Sin decir palabra ni mostrar arrepentimiento, Verdejo enfrenta prisión por vida
El boxeador Félix Verdejo será sentenciado hoy por un juez federal, quien está obligado por ley a condenarlo a pasar el resto de su vida en prisión.
Cuando el juez federal Pedro Delgado Hernández dicte sentencia esta tarde contra Félix Giomar Verdejo Sánchez por el secuestro y muerte de su expareja, Keishla Rodríguez Ortiz, y el hijo no nacido de ambos, la novedad no será a cuánto tiempo de cárcel lo va a sentenciar, sino si finalmente el boxeador va a hacer expresiones sobre los hechos.
Después de un proceso de 25 días, un jurado encontró culpable a Verdejo Sánchez de dos de los cuatro cargos que enfrentaba: secuestro y muerte de una criatura no nacida. No hubo veredicto en un cargo de carjacking y uno de uso de arma de fuego, y la fiscalía dijo que, por ahora, no buscaría un segundo juicio con relación a esos cargos.
El veredicto pudo haber representado una victoria para el boxeador desde el punto de vista legal, pero no para librarse de alguna forma de la cárcel porque ambos cargos por los que fue hallado culpable conllevan pena mandatoria de cárcel de por vida.
Así que hoy, el juez Delgado Hernández condenará a Verdejo Sánchez a pasar el resto de sus días tras las rejas. Pero hoy también, como todo acusado, el boxeador tendrá la oportunidad de dirigirse al tribunal y, si lo hace, sería las primeras expresiones públicas que hace desde que fue arrestado por las autoridades federales el 2 de mayo de 2021, un día después de que el cuerpo de Rodríguez Ortiz fuera hallado flotando en la laguna San José atado de manos, pies y cuello a un bloque de cemento.
Si no ejerce su derecho a dirigirse al tribunal, sus únicas expresiones sobre el caso serán las que le dijo a su examigo, Junior Zavala, poco antes de su arresto el 2 de mayo en una llamada telefónica que este grabó y que el jurado escuchó. “Tu guagua aparece en todos lados, cabrón”, le dijo Zavala por los videos que habían salido que mostraban la Dodge Durango negra del boxeador transitando el puente Teodoro Moscoso. “Yo pasé por ahí, yo pasé por ahí, normal”, dijo Verdejo Sánchez, quien también negó haberse encontrado con Rodríguez Ortiz el 27 de junio. “[N]o logramos vernos porque yo salí tarde de la pista y ella tenía que ir a trabajar, no nos vimos”, aseguró el convicto. “Tranquilo, tranquilo. Hablamos en persona porque no podemos estar hablando eso así, por aquí tampoco”, le dijo a su amigo.
Según la evidencia del caso, principalmente el testimonio del cómplice cooperador Luis Antonio Cádiz Martínez, el boxeador y él secuestraron a la mujer el jueves, 29 de abril, frente al residencial Villa Esperanza en Cupey, Verdejo Sánchez le propinó un derechazo en la mandíbula, la drogaron, la ataron y lanzaron el cuerpo desde el puente Teodoro Moscoso. El boxeador le disparó en dos ocasiones y también se tiró al agua para tratar de rematarla.
En el memo que sometieron al juez con antelación a la sentencia, los abogados defensores Jason González Delgado y Gabriela José Cintrón Colón, se mostraron resignados a que presentarle factores para mitigar la sentencia era inútil debido a la obligatoriedad de la pena. Pero adelantaron que, si la pena pudiera ser otra, pedirían que se tomara en cuenta su edad (30 años), que tiene una hija dependiente de seis años, que no tiene expediente criminal ni historial de abuso de sustancias, su servicio a la comunidad, los excelentes lazos que tiene con su familia y “su carrera profesional como boxeador y atleta olímpico”.
Por su parte, en una moción que la defensa intentó sin éxito que se mantuviera confidencial, los fiscales Jonathan Gottfried y Jeanette M. Collazo Ortiz pidieron al juez que imponga las dos condenas de vida en cárcel de manera consecutiva, en parte, porque “Verdejo Sánchez nunca ha aceptado responsabilidad ni mostrado remordimiento”.
Abundaron que, contrario a los acusados federales típicos, el boxeador viene de una familia unida, no estuvo sujeto a traumas en su niñez, y que tiene una ocupación que le dejó ingresos de $500,000 en 2020. Señalaron que el boxeador alegó haber recibido cursos de manejo de coraje en prisión, pero el Negociado de Prisiones no tiene corroboración de esto y que no ha realizado trabajos mientras ha estado preso. Sobre el historial criminal, apuntaron al testimonio que se escuchó en juicio de que se había enfrascado en tráfico de cocaína durante la pandemia.
En atención a las víctimas y la naturaleza del crimen, los fiscales subrayaron que fue un crimen premeditado, atroz y cruel.
“Verdejo Sánchez destruyó una familia que le había dado la bienvenida. Verdejo Sánchez dejó atrás una madre, padre, hermana, hermano, sobrino menor de edad (su propio ahijado) y las adoradas mascotas (de Rodríguez Ortiz). Sus vidas cambiadas para siempre”, expusieron los fiscales.
Por mociones liberadas al público recientemente se conoce que la hermana de la víctima, Bereliz Rodríguez Ortiz, desafió repetidamente las órdenes del juez de no hacer expresiones sobre el caso al recurrir a redes sociales para hacer referencia al caso de manera directa e indirecta. Esto ocurrió incluso el mismo día que testificó. El juez decidió no imponerle sanciones a pesar de que la amonestó personalmente en dos ocasiones de que no lo hiciera porque entendió que los mensajes que le trajo la defensa no aludían directamente a su testimonio y porque otros fueron hechos cuando ya la defensa había dicho que no la presentarían como parte de su prueba, por lo que estaba relevada de sus obligaciones como testigo.
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