El Concilio de Iglesias de Puerto Rico (CIPR) tronó contra el gobierno por querer convertir a la Isla en un ‘súper casino’ con la implantación del IVU Loto en todos los comercios.

Los líderes religiosos aseguraron que ni en La Fortaleza ni en el Departamento de Hacienda han atendido sus reclamos para que el proyecto, que ya se inició en Ponce como programa piloto, no se extienda al resto del país.

‘El IVU Loto va a convertir a todo Puerto Rico en un gran casino y eso no es lo que queremos para nuestros nietos y nuestras nietas… No creemos que es justo que el gobierno le esté imponiendo a todo el mundo el jugar cuando lo que debemos inculcar al pueblo es la dignidad del trabajo’, sostuvo el presidente del CIPR, el obispo Felipe Lozada.

El CIPR, integrado por unas 600 iglesias y alrededor de 100,000 feligreses, aseguró que el proyecto ‘es malo’ para toda la sociedad puertorriqueña y que no se debe implantar, aunque transan porque las iglesias y sus negocios sean eximidos del estatuto.

El reverendo Esteban González, de los Discípulos de Cristo, abogó porque el gobierno retome el diálogo con las iglesias para que el proyecto no se implante en todo Puerto Rico.

‘Desde Fortaleza hasta Hacienda hemos pedido que nos atiendan. La respuesta es que sencillamente se va a trabajar con esa inquietud, pero esto es más que una inquietud porque esto va a la médula de lo que es nuestra sociedad’, dijo González en rueda de prensa.

No descartó desacatar la ley si el IVU Loto se impone en todos los comercios, incluyendo los de las iglesias como librerías y academias.

‘Vamos a vender nuestros productos, pero no nos vamos a convertir en expendedores de boletos de lotería’, sostuvo.

‘Imponerle esto a los niños es nefasto’, afirmó por su parte el reverendo Ángel Luis Rivera, secretario ejecutivo del CIPR.

Rivera indicó que espera que el gobierno no extienda a toda la Isla el IVU Loto porque ‘es malo para toda la sociedad’.

En términos similares se expresó Josué Gómez, de la Iglesia Bautista, quien citó como ejemplo que el estado convertirá en jugadores a un menor que compre en una cafetería unas papitas y un refresco a $1.85.

‘Esto sería un estado de juego, de eso se trata el día a día y lo que estamos diciendo es que para toda ley debe haber una excepción’, puntualizó.