Fiscalía despliega desfile de “ex” para taladrar a Verdejo
Dos exparejas y su exmejor amigo testificaron contra el boxeador Félix Verdejo durante un juicio en el que todavía no se le ha colocado en la escena o participando en el asesinato de Keishla Rodríguez Ortiz.
La fiscalía federal organizó ayer un desfile de "ex" que revelaron intimidades del boxeador Félix Verdejo Sánchez y exponen su conducta machista en la continuación del juicio en su contra por el secuestro y carjacking que resultó en la muerte de una de su pareja, Keishla Marlen Rodríguez Ortiz, quien se supone estaba embarazada con el bebé de ambos.
Al cierre de los trabajos ayer, la fiscalía acumulaba 23 testigos, o casi dos tercios de los que habían anticipado que presentarían. Sin embargo, la prueba hasta ahora ha sido principalmente sobre el carácter y las motivaciones que pudo haber tenido el acusado, porque todavía ningún testigo lo ha colocado en la escena de los hechos participando de los mismos.
La fiscalía controla el orden en que presenta su prueba y se espera que la vinculación directa del acusado con los hechos ocurra con el testimonio del cómplice convicto, Luis Antonio Cádiz Martínez. Los abogados defensores han objetado la presentación de casi todas las expresiones sobre el carácter de su cliente por varios fundamentos, incluyendo que constituyen prueba de referencia porque es sobre cosas que dijeron terceras personas que no están testificando, pero el juez Pedro Delgado Hernández no ha sostenido las objeciones.
Los testigos que hablaron con conocimiento de primera mano de las peores cualidades personales del púgil fueron Junior Francisco Zavala Torres, -quien se crió con Verdejo Sánchez, lo considera un “primo” y son compadres-, la madre de la hija del acusado, Eliz Marie Santiago Sierra, y la hoy monitora de fondos federales, y atleta de taekwondo, Amanda Anaís Colón Nieves.
Esta última fue una sorpresa porque su nombre no había figurado en otros testimonios. Al terminar su participación, resultó claro que la fiscalía pretendió que a través de ella los jurados experimentaran lo que les podría haber dicho Rodríguez Ortiz si estuviera viva. Esto porque la mujer contó cómo quedó embarazada del acusado cuando ambos eran casi adolescentes y cuál fue su reacción.
“Yo tengo novia, estás loca, tú no lo vas a tener”, le dijo Verdejo Sánchez cuando Colón Nieves le comunicó a principios de 2013 que estaba embarazada. En ese momento, ella tenía 18 años, él 20 años y llevaban cuatro años de relación sentimental que comenzó porque eran vecinos en Cupey, donde reside Madeline Sánchez, madre del acusado. Durante la relación, la testigo estaba deslumbrada con el púgil y con la promesa de su carrera deportiva, incluso, le hacía las tareas para que pasara de grado, se mantuviera enfocado en el deporte y lograra su deseo de ser como Floyd Mayweather.
La testigo se mostró incómoda, pero resuelta, cuando el fiscal Jonathan Gottfried la llevó a dar detalles sobre su relación con el acusado. Al día siguiente de esa primera llamada tuvieron otra en la que el hombre insistió en que tenía que abortar y prácticamente le ordenó a recoger $300 que le iba a dar para que terminara con el embarazo. Yashira Verdejo, hermana del púgil, la acompañó a un laboratorio a cerciorarse de que la prueba clínica confirmara la preñez. Colón Nieves buscó los $300 pero, en vez de ir a una clínica de aborto, fue directo a su ginecólogo a continuar el tratamiento porque quería tener el bebé.
Cuando Verdejo Sánchez se enteró que no había abortado, la llamó para descargarle una ristra de insultos y para exigirle la devolución del dinero. “Puerca, asquerosa, fea, que no me podía comparar con su novia que era una modelo, que el hecho de que estuviera embarazada era un castigo, que ningún hombre querría tener hijos conmigo porque serían feos (y) que estaba avergonzado de haber estado conmigo”, recordó la testigo. En su fiesta de 18 años, decidió contarle a su madre que estaba embarazada y esta reaccionó pidiendo una reunión a su vecina, la madre del púgil. Esta inicialmente cuestionó que el bebé fuera realmente de su hijo y, aunque la testigo le mostró mensajes de texto con el acusado que así lo confirmaba, la mujer dijo que cuando naciera el bebé harían una prueba de paternidad para confirmar que fuera de su hijo.
Colón Nieves había combatido a Verdejo Sánchez y a la madre de este para seguir adelante con su intención de tener el bebé, pero finalmente sufrió “el día más horrible de mi vida” cuando fue a una clínica a abortar por consejo de su madre. Al ver la reacción del boxeador y su familia, su madre le aconsejó que lo abortara para que no fuera “una más de las estadísticas” y viera su vida tronchada criando sola con un padre ausente que la trataba como a una cualquiera.
“Hasta el sol de hoy siempre he querido tener a mi bebé y me arrepiento muchas veces de lo que hice, pero no tuve el coraje ni el valor de decirle no a mi mamá porque mi mamá estaba en lo correcto”, dijo la testigo.
