancha, llenarse los pulmones de aire y comenzar a subir escaleras. Ya arriba, se puede contemplar la vista panorámica del centro del pueblo.
Los vecinos de la centenaria comunidad que ubica a la falda de las montañas y que muchos comparan con La Perla de San Juan, atraviesan las estrechas callejuelas con relativa facilidad. Para el que la visita por primera vez es como entrar en un laberinto de colores y de caminos sin salidas, musicalizado con los ritmos que los residentes tocan en sus radios y se escuchan por toda la zona.
Para los que miran desde abajo, solo es El Cerro. Para los más de 3,000 que viven allí arribita son cuatro barriadas: Monte Verde, San Miguel, San Antonio y San Cristóbal.
Un viernes en la mañana, un día que se les ha dado libre a los estudiantes, los niños y jóvenes caminan como brincando de escalón en escalón. Se asoman por las puertas abiertas y saludan a los más adultos que están casi todos sentados en un sofá, frente a un televisor, viendo el 'show' del mediodía. Todos se conocen.
María Dolores Serrano, a la que todos llaman Doris, es la nueva líder de la comunidad. Dicen que heredó el puesto de su hermana que murió de cáncer hace un tiempo. Doris tiene 54 años y vive en El Cerro desde que nació. Allí se criaron también sus padres, allí conoció a su esposo y allí viven sus hijos y sus nietos.
'A la edad que tengo puedo decir que la gente de aquí es excelente', comenta Doris. 'Es que la gente interpreta muchas cosas. Creen que es feo', dice sobre cómo ve la comunidad quienes no la conocen. 'Pero mi experiencia es que todo el mundo que viene de afuera le gusta El Cerro'.
Así, dice, le pasó a los actores y a la producción de Fast Five, que estuvieron como dos meses grabando escenas en la comunidad, tiempo que dice que todos los vecinos 'se lo gozaron'.
En medio de la conversación, Chemi Rosado, el artista que se propuso en 2002 pintar las casas de distintas tonalidades de verde como parte de un proyecto de arte e integración comunitaria, se asoma por la ventana y le pide a Doris una llave. Ella, sin pensarlo mucho, le dice que entre a su casa, que la busque, que está detrás de la puerta.
Chemi cuenta con el apoyo de Doris en la nueva etapa de su proyecto, con la que se ha integrado a la campaña publicitaria de NotiCel 'La verdad sin colores'. Junto con un grupo de voluntarios y otros artistas está utilizando los colores de los partidos que el diario digital no le pone a sus noticias para volver pintar las casas de El Cerro.
Como Chemi, quien sube a El Cerro y se gana la confianza de los residentes, puede entrar y salir cuando quiere.
'Aquí cuando vienen los estudiantes, vienen otras personas, se los presentamos a los vecinos para que sepan quiénes son y después ellos suben solos a cualquier hora', añade para puntualizar que en los 54 años que tiene nunca se ha quejado de vivir allí.
Doris mantiene las puertas de su casa abierta y hace una invitación a pasar para mostrar fotografías de las actividades y los talleres que se han realizado en la comunidad. Señala con particular interés a un hombre que murió muy joven y en cuyo honor se nombró una de las canchas de la comunidad. Así como todos se conocen, se recuerdan muy bien y se honran. Como a su hermana, la que murió de cáncer, que también recordarán poniéndole su nombre al centro comunal.
El Cerro va quedando nuevamente en distintos tonos de verde. No es verde pipiolo, ya los vecinos, muchos de los cuales exhiben en sus casas las banderas de los partidos penepé y popular, lo entendieron. Es una obra de arte que le quita a los colores su connotación política y le da la de la propia comunidad.
El artista Chemi Rosado Seijo y vecinos hablan del proyecto de El Cerro, de cómo rompió con el estigma político de los colores, y de su participación en La Verdad Sin Colores de NotiCel. (Josian Bruno/NotiCel)