'Generación Zumba': Sudar es su religión
Como si se tratara de un nuevo movimiento, una nueva subcultura o generación, se mueven a traves de toda la Isla con un solo fin. Su meta es mover el cuerpo y dejarse seducir por la música y sus ritmos tropicales hasta no parar de sudar. Mientras más lo hacen, más quieren seguir bailando. Esa es su creencia.
Están en todos los puntos cardinales de Puerto Rico y se agrupan por nombres según los equipos a los que pertenecen en sus comunidades, gimnasios; y en ocasiones hasta en las oficinas de gobierno o compañías privadas en las que trabajan.
Ataviados de vibrantes colores neones y exóticos cortes de ropa atlética, todos deliran por estar en un mismo lugar. Algunos se mueven en guaguas escolares para llegar a su altar: la pista de baile.
Ellos son los seguidores del famoso Zumba, una forma de ejercitar el cuerpo y la mente a través de la música. Aunque en Puerto Rico se practica desde el 2006, el arraigo y aceptación de este nuevo estilo de vida en la población no había sido tan evidente como en los últimos dos años, y sigue en ascenso.
No importa la edad. Para ser parte de esta nueva cepa no hay requisitos estrictos ni se necesita llenar una solicitud como si se tratara de un exclusivo grupo elite de deportistas. Por el contrario, lo único que se necesita para poder practicar sus bailes es quererse a sí mismo, divertirse y aceptar a los demás.
Tampoco hace falta ser un experto o creerse la última maravilla al bailar. Lo importante para ellos es tener una buena actitud y pasar un buen rato.
Precisamente una de las características que distingue a este movimiento de ‘zumbadores' es su pasión por ayudar a otros, aunque no conozcan a quien están ayudando.
La fiebre de los llamados 'zumbatones' se ha apoderado de la agenda social en la isla, a juzgar por la serie de actividades que realizan sus seguidores con el único propósito de allegar fondos para las buenas causas o entidades sin fines de lucro que ofrecen servicios a la comunidad.
Malen Melero llegó hasta la cancha bajo techo Dr. Edwin ‘Puruco' Nolasco en Coamo, hogar de los Maratonistas del Baloncesto Superior Nacional. Allí, junto a más de 300 personas fue partícipe del evento 'Dancing with Heart Zumbathon', a beneficio de la organización Mennonite Cancer Foundation.
La mujer de 59 años contó a NotiCel que desde hace 5 años practica Zumba y no le importa moverse a cualquier parte de la isla con tal de sentirse bien, al mismo tiempo que aporta a una causa benéfica.
'Yo vivo en Salinas, pero he ido a otros pueblos como Caguas, San Juan, Ponce, Santa Isabel y me encanta porque uno se siente bien. Uno lo hace de corazón para mantener un buen estado de salud y ayudar a los demás. Yo lo recomiendo.', expresó mientras secaba su rostro con una sonrisa contagiosa.
Es esa misma energía la que transmiten los instructores en este tipo de actividad por medio de sus coreografías y gestos alegres al menear sus caderas. Son ellos los seguidores de Alberto 'Beto' Pérez, (creador de Zumba), y los promotores de esta generación en la isla, y a quienes los destaca su amor y pasión por sudar hasta la última gota mientras se divierten y sirven cada uno a su comunidad.
Lieschen Montaner es 'la caballota'
Así describen sus pares a esta mujer que parece tener energía para regalar por furgones. Y es que se trata de la única persona en Puerto Rico que está licenciada por la organización Zumba para certificar a los demás instructores en la isla.
Comenzó en el 2006 justo con la llegada de la modalidad de ejercicios a Puerto Rico y en el 2007 fue reconocida como Especialista Educadora de Zumba (ZES), por sus siglas en inglés.
Inmediatamente comenzó a ofrecer las clases en su gimnasio Momentum al tiempo que motivaba a otros a regar la fiebre por el Zumba a todo el país. Por tal razón se especializó en esta rama del ejercicio y en todas sus categorías como Zumba Básico 1, Zumba Básico 2 y el ZumbAtomic, clase que está particularmente dirigida a la población infantil.