Además del episodio del embarazo, Colón Nieves contó dos incidentes de agresión. Cuando tenía 15 años estaba en casa del acusado y salió a la calle después de que tuvieran relaciones sexuales. Este le siguió desnudo y cuando ella lo mueve al interior para que los vecinos no lo vean, él la abofeteó. En otro momento, estaban discutiendo mientras él comía un bizcocho y la escupió en la cara. Dos años después de terminar la relación, recibió un mensaje de texto proveniente de un teléfono que no conocía preguntándole si quería “jugar Playstation”, el cual no contestó. Esa frase era su clave para tener relaciones sexuales.
Mientras fue pareja del acusado, la testigo sabía que él tenía relaciones con otras mujeres, y se enteró de que una era Rodríguez Ortiz porque se lo dijo un amigo en común que tenían ambas mujeres. Cuando Colón Nieves le reclamó, Verdejo Sánchez le contestó que “eso es una puta de caserío, sí, yo estuve con ella, pero eso no es nada serio”.
En el contrainterrogatorio, la abogada Gabriela Cintrón Colón reveló que cuando la testigo habló con los agentes federales, les dijo que el acusado le había asegurado que si ella quería tener el bebé, lo iba a amar. La mujer insistió en que el hombre se lo había dicho en un “contexto chantajista” y, aunque se le preguntó varias veces y el juez le ordenó a que contestara solo con un sí o un no, la testigo no quiso contestar solamente que sí cuando la abogada le planteó si le había dicho eso a los agentes o no. La abogada resaltó también que el aborto ocurrió porque la testigo respondió a su madre y no por intervención de Verdejo Sánchez y que la testigo nunca corroboró si el mensaje del Playstation venía de Verdejo Sánchez.
La que el acusado había llamado “modelo”, Santiago Serra, testificó después. Su intervención ayer, que no ha terminado y sigue hoy, fue mayormente para darle contexto a mensajes que había intercambiado con el acusado y que los jurados ya habían leído. La relación con el púgil comenzó en diciembre de 2012, aunque se conocen de antes.
La mujer admitió que conocía de las infidelidades de Verdejo Sánchez pero, a preguntas de la fiscal Jeanette Collazo, comenzó su relato el 26 de abril de 2021, el lunes de la semana del asesinato de Rodríguez Ortiz. Mientras el acusado se bañaba, notó que su teléfono recibía múltiples mensajes y decidió mirarlo, viendo algunos de la víctima y de “otras dos chicas”.
Ya el jurado conoce que el día antes, el 25, la víctima le envió un mensaje al acusado avisándole que no podían tener relaciones sexuales y que no había tenido su menstruación estaba atrasada. Según la testigo, inicialmente no supo que había mensajes de Rodríguez Ortiz porque el número no estaba identificado en el celular del acusado, pero una amiga suya que trabaja en una compañía de celulares le confirmó la identidad de la dueña del número.
“Yo le dije que ya, que no iba a aguantar más infidelidades, que se tenía que ir de la casa”, dijo la testigo al contestar que a quien culpaba por la infidelidad era “a él, porque ella (Rodríguez Ortiz), no era la primera”. “Él me engañaba con varias mujeres y todo el mundo burlándose de mí porque todo el mundo sabía, menos yo”, aseguró.
Santiago Serra sabía de la relación del acusado con la víctima e, incluso, que se habían ido de viaje juntos. Además, en enero de 2021, tanto la testigo, como la víctima como la hermana de esta, Bereliz Rodríguez Ortiz habían quedado “en que si él la volvía a buscar, ellas dos me iban a decir”. La testigo dijo esto al explicar por qué le dijo a Verdejo Sánchez que la víctima y su hermana debían esperar su visita. Actualmente, la testigo no tiene relación con Bereliz, pero “ella era mi mejor amiga de la infancia”.
La testigo confirmó que una foto que el acusado le envió el 29 de abril, día de la desaparición de Rodríguez Ortiz, correspondía a un cepillo de dientes de su hija y que el trasfondo de la foto era el interior de la Dodge Durango del acusado. Según la fiscalía, en esa guagua ocurrió el secuestro de la víctima. De hecho, otro testigo ayer fue Héctor González Acevedo, quien en 2021 era supervisor del área de multas de Autoexpreso, operador del peaje en el puente Teodoro Moscoso. Este presentó fotos de la guagua del acusado pasando por ese peaje el 29 de abril a las 8:41 am, 9:06 am y 9:31 am. Las tres ocasiones fue en dirección del Aeropuerto Internacional a Río Piedras. La foto del cepillo fue a las 10:46 am.
También el 29 de abril, el acusado le compartió una foto de otra mujer que había desaparecido ese día como queriéndole decir que Rodríguez Ortiz no era la única. Nadie lo aclaró, pero ese día también se discutía la desaparición de Andrea Ruiz Costas, quien fue asesinada y quemada por su expareja. Además, el acusado la llamó ese día para contarle que la hermana y madre de Rodríguez Ortiz lo habían llamado para decirle de la desaparición y embarazo de Rodríguez Ortiz. Ya los jurados tienen prueba de que Verdejo Sánchez conocía del embarazo desde antes de ese día y había citado a la víctima para discutir la prueba clínica del embarazo.
