Aparece el “titán” de Verdejo en textos borrados de su celular
La fiscalía federal presenta por primera vez mensajes del acusado con su expareja y con su cómplice, incluyendo una comunicación que ocurrió después de la muerte de la mujer.
Los jurados en el caso contra el expúgil Félix Verdejo Sánchez leyeron ayer los primeros mensajes entre el acusado y su expareja, Keishla Rodríguez Ortiz, y entre éste y su supuesto cómplice, Luis Cádiz Martínez, que habían sido borrados del celular del acusado, pero fueron recuperados por el Departamento de Justicia federal.
Los mensajes reflejan discusiones entre Rodríguez Ortiz y Verdejo Sánchez sobre una aparente infidelidad de ella con un hombre mayor y las exigencias de la mujer para que el acusado estuviera con ella. Los mensajes con Cádiz Martínez incluyen desde días antes de la muerte hasta la misma tarde del asesinato, cuando ambos intercambiaron mensajes compuestos solo por emojis.
El 29 de abril a las 4:37 pm, Cádiz Martínez le pasa a Verdejo Sánchez un mensaje de texto con un corazón negro, una gota de sangre y dos manos en posición de oración (🖤🩸🙏). A las 4:38 pm, este le contesta con un beso y con un corazón rojo (😘♥️). El intercambio habría ocurrido horas después de que ambos supuestamente secuestraran a Rodríguez Ortiz, la drogaran, golpearan, ataran y tiraran a la laguna San José desde el puente Teodoro Moscoso.
Pero a la vez, sería una hora antes de que la Policía se enterara por primera vez de que la mujer estaba desaparecida, mediante una querella que hicieron su madre y hermana en el cuartel de Caimito a eso de las 5:30 pm.
Los mensajes fueron introducidos en evidencia sin contexto ni testimonio que los explique ya que el fiscal Jonathan Gottfried los presentó mediante el técnico de cibernética del FBI, Joseph Soehka. El 31 de octubre de 2022, Soehka trabajó sobre una extracción que se había hecho del teléfono de Verdejo Sánchez en 2021 para ir a buscar específicamente mensajes borrados que no habían sido capturados en el análisis previo del teléfono. Dos semanas después del descubrimiento de estos mensajes borrados, Cádiz Martínez completó su negociación con fiscalía y anunció que se declararía culpable.
Gottfried manejó el testimonio de Soehka de manera confusa, lo que provocó que ayer se reportaran inicialmente algunas incorrecciones sobre los mensajes. De hecho, hubo un receso largo durante el cual las partes tuvieron discusiones para ponerse de acuerdo sobre las traducciones al inglés, porque las defensa objetó varias traducciones que hizo fiscalía.
Soehka no leía los mensajes en inglés del documento investigativo en su formato original, sino de una visualización que la fiscalía preparó del texto como si fueran mensajes en un celular. Fue en el segundo turno de preguntas de fiscalía que quedó claro que los textos no eran solo del acusado con Rodríguez Ortiz sino también con Cádiz Martínez.
Los mensajes muestran al acusado y al cómplice acordando verse el 27 de abril y otra vez el 28 a medianoche. A las 6:45 de la mañana del 29, el acusado le dice “saliendo para donde ti, titán”. Según las alegaciones de fiscalía, de ahí el dúo habría salido a encontrarse con Rodríguez Ortiz y a cometer los delitos imputados de secuestro con muerte, carjacking con muerte y muerte de una persona no nacida.
El delito que incluye a la persona no nacida es porque Rodríguez Ortiz llevaba de tres a seis semanas de gestación, según el testimonio de la patóloga Rosa Rodríguez Castillo quien, a preguntas de la defensa el miércoles, dijo que al embrión recuperado del cadáver de la víctima se le realizaron pruebas genéticas, pero las hizo otra persona y ella dijo no recordar si el resultado era positivo a compatibilidad genética con el acusado.
