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Tribunales

Viuda de Spagnoletti ofrece testimonio dramático, pero estrecho

El juicio contra cinco individuos por narcotráfico y dos muertes, incluyendo la del expresidente del banco Doral, Maurice Spagnoletti, fue la primera vez que la viuda ofreció testimonio después de acusar a exejecutivos del banco por el asesinato.

Maurice y Marisa Spagnoletti.
Foto: Suministrada

En el undécimo día de juicio contra cinco individuos acusados de narcotráfico, posesión ilegal de armas y asesinato, incluyendo la matanza en 2011 del exjecutivo del banco Doral, Maurice Spagnoletti, la fiscalía federal presentó su testimonio más dramático hasta ahora, y, probablemente, el que más cabos sueltos deja.

El paso por el banquillo de los testigos de la viuda de Spagnoletti, Marisa, fue desconcertante desde que entró a sala cerca de las 3:10 pm.

Llegó con respiración entrecortada y le pidió al juez Francisco Besosa un momento para recomponerse antes de presentarse como “la esposa y la viuda de mi amado esposo, Maurice Spagnoletti”. Durante toda su intervención, de unas dos horas, el juez tuvo que pedirle varias veces, en ocasiones amable y en otras estricto, que se limitara a dar una contestación específica a la pregunta planteada, en vez de divagar con adjetivos sobre su esposo o sobre cómo disfrutaban de su vida en Puerto Rico.

La pareja estuvo en la isla aproximadamente por un año antes de la muerte del ejecutivo, quien llegó aquí en 2010 reclutado por el expresidente de Doral, Glen Wakeman, para enderezar a la institución bancaria que el gobierno federal acabó liquidando en 2013.

Ese mismo 2013, Marisa y la hija del matrimonio, Lucy, sometieron una demanda civil explosiva contra Wakeman, el exjefe de Seguridad de Doral, José Robles, el exvicepresidente, jefe de Cumplimiento, y jefe de Legal, licenciado Enrique Ubarri Baragano, y la exvicepresidenta ejecutiva de Operaciones, Annelise Figueroa, responsabilizándolos directamente del asesinato por encargo de Spagnoletti. El pliego tenía alegaciones específicas de cómo las decisiones que estaba tomando Spagnoletti afectaban directamente a los ejecutivos demandados e, incluso, de expresiones que supuestamente habían hecho algunos de estos sobre la necesidad de sacar a Spagnoletti del banco.

La demanda no mencionaba a ninguno de los que ahora enfrentan juicio, pero sí que unos individuos habían seguido a la viuda y a su hija semanas antes del asesinato. En aquel momento, la demanda no identificaba quién estaba siguiendo a la viuda y su hija, pero, ayer, la testigo dijo, todas las veces que pudo, que la persona que la siguió en al menos tres ocasiones antes del asesinato de su esposo fue el acusado Yadiel “Motombo” Serrano Canales.

“Ese hombre que está ahí, de nombre Motombo, nos estaba siguiendo… No tengo duda de que era este hombre el que nos seguía. ¡Tú me estabas siguiendo!”, dijo en voz alta, mirando fijamente al acusado y apuntándolo con su dedo. El juez la amonestó que no se dirigiera a nadie en sala ni hiciera comentarios impertinentes y la mujer ripostó “lo siento, no quiero vivir con miedo… estaba, y estoy, aterrorizada”. Besosa sacó del récord ese comentario y pidió al jurado que no lo tomaran en cuenta. A pesar de la amonestación del juez, la mujer señaló a Serrano Canales y se volteó a mirarlo cada una de las múltiples veces que mencionó su nombre.