No solo fueron exparejas mujeres las que presentó la fiscalía el jueves. También fue Zavala Torres, quien conoce a Verdejo Sánchez desde los ocho años y se criaron juntos en los residenciales Manuel A. Pérez y Las Gladiolas.
El testimonio del apodado “Macho” fue el más tenso del día y contó con seguridad aumentada en sala. Distinto a las otras dos ex, el guardia de seguridad de 29 años no rehuía de mirar en dirección al acusado y fue desafiante en el contrainterrogatorio de la licenciada Cintrón Colón. El hombre, quien es la pareja de Bereliz y el padre de su hijo de 11 años, aceptó haber sido el “cupido” en la relación entre su amigo y la víctima, la cual definió como una “prácticamente sexual”.
Ilustró que el día después de que Bereliz y Keishla fueron a tener su conversación con Santiago Serra sobre el acusado, este y la víctima tuvieron relaciones sexuales en la Dodge Durango. El testigo se enteró del embarazo el 28 de abril por voz de la propia Keishla, quien también le pidió “que no se lo dijera (a Verdejo Sánchez) porque él no quería que nadie lo supiera”.
El día de la desaparición, Bereliz le pidió tres veces que llamara a Verdejo Sánchez antes de que el testigo decidiera salir de la cama para hacerlo. El acusado le dijo que no sabía y que no había llegado a la cita con ella para ver las pruebas porque salió tarde de entrenar, y el testigo volvió a la cama a dormir. Luego fue a trabajar y, al salir en la noche, fue al Cuartel General porque ya Bereliz y si madre estaban en la investigación policíaca de la desaparición.
La fiscalía se concentró en que el testigo consignara que el acusado no lo llamó a preguntarle por Rodríguez Ortiz ni el 30 de abril ni el 1 de mayo y que fue el 2 de mayo, día después del descubrimiento del cadáver en la laguna San José, que Verdejo Sánchez lo llamó desde un teléfono distinto al regular para una conversación que ya los jurados habían escuchado porque Bereliz la llamó en la que el acusado le confirmó que había pasado por el Teodoro Moscoso el día de la desaparición, pero le negó conocer del paradero de la víctima. “Como si yo hubiera nacido ayer”, comentó el testigo en sala tras afirmar que en ese momento de la llamada consideraba a Verdejo Sánchez como “sospechoso” del asesinato y había dejado de ser su amigo.
“[É]l mismo se enredó, no sé ni lo que me estaba diciendo… es una persona que la conozco hace 25 años, yo diría que lo conozco como la palma de mi mano y estaba mintiendo”, aseguró al delatar también que Verdejo Sánchez tenía dos celulares y uno era “para hablar con mujeres, con las chillas”. Cuando la fiscal le preguntó por qué lo decía en plural, el testigo hizo lo que probablemente sea la observación gramatical más precisa hasta ahora en el juicio. “Porque cuando es más de uno, se usa el plural”, dijo.
Antes de terminar, la fiscal preguntó sobre otras fuentes de ingreso que tenía el acusado, pero retiró la pregunta después de una objeción de la defensa discutida con el juez en el estrado.
A preguntas de la licenciada Cintrón Colón, el testigo dijo conocer que el testigo tenía relación con Keishla, con la madre de su hija y con otra cuyo nombre no recordaba, pero afirmó desconocer de relación con Nicole Vázquez, Nilka Colón, Ashley Negrón ni de las “conversaciones coquetas que en efecto había tenido con Mónica Puig”. Verdejo Sánchez y la medallista olímpica habían coincidido en una campaña de mercadeo. La mención de Puig, Vázquez, Colón y Negrón fue solo en esa pregunta de la abogada.
Zavala Torres admitió que le dijo a los agentes federales que Keishla le había dicho que Verdejo Sánchez había cambiado de actitud sobre el embarazo y que “quería el bebé”, así como que nunca presenció violencia ni amenazas del acusado hacia la víctima. Admitió también que no tiene evidencia de la participación del acusado en el crimen.
Sin embargo, el testigo disputó preguntas de la abogada que lo colocan indicándole a los agentes federales que el cómplice Cádiz Martínez se estaba escondiendo y que lo colocan “cooperando” con la Policía el 2 de mayo, cuando grabó la conversación con el acusado. “¿De dónde tú sacaste eso?”, le dijo sobre lo del cómplice al negar que le hubiera dicho a los agentes que vio una foto de Cádiz Martínez y su hermano, el también cooperador, Ricardo Cádiz Martínez. “Colaborando no, no creo que es la palabra correcta. Yo solamente quería que se supiera le verdad sobre mi cuñá”, ripostó cuando la abogada le recordó que él llamó a una policía y que fue esa gente la que le dijo que grabara la conversación con Verdejo Sánchez del 2 de mayo, la cual el testigo admitió que fue más larga de lo que la fiscalía ha mostrado.
Cuando la abogada le preguntó que cómo se había preparado para su testimonio, Zavala Torres le dijo “me levanté, me bebí un café, escuché música y vine para acá”.
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