Verdejo fue al Teodoro mientras la Policía investigaba pistas del FBI, y lo dejaron ir
El juicio contra el boxeador entra a explorar la investigación policíaca sobre la desaparición y muerte de su pareja, Keishla Rodríguez Ortiz.
El Negociado Federal de Investigaciones (FBI) estuvo detrás de las dos pistas que llevaron a la Policía hasta el puente Teodoro Moscoso el 1 de mayo de 2021 a recuperar el cuerpo de la joven embarazada, Keishla Rodríguez Ortiz, y, mientras estaban allí, el sospechoso de la desaparición de la mujer, el boxeador Félix Verdejo Sánchez, pasó por la escena pero los agentes no lo detuvieron.
Esto es parte del testimonio que el jurado escuchó el viernes en una sesión más corta del juicio federal contra Verdejo Sánchez por cargos de secuestro con muerte, carjacking con muerte, muerte de un niño no nacido y uso de arma de fuego relacionados con el asesinato de Rodríguez Ortiz, quien estaba embarazada del acusado.
Con estos testimonios, la fiscalía federal expuso parte de las interioridades de la investigación que la Policía inició a raíz de la querella de persona desaparecida que hicieron la madre y hermana de la víctima, Keila Ortiz Rivera y Bereliz Rodríguez Ortiz, respectivamente, en la tarde del jueves, 29 de abril de 2021. Se espera que los próximos testimonios estén relacionados con los videos que las autoridades recopilaron sobre los movimientos de la guagua Dodge Durango negra de Verdejo Sánchez ese día y luego los de dos cooperadores convictos, los hermanos Ricardo y Luis Antonio Cádiz Martínez.
Además de escuchar que Verdejo Sánchez transitó por el puente el día del hallazgo del cadáver, los jurados ya habían escuchado una grabación en la que el propio acusado le dice a un amigo que había pasado por el puente el jueves por la mañana, cuando se supone que Rodríguez Ortiz fue arrojada a la laguna todavía viva.
Ante los jurados llegaron tres agentes policiales y de sus relatos resulta que la madre y la hermana de Rodríguez Ortiz llegaron al cuartel de Caimito el jueves cerca de las 5:30 pm y en el estacionamiento el agente José Luis Torres Bayrón le tomó la querella de persona desaparecida. La madre le mostró la foto en la que su hija le enseñaba la prueba positiva de embarazo. La hermana le entregó una foto de la desaparecida y las notas del agente reflejan que las mujeres le hablaron de dos personas que tenían relación con su pariente, el acusado y Marcelino Pérez Soto, un hombre de 59 años con quien Rodríguez Ortiz se había casado en 2012, cuando ella tenía 19 años y él 48. Torres Bayrón anotó que Bereliz le dijo que Pérez Soto podía hacerle daño a su hermana, pero no tiene la misma anotación para Verdejo Sánchez.
Con la pista de Pérez Soto, el agente no hizo nada de momento porque las mujeres le dijeron que el hombre estaba fuera de Puerto Rico. Pero al boxeador lo llamó y este le dijo que no se había comunicado con su pareja ese día, que habían acordado verse en la mañana para discutir la prueba de embarazo, que estuvo entrenando en la pista, que no recibió mensaje de ella y por eso no fue a verla y que se enteró de la desaparición por una llamada que le había hecho más temprano la propia Ortiz Rivera. Al testigo el acusado le pareció calmado y no preocupado por la desaparición. El oficial le advirtió a Verdejo Sánchez que debía estar disponible para la investigación y cesó sus labores como investigador preliminar para referirla al área de personas desaparecidas de la Superintendencia Auxiliar de Investigaciones Criminales (SAIC).
El próximo testigo fue el agente Rafael Ortiz Piñeiro, investigador de personas desaparecidas en la SAIC, quien realizó, o asistió en, entrevistas con la madre, la hermana, Verdejo Sánchez y con Pérez Soto, quien llegó de Nueva York precisamente ese día y aparentemente fue directo del aeropuerto al Cuartel General. Allí le mostró al agente su tarjeta de embarque del vuelo de JetBlue que aterrizó esa noche a las 11:25 pm y le dijo que había estado en Nueva York desde el 24 de marzo. El agente primero dijo que Pérez Soto fue “cooperador” y que estaba preocupado por la joven, pero a preguntas del abogado defensor, Jason González Delgado, admitió que no fue cooperador todo el tiempo. Mientras, el agente dijo que el boxeador fue “poco cooperador” y no se mostraba preocupado.
El trabajo de los miembros de la Uniformada en el caso hasta cerca de las 4:00 am del viernes, 30 de abril, incluyó activar por primera vez la Alerta Rosa y preparar una hoja de información sobre persona desaparecida para distribución general. El resto de las horas del viernes transcurrieron verificando lugares como hospitales y diligenciando citaciones que producirían la información de geolocalización de celulares de los implicados.
Esa última gestión fue la que produjo la primera pista importante del caso porque, cuando el FBI hizo análisis de los datos de geolocalización, le informó a la Policía que los números del acusado y la víctima reflejaban haber estado a la misma vez en el puente Teodoro Moscoso la mañana del jueves, por lo que los agentes se dirigieron al lugar el sábado, 1 de mayo. Al aparecer el cuerpo en la laguna, la pesquisa dejó de ser de persona desaparecida para convertirse en investigación de asesinato.
De hecho, fue el FBI también el que le dijo a la Policía que el cuerpo de Rodríguez Ortiz había sido lanzado del puente, según el testimonio. En ese momento no se sabía, pero ya hoy se conoce que el cómplice convicto, Luis Antonio, cooperó con las autoridades federales desde temprano. Aunque en la sala del juez Pedro Delgado Hernández todavía no se ha presentado esta prueba, es anticipable que el FBI pudo fijar también el teléfono de Luis Antonio entre los que se repetían en los datos de geolocalización junto con el del acusado y el de la víctima.
