El otro día visité la casa de un ex novio y por ningún lado ví rastros de su nuevo amor. Bueno, hasta que llegué a la cocina. Allí todo lo comestible era 'fat free', 'low sodium', 'sugar free', 'lactose free', 'gluten free', 'low carb' y por ende 'flavor free'. Al parecer, alguien en esa casa estaba empeñado en comer 'saludable'.

Es inevitable preguntarse si tanta restricción tiene resultados positivos en la eterna batalla para perder peso. Desde cuándo la salud depende de productos libre de grasas, azúcares, carbohidratos, y todo aquello que hace que segreguemos serotonina en el cerebro de alegría? Uno termina planteándose si de existir una píldora que cubriese todas las necesidades alimenticias, los seres humanos renunciaríamos a las tres comidas diarias con tal de mantenernos en forma. Quizá, después del tamiflu esa píldora sería la gallinita de oro de las farmacéuticas. Serán los productos libres de todo la continuación de la globalización de la alimentación? Cuál es la comida del futuro?

El naturópata Rubén Marchand explicaba que los alimentos del futuro deberían ser aquellos no transgénicos porque 'desafortunadamente, debido al acelerado deterioro del medio ambiente y a la dramática contaminación de los suelos, muchos alimentos son genéticamente alterados y cosechados con pesticidas'. Según Marchand hasta la soya ha sido víctima de los cultivos alterados y contaminados. Es por esto que al consumir productos derivados de dicho grano es importante que sean orgánicos.

El tema de los productos orgánicos suele suscitar controversia debido a los altos costos de los productos certificados. Uno podría pensar al tener menos químicos e ingeniería genética serían más baratos. Sin embargo, comprar una docena de huevos orgánicos en el supermercado cuesta $4.65 versus $2.19 de los regulares.

Pero volviendo a la nevera del ex y en relación a los productos bajos en diversión, el naturópata explicó que hay que tener mucho cuidado con la comida que promete ser baja en todo porque 'lo que contiene es plástico'. Esto se constata comparando empaques y precios en el supermercado. Luego de un vistazo entre las góndolas descubrimos que los productos 'light' son casi siempre diez centavos más caros, algo que no asombra ni asusta el bolsillo. Lo que realmente es alarmante son las contradicciones en los valores nutricionales en los productos de dieta. Me explico. Si usamos de ejemplo las barras de helado bajas en carbohidratos Breyers, la barra dietetíca tiene 130 calorías de grasa sobre 90 de la barra regular. Los yogurts Dannnon Light tienen más sodio que el producto original y las galletas Oreo dietéticas tienen grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas que las galletas regulares no tienen. Estos son sólo varios ejemplos que prueban que los sacrificios en sabor y en precio no implican resultados positivos a la salud.

Por otra parte, todos los días se descubren súper alimentos que prometen ser curas milagrosas para todo tipo de males como recientemente lo son el açai, la espirulina y la granada. Resulta difícil concebir el pagar cinco dólares por una granada, sin embargo desde que se descubrió que es un antioxidante poderoso sus ventas han aumentado. Según el portal de internet Fresh Plaza, dirigido a la agricultura, en Tulare County, el mayor productor de granada en Estados Unidos, en el 2009 las ventas del producto se duplicaron alcanzando los 21 millones de dólares.

Como indica Marchand, el açai y la espirulina, entre otros, son parte del tercio de la flora terrestre que los seres humanos conocemos y consumimos. 'La mayoría de la flora no la conocemos, por eso se siguen descubriendo nuevos alimentos. Claro, ningún suplemento vitamínico o un súper alimento puede sustituir la nutrición que obtenemos de una dieta alta en fibra, baja en sodio y en harinas refinadas, y llena de frutas y vegetales'.

Esto último parece ser lo nos negamos a aceptar. Está tan dicho y redicho y, no obstante, seguimos obstinados en los cuentos de hadas de las etiquetas y la uñas de gato, el cartílago de tiburón y los brazaletes de 'power balance' del mundo.