De Rodríguez Ortiz ya el jurado había visto el tatuaje de diamante que le cubre la espalda, y que se hizo en honor al boxeador a quien apodan “El Diamante”. Habían visto, además, su cuerpo descompuesto y hasta su calavera, pero no habían leído sus palabras.
Los textos mostrados inician el 24 de abril, y en estos el acusado y la víctima se recriminaban mutuamente que cada uno estaba compartiendo su vida con otra persona, en vez de estar juntos. Verdejo Sánchez acusó a la mujer de estar con un “viejo puerco” solo por dinero, mientras que ella le ripostaba que él había escogido a otra mujer sin que ella se quejara de eso. “Está cabrón perderte por un viejo puerco”, le dice el acusado. “Sácame de donde estoy, a ver, eso solo lo hace un hombre con cojones”, le dice la víctima en otro intercambio.
Los mensajes no identifican a estos terceros. Pero, según la prueba que los jurados han escuchado hasta ahora, la otra mujer del acusado podría ser Eliz Marie Santiago Sierra, la madre de su hija de cinco años, o Jeanette Acevedo, en cuya residencia en Caguas la Policía localizó a Verdejo Sánchez durmiendo el sábado, 1 de mayo, en la noche.
Por otro lado, el “viejo puerco” podrían ser al menos dos hombres. Uno es Marcelino “Malpica” Pérez Soto, de 59 años, con quien la víctima se había casado en 2012, cuando ella tenía 19 años y él 48, aunque ya estaban divorciados. La hermana de la víctima, Bereliz, había dicho a la Policía que el hombre, que estuvo en prisión entre 2013 y 2018, podía ser violento con Rodríguez Ortiz, pero Pérez Soto fue al Cuartel General el 29 casi a la medianoche y mostró evidencia de que acababa de llegar de viaje de Nueva York. Otro tercero al que se podría referir el boxeador es a su propio suegro, Miguel Santiago Laiz, un acusado por narcotráfico que la defensa ha planteado en algunas preguntas que podía haber estado en una relación con la víctima.
La fiscalía presentó un texto de este a Verdejo Sánchez poco después del asesinato, también el día 29, dándole consejos sobre no dejar sola a su hija.
“Creo que tienes que borrar todo antes de que tu mami te chequee el celular”, le lanzó Rodríguez Ortiz en uno de los textos. “Siempre he sido un pendejo en tu presencia, siempre, pero así es la vida”, le dijo el acusado después de recordarle que, años antes, había escogido a otro hombre por encima de él (que podría ser Pérez Soto). “Tú escogiste a tu mujer por encima de mí y no digo nada”, le ripostó la víctima antes de que los mensajes se enfocaran en un medicamento que la mujer estaba tomando por inflamación y que dificultaba que tuvieran relaciones sexuales. “Y aún no me baja la regla”, le advirtió al “El Diamante” el 25 de abril.
Ya la fiscalía había presentado mensajes entre Verdejo Sánchez y Santiago Sierra en los que, desde el 26 de abril, esta lo botaba de la residencia que compartían, le decía que había terminado con él y hacía referencia al embarazo de Rodríguez Ortiz sin nombrarla. “Agárrate esos pantalones, para que sepas. Y ella que espere mi visita. Díselo si quieres, porque tú eres bien puerco. No me impresionaría. No vales ná, asqueroso”, le dijo Santiago Sierra en un texto, mientras el acusado se mostraba desesperado por lograr que lo perdonara. “Estoy descontrolado, de verdad”, le dijo el acusado a la madre de su hija.
El 27 de abril, en la tarde, los mensajes reflejan que la víctima y el acusado se encontrarían, aparentemente en casa de la víctima. Ya el testimonio de uno de los entrenadores del boxeador, David Alexander Ruiz Berríos, había establecido que ese día en la tarde no ocurrió su sesión usual de acondicionamiento físico porque el púgil le dijo que iba a hablar con una muchacha a la que había preñado. El acusado supuestamente también le dijo después al entrenador que no había logrado convencerla de lo que se entiende sería practicarse un aborto. Después del 27 de abril a las 8:02 pm, Soehke no recuperó ningún mensaje borrado entre la víctima y el acusado.
