Los viajes de Gunther Plüschow
El hidroavión se deslizó por las aguas hasta alcanzar el despegue. En ese momento decisivo, dos hombres irrumpieron en gritos de alegría. Daba comienzo el viaje iniciático que convertiría al Heinkel en el 'Cóndor de Plata' y en parte de la leyenda: el primer vuelo sobre la Tierra del Fuego.
El motor BMW de esa joya mecánica ronroneaba acompasadamente estableciendo una suerte de vínculo amoroso entre el piloto y la máquina que duraría poco. El clima, como celoso espectador, los complicó durante todo el viaje. Fríos absolutos a los tres mil metros de altura, soportados como se puede en los puestos de comando sin cabina, vientos intensos de direcciones cambiantes que congelaban el radiador. De tanto en tanto, como en medio de una danza hechicera, despejaba y la luz permitía admirar los cerros, los lagos y el verde de los bosques sin edad.
Así volaron desde Punta Arenas hasta Ushuaia, en donde bajaron llevando una saca de correo con una carta de saludos del gobernador de Magallanes para el de Tierra del Fuego y, también, una menos protocolar para un interno del penal de Ushuaia de una misteriosa mujer chilena. No conforme con esto, Gunther Plüschow continuó vuelo hasta el Cabo de Hornos, sobrevolándolo por primera vez y reconociendo desde el aire ese punto aterrador para los marinos del mundo.
Todo había comenzado muchos años antes cuando un joven que ingresaba en la escuela de la marina imperial alemana, descubrió en un libro una postal que mostraba un buque frente a las costas de una lejana Tierra del Fuego. Se juró entonces que alguna vez llegaría hasta allí. Luego de su formación naval, se graduó como piloto y mecánico de aviones. Fue designado en la colonia alemana de Tsing Tao en China, junto al Mar Amarillo. Al fin de la Primera Guerra Mundial retornó a Alemania donde casi es fusilado por espía. El relato de estos hechos, convertido en libro, vendió 600.000 ejemplares. Renuncia a la armada de su país y comienza con los vuelos aeropostales en la compañía Aero Lloyd, antecedente de la que sería más tarde Lufthansa.
Llevando turistas en un crucero por el Mar Mediterráneo, el patrón, un antiguo camarada de armas, lo contrata como cronista en un viaje hacia la América del Sur y hacia allí parte para registrar en fotografías y películas todas las alternativas de la llegada a las Islas Malvinas, Cabo de Hornos, Chile y el puerto de Valdivia. De este viaje retorna a Alemania con una firme idea: volver a su deseada Tierra del Fuego. Se dedica a buscar apoyo para poder hacerlo y navegar las costas australes, fotografiar y filmar desde el aire produciendo películas que muestren ese lugar virgen y apasionante.
Lo logra en octubre de 1927 al partir desde el puerto de Busum en una goleta bautizada con el nombre de Feuerland.(Tierra del Fuego).
'El Feuerland; el barco más pequeño de todos los que han hecho el viaje a América ha empezado su travesía del océano. Semanas, meses quizás vamos a navegar solitarios, alejados del mundo viviente, abandonados al imponente elemento como un insignificante pecio, hasta que el azar nos conduzca a cualquier parte del Brasil…', escribió.
Al cabo de una navegación de más de cuatro semanas llegan a Brasil, en donde filmará las costumbres de los pueblos del Amazonas para luego ir hacia el sur del continente. Navegando durante más de un año recorrerá el Estrecho de Magallanes hasta llegar a Chile. Documenta todo en detalle y en Punta Arenas comienza con el armado de su hidroavión Heinkel.
'Del espantoso caos de cajas y cajones, piezas del aparato, alas, flotadores, motor, todo revuelto en torno nuestro, de tal suerte que había motivos para volverse loco y echarlo todo a rodar, ha ido poco a poco surgiendo, creciendo, tomando forma como un fénix nuestro Cóndor de Plata…'.
El 3 de diciembre de 1928, el hidroavión ameriza frente a la, por entonces, pequeña ciudad de Ushuaia. El vuelo de 280 kilómetros ha durado una hora y cuarenta minutos. Toda la escasa población los espera en la playa, donde Gunther entrega en manos del gobernador el primer paquete postal que venía por los aires.
Dice, solemne:
'La ensenada de Ushuaia asemeja a un espejo. A su alrededor se elevan majestuosos los gigantescos montes. Son ya cerca de las once de la noche y, sin embargo, el cielo está todavía claro. Delante de nosotros se balancea dulcemente nuestro valiente hidroavión, que tan fielmente nos trajo hasta aquí y que dentro de pocas horas, cargado con otra saca de correo emprenderá el vuelo de regreso…'.
Filma intensamente y en 1929 regresa a Alemania para editar la película. La editorial Ullstein de Berlín le publica en español su libro 'Sobre la Tierra del Fuego' traducida por el anarquista español Armand Guerra, políglota y cineasta vinculado activamente con la industria cinematográfica alemana de la época de la República de Weimar. Regresa a la Argentina y proyecta su película muda en el anfiteatro de la Facultad de Medicina y en el Club Alemán.
Según relata el libro de bitácora, los dos hombres lucharon denodadamente para librar al 'Cóndor de Plata' de su cárcel de piedra y hielo. Lo lograron pero por poco tiempo. El 28 de Enero de 1931 el hidroavión Heinkel HD 24 se desplomó en el lago Rico, llevándose las vidas de Gunther Plüschow y de su mecánico y asistente Ernst Dreblow.
Armand Guerra escribió: 'Con la muerte de Gunther Plüschow pierde la cinematografía científico-documental uno de sus más entusiastas colaboradores'.
Sin embargo, no fue el final de la saga. Su barco, el 'Feuerland' vendido en 1929, inexplicablemente rebautizado 'Penélope' sin que hubiesen pasado los consabidos veinte años de la odisea, tuvo múltiples misiones a través de los años, hasta el traslado de ovejas y de combustible para las tropas argentinas luego de la toma de Puerto Argentino. Finalmente, fue llevado a Alemania para su restauración.
Toda esta sucesión de historias, situaciones épicas y aventuras notables permite soñar sobre la posibilidad de que los objetos sean alcanzados e impregnados con la intensidad de vida de sus dueños.