Además, Montaner ofrece clases a personas de mayor edad por medio del programa Zumba Gold. Otras especialidades como el Zumba Sentao (baile en una silla), Zumba Toning y Aqua Zumba también forman parte de su experiencia profesional.
Según explicó, el movimiento de seguidores de Zumba ha ido en aumento a través de toda la isla y la aceptación es cada vez mayor.
'Aquí no hay un fin de semana en el que no haya un evento de Zumba. Se ha creado un ‘boom' en lo que a zumbatones se refiere. Casi siempre es para ayudar a alguna persona que padece una condición o a una organización que necesita fondos, pero siempre hay algo', expresó Montaner en un aparte con NotiCel mientras se preparaba para dirigir al público de la actividad 'Dancing with heart Zumbathon', celebrada en Coamo.
Montaner añadió que 'a veces es exagerado porque hay que estar pendiente a las agendas de cada uno para que no conflijan con tantas actividades y trato de ir a la mayor cantidad de invitaciones que nos hacen para compartir, aunque a veces no se pueda. Lo más importante de todo es que esto sirve para unir a mucha gente. Estas amistades que tengo aquí no las hubiera tenido si no fuera por Zumba'.
Víctor Cruz siempre está ‘pompiao'
Aunque dice que los nervios se apoderan de él cada vez que le toca subir a una tarima en un evento de Zumba, lo cierto es que el ímpetu y la energía que transmite este joven de 34 años contagia de forma positiva a cualquiera que sigue sus pasos y lo disimula muy bien.
Comenzó como un juego, bailando con una amiga y poco a poco le fue cogiendo el gusto al baile. Posteriormente fue su misma amiga quien lo invitó a tomar las clases de Zumba y le lanzó el reto de certificarse como instructor en el 2010.
Víctor contó a NotiCel que nunca pensó en ser maestro de Zumba.
'Todo surgió de la nada. Yo lo hice más bien porque me gustaba el baile, pero un buen día llegué al gimnasio y pregunté por las clases de Zumba. Me identifiqué y les dije que yo era instructor y la muchacha que me atendió se emocionó porque precisamente ellos necesitaban un maestro. Así fue que comenzó todo', narró Cruz.
'Me pidieron una clase de demostración y varios días después ya había empezado a dar las clases sin que quedara un espacio vacío en el salón', agregó.
A Víctor le gusta salirse del podio cuando ofrece las clases y mezclarse entre el público que le sigue. Sus clases en BodyPlex son las más concurridas, al punto que recordó una ocasión en que varias personas se quedaron fuera del salón de clases y aún así le seguían desde el pasillo del gimnasio a través de un cristal.
'A mí me gusta tener las clases llenas. Siempre me pongo nervioso, pero una vez comienzo se me quita y no hay quien me aguante. Es algo que me llena de alegría y que hago con mucha energía y a la gente le gusta porque siempre estoy ‘pompiao' activándolos', dijo.
'Otra de las cosas que más disfruto es cuando mis amigos y compañeros instructores van a mis clases y siempre terminamos todos juntos en tarima. Ahí es cuando se forma tremendo party', puntualizó.
Sylkia Rivera es la buyanguera del grupo
Siempre tiene una sonrisa dibujada en su rostro y algún comentario jocoso para cualquier situación. Sus amigos la conocen como 'Kiki', nombre que en Hawaii significa 'niña bonita'. Por qué será?
Y es que Sylkia tiene un amor particular hacia sus seguidores por considerarlos como una comunidad 'pachanguera y feliz' desde hace casi 6 años que lleva como instructora de Zumba.
'Yo creo que lo que pasa es que ellos se parecen a mí, o yo me parezco mucho a ellos', acotó la joven quien reflejaba en sus ojos la pasión y el cariño que siente por la comunidad de Villa Nevárez en Rio Piedras, donde ofrece sus clases semanalmente en la cancha bajo techo del parque.
Allí se reúne cada martes y jueves desde las 7:00 de la noche para ser la maestra de Zumba, amiga, psicóloga y consejera de muchas personas que también le han cambiado su vida, según contó.