El tercer testigo cubrió lo que pasó el 1 de mayo en el puente, pero comenzó su relato el jueves, cuando asistió en la investigación de persona desaparecida y fue a la residencia de Iván Santana, un tercer nombre que la familia proveyó como allegado de la desaparecida. El teniente José Bonilla Ruiz, director de Homicidios de San Juan, dijo que el hombre fue cooperador y les afirmó que no había tenido comunicación reciente con Rodríguez Ortiz. A preguntas del abogado defensor, el oficial admitió que no se hizo una corroboración sobre dónde pudo haber estado Santana en la mañana del jueves, cuando desapareció la joven, porque, en ese momento, la investigación era de persona desaparecida, no de asesinato, y que ni Santana ni Verdejo Sánchez se consideraban sospechosos.
Luego fueron a la residencia del acusado, en el área de San José, Río Piedras, y los recibió Eliz Marie Santiago Serra, pareja oficial del púgil y madre de su hija de cinco años. Esta fue cooperadora y les dijo que no había tenido comunicación con Verdejo Sánchez, pero que en “días previos”, tanto Bereliz como Keishla la habían visitado para comunicarle del embarazo de la víctima. En su testimonio, Bereliz dijo que era, y es, amiga de Santiago Serra. Hasta ahora, lo más temprano que se ha hablado de embarazo, por resultado de una prueba casera, es el 27 de abril.
Bonilla Ruiz dijo que el viernes entrevistaron a la jefa de la víctima y otra vez a los parientes y, después de la información del FBI sobre los celulares, se movieron a ocupar pietaje de las cámaras del puente logrando detectar los movimientos de la Dodge Durango del acusado.
Al movilizarse al puente el sábado, 1 de mayo, llegaron a un área con mancha de sangre y dos casquillos alejados uno del otro, “deformados y oxidados”. Esas características, y el hecho de que frecuentemente se registran disparos cerca del puente, lo llevaron a concluir que no tenían nada que ver con su investigación pero fueron incautados porque “para que falte, que sobre”, comentó.
Al proceso han asistido familiares de Verdejo Sánchez y de Rodríguez Ortiz, que se sientan en lados contrarios de la sala. Cuando el testigo relató el hallazgo del cuerpo, describiendo los amarres de sus extremidades a un bloque de concreto con alambre y concluyendo que la víctima “se encontraba completamente hinchada”, se pudo observar a los familiares de la joven retorcerse.
Mientras esto sucedía en el puente, Bonilla Ruiz escuchó por radio comunicador que el púgil estaba transitando por el área. El agente entonces miró a su derecha y observó que “Félix Verdejo estaba en el asiento posterior de una Honda Pilot color negra”. La Policía había establecido un operativo de control del tráfico, pero no detuvieron la guagua en la que iba el que ya en ese momento era un sospechoso al que le rastreaban los pasos. A preguntas de González Delgado sobre por qué no lo detuvieron al verlo allí en el puente, el teniente dijo que, cuando lo vio, “estaba prácticamente tirado para atrás en el asiento posterior de la guagua, se estaba yendo y los agentes estaban trabajando la escena… no lo vi necesario en ese momento”.
Del puente, salieron a diligenciar órdenes para incautar armas que Verdejo Sánchez tenía registradas legalmente. Una en una residencia en Caguas y otras en una caja fuerte de su residencia en San José. En Caguas, vieron la Honda Pilot del puente y los recibió una dama, a quien nadie identificó para récord o se estableció si era la misma que conducía la Pilot en el puente.
En la otra residencia, estaba Santiago Serra con su padre y su madre. Pero, en esta segunda interacción con la Policía, la mujer “estaba bien nerviosa” porque el público la estaba vinculando con la muerte de Keishla. “Que si Félix tuvo algo que ver, que pagara, pero que no era justo que ella estuviera pagando”, dijo Bonilla Ruiz que le dijo la mujer. A preguntas del abogado defensor, el oficial admitió que no había incluido en sus notas investigativas que Santiago Serra estuviera molesta.
En su intento de reforzar la credibilidad del testimonio de Bonilla Ruiz, la fiscalía no hizo preguntas sobre haber dejado ir a Verdejo Sánchez en el puente, pero sí buscó que el testigo dijera a los jurados que los padres de Santiago Serra le dijeron que estaban divorciados, pero que se habían unido ese día para proteger a su hija de las insinuaciones que se hacían sobre ella.
El padre de Santiago Serra es Miguel “Miguelito” Santiago Laiz, quien tiene historial criminal y tan reciente como la semana pasada fue acusado por las mismas autoridades federales de pertenecer a un grupo de organizaciones criminales de tráfico de droga llamada los “1500”, al que se le imputan varios asesinatos, incluyendo el de un policía. Durante el testimonio de la madre de Rodríguez Ortiz, la defensa le preguntó si su hija y Santiago Laiz tenían una “relación”, a lo que esta dijo que no y el juez ordenó al jurado que no tomaran en cuenta la pregunta.
El desfile de prueba sigue el lunes. Los trabajos del viernes estuvieron interrumpidos unos minutos cuando un alguacil de los asignados a vigilar a Verdejo Sánchez se desplomó dramáticamente justo en la puerta de salida de la sala, provocando la movilización de servicios médicos que lo trasladaron a un hospital sin que se conozca hasta ahora su condición.
Vea:
Verdejo admitió que estuvo en el Teodoro la mañana del asesinato de pareja