La señora Spagnoletti no mencionó a ninguno de los otros acusados y, de hecho, ninguno de los representantes legales de estos le hizo pregunta de contrainterrogatorio. La fiscal Kelly Zenón no le hizo ninguna pregunta relacionada con la vida de su esposo como ejecutivo, los asuntos que enfrentaba en el banco ni las cosas que incluyó en su demanda que este le dijo sobre el ambiente dentro de la institución. Incluso, la fiscal se movió para que el juez cortara una línea de preguntas en el contrainterrogatorio del abogado de “Motombo”, Peter Diaz Santiago, sobre la incomodidad de su esposo con Ubarri Baragano. La testigo mismo había enfatizado que ejecutivos de Doral “insistieron” en acompañar a la pareja en la celebración de su aniversario, días antes del asesinato.

Sobre el supuesto acecho, habría ocurrido en tres ocasiones. La primera en la farmacia Walgreens del Condado, la segunda el 11 de junio cuando la pareja estaba en un casino celebrando su aniversario junto con otros ejecutivos del banco y la tercera una tarde cuando la mujer estaba con su hija en un parque del Condado. En ninguna de las tres el acusado parece haberle dirigido la palabra y, a preguntas de Díaz Santiago, la mujer admitió que, a pesar de lo impactada y asustada que aseguró estar en cada una de las ocasiones, nunca se lo mencionó a su esposo ni llamó a la Policía, ni al 911 ni hizo gestiones para obtener pietaje de cámaras de seguridad que le permitieran identificar a la persona.

El 15 de junio de 2011, día del asesinato a la entrada del Túnel Minillas, los esposos hablaron por teléfono a eso de las 3:00 pm sobre unos resultados médicos de su hija, paciente renal, y sobre que el hombre iría al aeropuerto a recoger a la hermana y sobrina de la mujer, quienes llegaban para celebrar el cumpleaños de ella el día siguiente. Fue la última vez que hablaron. Tras horas de desesperación porque no localizaba a su esposo, la testigo se enteró del asesinato cuando Wakeman llegó a su apartamento a eso de las 2:00 am del día 16 para comunicárselo.

Luego de eso, tuvo el “momento más horrendo de mi vida” cuando fue al Instituto de Ciencias Forenses a identificar el cadáver de su esposo. Después de que la mujer hiciera esa descripción del impacto que tuvo el ver el cuerpo de su esposo, la fiscal Zenón revivió el momento en sala cuando le mostró una fotografía de la cabeza de su esposo tomada durante la autopsia para que lo identificara. “¡Ay Dios mío!”, gritó. “¿Tengo que verla otra vez?”. “Necesito vomitar”, añadió, provocando que el juez declarara un receso y que la mujer saliera de sala a toda prisa.

A solicitud de la fiscalía, Besosa atajó preguntas de Díaz Santiago sobre los intercambios que la viuda tuvo con agentes de ley y orden esa madrugada que supo del asesinato. Sin embargo, el abogado pudo establecer que, ni siquiera esa noche ni en ningún otro momento del resto del año, la mujer le dijo a ninguna entidad de ley y orden sobre el supuesto acecho de Serrano Canales. La testigo justificó el no decirle a nadie del acecho porque, entre su trabajo y cuidar de su hija, tenía una vida “muy ocupada”.

En la demanda civil de 2013, la viuda aseguró que desde el mismo día del asesinato, el Negociado Federal de Investigaciones (FBI) manejaba el evento como un asesinato por encargo y que tenían “información que fundamenta el involucramiento de los (exejecutivos) demandados en la muerte de Spagnoletti. “Los demandados estuvieron involucrados en el atentado a tiros contra Spagnoletti, que resultó en su muerte”, añadía el documento, que fue retirado seis meses después de presentado, en parte “tomando en consideración la existencia de una investigación criminal continua relacionada al asesinato de Maurice Spagnoletti”. El retiro voluntario ocurrió después de que la entonces jefa de fiscales, Rosa Emilia Rodríguez Vélez, se reuniera con la viuda y los abogados en varias ocasiones. La fiscalía imputó el asesinato de Spagnoletti a este grupo de acusados a fines de 2018.

La testigo dijo que después del asesinato sufrió de “supresión de memoria”, por lo que pasaron unos nueve meses antes de que hablara a las autoridades y en ese momento les contó su memoria del hombre que las había seguido. Aparentemente, en 2012 la testigo hizo el ejercicio de ver fotos para tratar de identificar a esa persona que las seguía, pero, a petición de la fiscalía, el juez no permitió preguntas del abogado defensor sobre esto. En 2015, la viuda dejó dos mensajes de voz al agente del FBI porque había reconocido a Serrano Canales por fotos publicadas de su arresto. Nadie estableció el dato con precisión al jurado, pero en octubre de 2015 se publicaron fotos de Serrano Canales porque fue arrestado fuera de la isla bajo cargos criminales pendientes por disparar a policías en el residencial Villa Esperanza de Cupey. Poco después de las llamadas, el FBI convocó a la viuda a su oficina de Nueva Jersey para mostrarle fotos y allí identificó al acusado.

El interrogatorio de la fiscal Zenón se concentró en dos puntos: la explicación de cómo la testigo identificó a Serrano Canales y la vinculación de ejecutivos del banco con la religión Yoruba, conocida vulgarmente como “santería”.

La viuda indicó que, en una ocasión, dos mujeres se presentaron en el condominio del Condado donde vivía para hablarle de esa religión. Habían logrado acceso porque una conocía al casero. La secretaria de Wakeman, Nancy Vélez, la llamó para decirle que atendiera a las mujeres y la secretaria de su esposo le hizo una exhortación similar. Antes de ahogarse en sollozos, la testigo dijo que las mujeres le dijeron que veían una paloma sobre ella y que eso significaba que su hija estaba muy enferma. No hubo más preguntas sobre esto, así que la anécdota no vinculó directamente a ninguno de los acusados, pero sí por implicación ya que, en testimonios previos, los fiscales establecieron que el acusado Rolando Rivera Solís es un sacerdote de la religión Yoruba, conocido como “babalawo”, que los demás acusados son miembros de la religión y lo reconocían como un padrino espiritual y que el propio Wakeman y otros ejecutivos del banco le hacían consultas espirituales sobre la institución financiera y otros aspectos. Rivera Solís tenía una compañía de limpieza que prestaba servicios al banco y cuyo contrato Spagnoletti ordenó cancelar.

Como en otros testimonios, el de Spagnoletti estuvo marcada por discusiones del juez con las partes en el estrado. A pesar de que no se escuchan, uno de los puntos discutidos, y denegados, por el juez pareció ser la intención de los abogados de los otros acusados de presentar preguntas sobre las alegaciones de la viuda en su demanda civil, así como quejas de que una de las personas que acompañó a la testigo en sala supuestamente le estaba haciendo señas. El abogado Jason Delgado, representante de Fabiany Alméstica Monge, quiso discutir esto con el juez, pero Besosa no lo permitió, lo que llevó a que el abogado pidiera la anulación del proceso, a lo que el juez tampoco accedió.

La participación de Spagnoletti como testigo del gobierno terminó ayer, pero NotiCel supo que ayer mismo un alguacil le presentó una citación para que comparezca en una fecha posterior como testigo de defensa. Esto, como una manera de hacerle preguntas sobre aspectos que la fiscalía decidió no cubrir en su interrogatorio.

Los otros acusados son Luis Carmona Bernacet, Alan Lugo Montalvo, y Álex Burgos Amaro. Este último tendrá un juicio separado por una emergencia personal que sufrió su abogada.

Vea:

La trayectoria hacia la acusación por el crimen de Spagnoletti

Ejecutivos de Doral involucrados en asesinato de banquero Spagnoletti, según reportes del FBI

Familia de banquero asesinado demanda a Doral por matanza de encargo (documento)

Periodista y abogado con 25 años de experiencia. Cofundador, o miembro de los equipos fundadores, de NotiCel, el Centro de Periodismo Investigativo, Red 96, Primera Hora y El Nuevo Día Interactivo.