'Me encanta que griten y se gocen ese momento. Somos una gran familia y siempre nos buscamos unos a otros. Yo he tenido sobrevivientes de cáncer que han superado esa enfermedad con el sólo hecho de tomar las clases a modo de terapia', relató.
Rivera se destaca como asistente administrativo en un bufete de abogados, pero como explicó a NotiCel 'cuando salgo de mi trabajo y voy para allá con ellos yo me transformo, me da una energía que yo no te puedo explicar'.
Entre su clientela cuenta con niños desde los 4 años de edad hasta los más adultos de entre 74 y 85 años. A todos ellos les escucha, les atiende y les resuelve más allá de la pachanga que la distingue para aliviar un dolor emocional.
'Yo he tenido de todo. Hay familias que se han restablecido a través de las clases de Zumba. Otras personas se han sanado de alguna condición o simplemente acuden allí para escapar de sus problemas, de sus dolores y se sienten amados. Cuando eso pasa yo estoy bien', concluyó.
Luisín siempre se bota
Es actor de profesión, razón por la que sus coreografías se distinguen por sus gestos y expresiones histriónicas que denotan sus raíces afrocaribeñas. Es amante de la cultura puertorriqueña y lo evidencia su repertorio, aunque nunca falta el último ‘hit' musical en su iPod.
A Luisín, como se le conoce a Adrián Luis Lebrón entre los zumbadores, le apasiona viajar la Isla entera ofreciendo motivación y su arte por medio del Zumba, pero sobre todo en entidades sin fines de lucro y de base comunitaria.
Luisín relató a NotiCel, que de todos los grupos que atiende el que más llena su corazón es la población de adultos. Por medio de una clase adaptada logra conectar con los jóvenes de espíritu y corazón a través de un lenguaje sencillo y que le resulta entretenido.
'Me fascina verle las caras y como se lo gozan. Claro está, yo utilizo otra manera para que puedan seguirme. Por ejemplo, les hablo como si estuvieran haciendo los quehaceres del hogar y así se les hace más fácil a ellos', explicó.
Pero a sus 26 años de edad le ha pasado de todo en sus clases. Desde que se certificó como instructor en el 2007 ha trabajado en algunos de los gimnasios más reconocidos del área metropolitana como Optimum Body Performance (OBP), LIV en Condado y en varios centros de salud mental en Puerto Rico.
'Yo he tenido parejas que se han casado porque se han conocido en mis clases, pacientes mentales que han dejado su dependencia a los medicamentos para poder dormir mejor y hasta personas que han sido diagnosticados con diabetes y de la noche a la mañana ya no tienen esa condición', recordó.
Luisín recordó que 'no todo es el físico. Una vez una muchacha empezó a llorar en medio de una de las canciones porque había perdido a su mamá y estaba buscando un escape. A mí me impactó muchísimo porque ella quería estar allí. Así es el puertorriqueño, escuchamos música y nos olvidamos de todo, rápido comenzamos a cantar y bailar. Mientras eso siga sucediendo en mis clases o participaciones en zumbatones, yo simplemente me boté'.
Un ritual de esperanza
Los instructores de Zumba llegaron al 'Dance with Heart Zumbathon' e imediatamente se dirigieron a su camerino donde se desplegaba una amplia variedad de frutas y refrigerios para mantenerles hidratados y en buen estado físico.
Allí se relajaban, conversaban entre unos y otros y se contaban las experiencias de cada cual durante sus clases en la semana. En la pista de la cancha los zumbadores aguardaban con ansias por mover el esqueleto.
Al filo de las 7:30 de la noche comenzaron a sentirse los primeros acordes musicales que invitaban a sus seguidores a bailar por espacio de dos horas.
Mientras tanto, en el interior del camerino el grupo de instructores estrellas se abrazaban y se tomaban de las manos para elevar una oración en agradecimiento a Dios por la oportunidad de servirle a los pacientes de cáncer. Acto seguido se escuchó una bulla y comenzó la acción.
El repertorio estaba listo, las coreografías preparadas, las luces y el sonido en completo orden y los cuerpos comenzaron a sudar.
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