Ante escasez de hombres, más chicas con chicas
Las etiquetas cuando se trata de sexualidad resultan cada vez más anticuadas. Acercamientos científicos, entre los que se destacan los estudios del biólogo y entomólogo Alfred Kinsey, plantean que la sexualidad es un continuo en el que se va de la heterosexualidad exclusiva a la homosexualidad exclusiva. En esa oscilación se encuentran dos entrevistadas por NotiCel, pero no únicamente por el deseo de explorar su naturaleza sexual.
Estas dos mujeres en sus 20's dicen haber comenzado a salir con otras féminas ante la falta de buenos candidatos varones. Una buscando la compañía afectiva de alguien afín, la otra, para satisfacer sus necesidades biológicas.
Luego convivir con un hombre por seis años, Keila Piquet (seudónimo) decidió romper la relación. Lo poco que su pareja aportaba económica y emocionalmente terminó por sacarla corriendo de aquello. Mientras hacía su maestría, Keila era quien trabajaba para llevar el sustento a la casa. Su compañero, por su parte, se negaba a lavar su ropa o a fregar los trastes pues decía que así ella lo había conocido y que él no iba a cambiar.
En pocos meses Keila se mudó de la casa que ella alquilaba y su ex fue de vuelta a la casa de su madre. La chica se sentía feliz de ser libre nuevamente y aunque no quería brincar de nuevo a otra relación, estaba dispuesta a darse la oportunidad de salir con otros muchachos. Fue entonces que se topó con las estadísticas.
Según la demógrafa Judith Rodríguez, aunque en Puerto Rico 'nacen 105 hombres por cada 100 mujeres, la mortalidad masculina comienza mucho más temprano'. Rodríguez explicó que la tendencia general es que los estilos de vida y las enfermedades hagan que los hombres comiencen a morir a mayor razón a partir de los 40.
Sin embargo, en Puerto Rico 'la mortalidad está ocurriendo a partir de los 20 años, lo que ha causado un desbalance', señaló la demógrafa. Las muertes violentas, los vicios, los accidentes de tránsito, las preferencias sexuales y la emigración entre los varones son algunas de las causas que mencionó disminuyen la razón de masculinidad. Además, al cuadro de la añade que haya 'más mujeres educadas coetáneas con hombres', indicó Rodríguez.
Keila intentó comenzar una amistad con varios hombres que le interesaron.
'Con uno no tenía química en la cama. Con otro el sexo era bueno, pero era súper inmaduro, vivía en casa de los papás, se desaparecía y me contaban que lo habían visto con la ex', relató.
En su trabajo los candidatos eran iguales; 'viciosos, machistas, 'quedaos' o nenes de papi y mami', y en las aulas de la Universidad Interamericana donde estudia, 'la mayoría son mujeres', mencionó la joven.
Harta de lidiar con ' guatapeor', se dio cuenta que la afinidad con una de las compañeras del trabajo crecía.
'Siempre me 'texteaba' buenos días, no había ese guille que existe con los hombres. Escuchaba lo que yo le contaba. De vez en cuando me decía 'wow, hoy te ves bien linda'' recordó.
Keila reconoció que antes de fijarse en aquella chica admiraba las cualidades físicas e intelectuales de algunas mujeres, pero dijo nunca haber experimentado con una.
'No nos hemos acostado aún. Ella tiene miedo que yo lo que quiera sea curiosear y después la dejé por un hombre', explicó Keila, quien aún no se atreve a etiquetar su sexualidad.
Expertos coinciden en que entre los jóvenes en Puerto Rico hay cada vez más mujeres que hombres, y en que una cosa es la preferencia sexual y otra la práctica.
'Lo que yo sé es que me encanta todo de ella...es trabajadora, estudia, es 'surfer' y juega baloncesto. La conexión que tenemos es diferente, es todo más íntimo', aseguró.
Para el psicólogo social David Pérez cuando se trata de sexualidad ' una cosa es la práctica y otra es la preferencia y la identidad'. La práctica puede responder en ocasiones a necesidades emocionales y fisiológicas y la preferencia se trata de los gustos. Pérez dio como ejemplo que se utilice el término 'hombres que tienen sexo con hombres' para referirse a hombres que tienen relaciones sexuales con otros, como parte de la diversidad de sus prácticas, sin que ellos se definan como homosexuales.
La diferencia entre sus prácticas y sus preferencias son muy claras para Diana Otero. La joven estudiante de 22 años dice desde 'chiquita haber experimentado con nenas', pero en su vida sexual preferir la 'anatomía masculina'.
'Con una mujer puedes tener un orgasmo igual, pero a mí me gusta más la espalda y el pene de un hombre', explicó.
Aún a pesar de su preferencia, Diana acepta frecuentar chicas.
'Uno sale a 'janguiar' y quiere 'comer' ese día, y en donde quiera que uno va hay más mujeres que hombres. Casi siempre tenemos más cosas interesantes que hablar, somos las que pagamos, somos más independientes', explicó.
En cuanto a la dinámica del acercamiento, la joven opinó que 'aunque ambas sepan que (el encuentro) durará dos días, se dan más cariñitos y se atienden bien. Llamamos si queremos repetir, no es como con los hombres que tanto ellos como nosotras tenemos que esperar para no parecer 'psychos''.
Sobre el acto sexual, Diana recalcó que la tecnología 'ha roto muchas barreras que tiene la anatomía' en una relación de mujer con mujer.
'Hasta se me hace más fácil llegar al orgasmo con una mujer. No sé si es que sabemos exactamente qué hacer, pero uno cierra los ojos y sientes una penetración igual', indicó.
La joven universitaria, también estudiante de psicología, tiene claro que el que sienta más interés por los varones responde a construcciones sociales.
'Hay otras etapas que quiero llenar como mujer y en esas sueño que sea al lado de un hombre', puntualizó.
Las historias de Diana y Keila son cada vez comunes, aseguró la doctora y especialista en salud pública Wanda Smith. Para la doctora, la realidad de que hayan cada vez más mujeres sin la posibilidad de tener una pareja del género opuesto no significa que su sexualidad desaparezca.
'Necesitamos afectos y caricias y en ausencia de (un varón) podemos establecer ese tipo de orientación sexual afectiva y satisfacer nuestro componente erótico con el sexo que tenemos de frente, que tenemos cerca'.
Smith explicó que dichos comportamientos responden a necesidades intrínsecas de la sexualidad.
'La sexualidad se compone de cuatro aspectos básicos: el aspecto físico y biológico, el psicoemocional, el aspecto social y el aspecto espiritual, que muchas veces incluye el religioso' señaló.
Además de las necesidades físicas y emocionales, indicó que la sexualidad es dirigida por el entorno social y los valores.
'Yo no soy solo una pelota de emociones nada más, psicoafectvamente (hablando), yo no soy un chorro de hormonas solamente, yo también vivo en un entorno social y también tengo creencias, valores. Esos últimos dos componentes se tienen que añadir dentro de la sexualidad porque van a hacer que tu prefieras o no prefieras', sostuvo.
Smith concluyó diciendo que la preferencia sexual es algo totalmente aprendido y como ejemplo dio el que haya culturas donde tener una relación homosexual, lésbica o bisexual se tome con naturalidad, y que, por el contrario, haya otras donde existan suma rigidez en roles y estereotipos.