Esto deja la interrogante de cómo fue que el acusado y la víctima coordinaron encontrarse la mañana del 29 de abril. La defensa, de hecho, impugnó el testimonio de Soehke resaltando que lo que se mostró al jurado es solo la selección que hizo la fiscalía de los múltiples mensajes recuperados y que, incluso, pudieron haber ocurrido recortes en la secuencia de textos por la manera en que la fiscalía los prepara para presentación al jurado.
El abogado Jason González Delgado pudo establecer que los mensajes recuperados ocupan 45 páginas, pero la fiscalía solo había mostrado 23 páginas, y que la fiscalía escogió mensajes desde el 24 de abril, pero los textos recuperados comenzaban desde el 19 de abril. No abundó en qué decían los textos excluidos. En su turno para ripostar a la defensa, el fiscal Gottfried llevó al testigo a confirmar que, en los mensajes presentados, no había ni una coma ni una letra alterada, pero el testigo también le dijo que “yo no creé este PDF”, en referencia al documento que la fiscalía mostraba al jurado.
El experto en cibernética ofreció el dato de que, típicamente, un mensaje que ha sido borrado en un celular se puede quedar en la memoria por unas cuatro semanas y las autoridades pueden recuperarlo con programas exclusivos.
La sesión del séptimo día de juicio comenzó con el contrainterrogatorio de la patóloga Rodríguez Castillo a cargo de la licenciada Gabriela Cintrón Colón, quien estableció que, a pesar del énfasis que puso en la presencia de agua en un hueso del cerebro como prueba de que la víctima estaba viva cuando su cuerpo llegó al agua, la realidad es que en los pulmones no se encontró agua.
La abogada también planteó que la secuencia de eventos que la patóloga había enumerado (golpes, inyección de droga, amarre con cable de metal y un bloque de cuerpo, y llegada del cuerpo al agua) era solo su creencia porque el orden no se podía establecer científicamente. Al discutir con la perito sobre si el fentanilo encontrado en el cadáver fue o no inyectado, la testigo le dijo al jurado que cualquier cantidad de esta droga por encima de 3 miligramos se considera intoxicación y el cadáver tenía 9.9 miligramos, una cantidad que dijo la podía matar. La abogada intentó sembrar duda también sobre si la calavera realmente mostraba indicios de golpes y si las lesiones pudieron haber sido causada por otras cosas que no fueran puños.
Al refutar a la defensa, la fiscal Jeanette Collazo llevó a la testigo a reiterar que el daño que observó en el rostro de la víctima “es compatible con un golpe propinado a la cara, con un puño o la mano”, y que no se tomaron muestras del bloque de cemento o los cables con los que el cuerpo estaba amarrado para propósitos de análisis genético porque no se veía en ellos presencia de sangre y porque haber estado en el agua mucho tiempo minimizaba la posibilidad de recuperar ese tipo de material.
La fiscalía cerró el día con su testigo 18, Ricardo García, gerente general de FCA Caribbean, un distribuidor de varias marcas automotrices, incluyendo Dodge, quien en enero de 2017 suscribió un contrato de auspicio con el acusado para promocionar su marca a cambio de entregarle una guagua Dodge Durango RT-- tablilla IVG 226 --de exterior negro e interior rojo. El mismo color de interior que se vio en una foto previa que el acusado le envió a Santiago Sierra a media mañana del 29 de abril mostrando lo que inicialmente se pensó era una prueba de embarazo, pero después se aclaró era un cepillo dental infantil.
El abogado González Delgado llevó al testigo a admitir que, aunque el contrato indicaba que el usuario exclusivo del vehículo debía ser Verdejo Sánchez, no hay forma de saber que solo la usaba él.
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