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Vida

Novata en el buceo cuenta su debut

A las 8:30 am recibí una llamada en la que me informaban que debía asistir a una conferencia de prensa en el agua, en el mar, mejor explicado: dentro del mar. Entre el sueño y la incredulidad de a quién se le habría ocurrido convocar a los medios a tan pintoresco evento, me levanté de la cama sin muchos ánimos. Digamos, sin ningún ánimo.

La novedosa conferencia prensa fue efectuada ayer con motivo del Mes del Planeta Tierra y buscaba concienciar a los puertorriqueños sobre la protección del ambiente, siendo los medios y la comunidad los principales promotores de la educación sobre el tema.

Yo tenía escasamente media hora para darme un baño y prepararme para la actividad, que representaría un gran reto para mi y hasta podrían postularme para el libro Guinness.

La idea de ir a cubrir un tema ambiental no era agobiante, hasta que mi jefe me dijo que preguntara si tenía que llevar traje de baño; ahí los muñequitos cambiaron, eso quería decir que de algún modo mi cuerpo tocaría el mar, lugar al que le tengo mucho respeto.

A las 9:30 am ya andaba de camino para llegar a la playa El Escambrón, lugar al que cuando vivía en el área metropolitana jamás había ido a darme un chapuzón. Mientras conducía, los nervios empezaron a intentar traicionarme, así que para tranquilizarme llamé a mi atrevida hermana para contarle la osadía que estaba a punto de cometer. Ella se reía y me cuestionaba porque me habían enviado para allí, yo le respondía que no tenia idea pero que tenía órdenes de cubirir una conferencia de prensa bajo el agua, que estaba asustada y que esperaba que todo fuera parecido a un paseo-snorkeling.

Irma Ruiz, de Scuba Dogs (Josian Bruno/Para Noticel)

Pero al llegar y observar varios tanques de oxígeno, me di cuenta que otro sería mi destino. Sin más ni menos me dijeron 'puedes subirte al kayak para que veas lo que van hacer'… pero curiosa al fin quería ser parte de la película y no una simple espectadora. Así que me armé de valor y le dije que también quería ir al agua.

El contacto me dijo que ya la orientación había comenzado, pero que le preguntara a los instructores a ver si me daban la oportunidad.

De entrada el instructor me indicó que ya estaba tarde, que hacía una hora habían comenzado la orientación. Como a todo niño que le han prometido una salida y luego se la niegan, insistí. Tal parece que el hombre se compadeció de mí, o lo cansé, y me consiguió un instructor personal para que me enseñará todo lo que se suponía que hubiera aprendido en varias lecciones de clases de buceo. Era 'big time', porque yo aún nado como perrito y floto porque es algo natural.

El hombre muy pacientemente me instruyó desde lo más básico, de cómo ponerse la careta hasta cómo funciona el equipo y qué hacer ante ciertas eventualidades. Además, me explicó el código verbal de los buzos, una cosa bien sorprendente para mi porque no sabía que tenían su propio vocabulario.

Llegó la hora de la preparación, y por ser la última me tocó el único 'wetsuit' que había, que por cierto me quedaba grande. Como toda novata me puse la ropa al revés y tuve que quitármelo para ponerlo correctamente, al tiempo que una muchacha me decía 'es más cómodo así, pero va del otro lado'. Y yo le contesté 'esto evidencia mi ignorancia'.

Nuestra novata se puso hasta el 'wet suit ' al revés, pero perseveró hasta lograr su cometido. (Josian Bruno/NotiCel)

Ya me estaba emocionando la cosa. Luego de hacer todas las preguntas de rigor, como a cuántos pies nos sumergiríamos, qué me podía encontrar allí, que si había mantaraya, picúa o hasta los innombrables tiburones... y si me arrepentía, que debía hacer.

Pero no todo estaba bajo control... cuando vi al tan mencionado pez león, que uno de los instructores capturó, pregunté bien nerviosa si había más, y me contestaron que sí, pero bien a lo lejos, no donde nos sumergiríamos. Ojalá me digan la verdad, pensé para mí.

Una vez sumergida, trataba de enfocarme y disipar el frío que me provocaba el agua. Practiqué la respiración con el equipo, escupí saliva a mi careta para limpiarla y tener así mejor visibilidad, me puse las chapaletas, luego inflé el flotador y me recliné al tiempo que movía los pies. Me sentía libre, contenta y relajada. Cuando todo el grupo estuvo listo, me desinflaron el salvavidas y comencé a hundirme. A los pocos segundos tuve que subir a superficie porque la careta se me empañó.

(Josian Bruno/NotiCel)

Volví a sumergirme y llegué a donde estaba el grupo, que para ponerlo más 'vip' lo integraban varias concursantes de Miss Earth Puerto Rico, y entre chicas me sentía con más confianza y nos dábamos apoyo mutuo. Pero este segundo intento mío también fracasó, porque cuando ya por fin estaba tocando la arena abajo, mi cuerpo rebotaba había arriba: necesitaba más peso.

Tras ponerme unas cuantas libras más, fue mi último round y al hundirme me entró agua en la careta. Me desesperé porque al no ejecutar la instrucción correctamente, el líquido comenzó a entrarme por la manga de oxígeno, así que volví a subir a la superficie.

Un poco más calmada decidí sumergirme nuevamente, y prometiéndome a mi misma que sería el último intento.

Para mi sorpresa y gracias a la paciencia, dedicación y compromiso de mi instructor, logré llegar a mi meta, observando el mundo marino y deseosa de encontrarme a los esperados peces o animales, me sentía ansiosa mientras lo único que veía eran algas y pequeños arrecifes. Cuando ya estaba sintonizada y disfrutando el ambiente, sentí que algo me llevaba a la superficie, y era mi instructor, que había inflado mi chaleco.

Mi momento en esa aventura inesperada y fascinante, había terminado.

Mientras me quedaba con hambre de ver más, pensé 'a la verdad que Puerto Rico es la Isla del Encanto, y yo soy puertorriqueña aunque naciera en la luna…..'

La conferencia de prensa fue bajo el agua en El Escambrón. (Scuba Dogs)
Foto: