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Tribunales

Exasesores legislativos son la mayoría nueva en el Tribunal Supremo

Con los dos jueces asociados aprobados en los primeros 100 días de la Administración González Colón, el Alto Foro vuelve a tener su configuración de nueve.

Los jueces asociados Raúl Candelario y Camille Rivera, junto a la gobernadora, Jenniffer González.
Foto: Juan R. Costa

Con un acto protocolar el viernes, el Tribunal Supremo presentó a los dos nuevos miembros que adquirieron el 6 de febrero, cuando juramentaron formalmente los jueces asociados que la Administración González Colón impulsó “fast track” en los primeros 100 días de su gobierno.

La llegada de Camille Rivera Pérez y Raúl Arnaldo Candelario López devuelve la curia a la versión de nueve miembros que tienen desde que en 2010 una mayoría de jueces nuevos nombrados por el exgobernador Luis Fortuño Burset solicitó a la Legislatura que aumentaran la composición de siete a nueve. El tribunal llevaba desde 2021 con menos de nueve miembros, pero en estos cuatro años no hubo solicitud para que volvieran a ser siete.

La novena suprema de hoy tiene varios matices.

El bloque de jueces nombrados por gobernadores del Partido Nuevo Progresista (PNP) es ahora de siete, reduciendo aún más el impacto de la minoría de dos jueces nombrados por el Partido Popular Democrático (PPD). Aún con las frecuentes disidencias del juez Luis Estrella Martínez, la minoría es de tres, como mucho. Solo si los dos nuevos emprenden el camino de la disidencia podría haber oportunidad de un 5-4 en algún caso. “Bienvenidos a la conversación”, dijo con cierta esperanza el disidente frecuente Ángel Colón Pérez. Ninguno de los dos inaugurados ha escrito todavía una resolución, tampoco un voto concurrente o disidente particular.

Solo seis mujeres han servido en el Supremo y esta es la segunda ocasión que tres de ellas sirven a la vez, con la presidenta Maite Oronoz Rodríguez y Mildred Pabón Charneco uniéndose a la novata Rivera Pérez. Una “pequeña sororidad de juristas”, comentó la presidenta.

Resalta también que la minoría absoluta sigue siendo Erick Kolthoff Caraballo, único negro y pastor del grupo.

Pero hay también una mayoría informal, aunque bastante celebrada durante la ceremonia del viernes. Y es que seis de los nueve miembros originaron su carrera en el servicio público como asesores legislativos.

Los asesores legislativos son, de ordinario, los soldados más partidistas que hay en el servicio público. En el Poder Ejecutivo hay reglas que se supone extirpen la faena partidista, y hay gobernadores que necesitan votos de todos los partidos; mientras que en el Poder Judicial no hay elecciones y los nombramientos duran más de un cuatrienio. Pero en el Poder Legislativo, los empleados del legislador trabajan cada cuatrienio para la reelección de un político que pertenece a un partido. Negocian con el Ejecutivo el voto de su legislador a cambio de actos y concesiones específicas de parte del gobernador, pastorean o bloquean nombramientos, fiscalizan a la oposición y recorren las trincheras del Capitolio en batallas partidistas que se luchan con votos, con lenguaje en legislación, con investigaciones y otros instrumentos de combate. Destrezas que pueden servir en el Supremo usadas para el bien común, en vez de para un partido.

La jueza asociada Camille Rivera Pérez.
Foto: Juan R. Costa

En el caso de Rivera Pérez, su trayectoria legislativa fue enteramente con la hoy gobernadora Jenniffer González Colón cuando esta era representante y luego presidenta de ese cuerpo legislativo. La jueza fue parte también del séquito de damas en la boda de la gobernadora. Candelario López, por su parte, fue asesor en la Cámara de Ángel Cintrón García, director político de la campaña de González Colón. Su hermano fue director de la oficina legislativa de Aníbal Vega Borges, comisionado electoral del PNP. El nuevo juez asociado, de paso, confirmó que sus padres tuvieron seis varones, y una hembra, y a todos los hijos le pusieron Raúl; hay también Raúl Antonio, Raúl Alberto, Raúl Armando, Raúl Andrés y Raúl Alexis.

Varios de los que hablaron durante la ceremonia presentaron a la nueva mayoría de otra forma, como jueces de carrera porque, después de ser asesores, habían ingresado en las escalas menores del Poder Judicial. “Comienza la labor apolítica de hacer justicia a todos por igual”, dijo el juez Rafael Martínez Torres a sus colegas nuevos. Esto, en el contexto de que el proceso para su nombramiento al Supremo es uno político. Pero resulta un recordatorio llamativo para dos personas que no son nuevas al Poder Judicial porque llevan con toga, 15 años ella y seis años él.

El juez asociado Raúl Candelario López.
Foto: Juan R. Costa

Para quienes la institución en que un juez aprendió a ser abogado es importante, los miembros nuevos traen la novedad de que ambos son egresados de la Pontificia Universidad Católica, la que no había estado representada en el Alto Foro como lo han estado ya las universidades de Puerto Rico e Interamericana.

“No saben la alegría de tener un estrado, después de tantos años, totalmente lleno”, dijo Oronoz Rodríguez. Pero fue Estrella Martínez el que único que ofreció alguna razón concreta por la cual hacía falta un tribunal de nueve. La curia ahora se puede dividir en tres salas de despacho con tres miembros. En esas salas se decide si algún recurso se va a aceptar por el tribunal para que entonces sea evaluado por los nueve. Aseguró el juez que, en las semanas que llevan los miembros nuevos, el tiempo de espera para resolver recursos en sala de despacho se redujo de unos seis meses a, en ocasiones, 15 días.

Candelario López, residente de San Juan, estuvo acompañado de su madre, Carmen López Guadarrama, esposa, Michelle Amado Acosta, dos hijas, Nicole y Aliza, y dos hijos, Lian y Johan, así como de su prima, la exjueza Milagros Rivera Guadarrama. En su discurso se identificó como “instrumento de Dios” y se mostró preocupado con la discusión pública sobre los trabajos de la judicatura. Se expresó empático con los jueces de menor jerarquía que enfrentan el “implacable escrutinio público de legos y no tan legos, al que no pueden temer, pero del cual tampoco pueden defenderse”.

La jueza federal Gina Méndez Miró y su esposa, la jueza presidenta del Supremo, Maite Oronoz Rodríguez.
Foto: Juan R. Costa

Rivera Pérez, soltera y residente de Trujillo Alto, estuvo acompañada de su madre, Zaida Pérez Acevedo, padre, Luis Rivera Márquez, y hermano, el ingeniero José Luis Rivera Pérez. En su discurso, agradeció a Martínez Torres, de quien fuera oficial jurídico, y a la exjueza de apelaciones, y expresidenta cameral, Zaida “Cucusa” Hernández Torres, entre otros. Calificó su experiencia en la Legislatura como “un giro significativo en mi carrera”, que le permitió observar las “complejidades de la separación de poderes”.

Hubo también muchas referencias a Las Marías, pueblo de la familia de la jueza y cuyo alcalde, Edwin Soto Santiago, también estaba en el público.

Rivera Pérez ya provocó choques culturales en el Alto Foro. El juez asociado Roberto Feliberti Cintrón reveló que varios de ellos se fueron de excursión al Festival de la China Dulce en Las Marías hace un mes. “A lo mejor nunca hubiera ido”, aseguró, a la vez que exclamó que “vi un bacalaíto así de grande; casi, casi del grande del juez Estrella”.

Vea:

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Molina le sale al paso al juez Candelario López: "Que el pueblo vote por usted"

Periodista y abogado con 25 años de experiencia. Cofundador, o miembro de los equipos fundadores, de NotiCel, el Centro de Periodismo Investigativo, Red 96, Primera Hora y El Nuevo Día Interactivo.