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Tribunales

Fiscalía: “El pecado de Spagnoletti fue hacer su trabajo y eso no le gustó a los acusados”

La fiscalía federal hizo su exposición de cierre en el juicio por narcotráfico y asesinato del banquero Maurice Spagnoletti pidiendo un veredicto de culpabilidad por “inferencia”.

A lo largo de tres horas y media, la fiscalía federal resumió ayer la prueba que presentaron en el juicio de narcotráfico y asesinato contra cinco acusados de narcotráfico y del asesinato del banquero Maurice Spagnoletti pidiendo al jurado que hagan una “inferencia” sobre la involucración en esa matanza, ya que no hay evidencia directa sobre la vinculación de estos con ese hecho.

La fiscal Kelly Zenón Matos tuvo la responsabilidad de representar al equipo del gobierno federal en la exposición final al jurado. Con uso constante de gráficas y fotos, un estilo histriónico y en tono de voz alto, por el que la propia fiscal bromeó que le decían “gritona”, Zenón Matos decidió dividir en dos partes el resumen de lo que fueron los 49 testimonios que el gobierno presentó durante 18 días de desfile de prueba.

Una parte eran los cargos de narcotráfico y de uso de arma de fuego en ese tipo de actividad, para lo cual la fiscalía contó con testigos cooperadores que vincularon directamente a algunos acusados y contó también con la disposición de ley que permite imputar a todos los miembros de una conspiración los actos que se hayan probado directamente solo a algún miembro del grupo. Por esta disposición, la fiscalía no tiene que presentar evidencia directa de narcotráfico y uso de armas contra cada uno de los cinco acusados, sino que lo que presente para solo uno de ellos aplica a los demás si demuestra que había relación entre todos los acusados.

En este caso, la prueba de relación entre los acusados se basa en que son adeptos de la religión Yoruba. El acusado Rolando Rivera Solís es sacerdote, o ‘babalawo’, de esa religión y los otros acusados lo consideraban su “padrino”. La fiscal Zenón Matos reconfiguró ese concepto para presentarlo al jurado como que era el “coach” de las actividades criminales del grupo. “Estaba dándole a este grupo, yo someto que de manera torcida, le estaba dando consejería religiosa para adelantar sus actividades de narcotráfico, no para mejorar sus vidas”, comentó la fiscal a la vez que mostró una foto del grupo de acusados vestidos de blanco y con accesorios típicos de los adeptos de esta religión.

Otra parte de la exposición fueron los tres asesinatos que se le imputan a algunos de los acusados y que incluyen el de Spagnoletti en 2011, el de William “Willie Libra” Castro Vidot en 2002 y el de René Cruz Cuadrado en 2006. Particularment la instancia del asesinato de Spagnoletti está encausada contra Rivera Solís, Luis “Canito Cumbre” Carmona Bernacet, Yadier “Motombo” Serrano Canales y Álex Burgos Amaro. Este último será enjuiciado posteriormente porque su abogada no estaba disponible para la fecha de este juicio. Otros acusados, Fabiany Alméstica Monge y Alan Lugo Montalvo, no están imputados por la muerte de Spagnoletti.

La fiscal afirmó al jurado que habían presentado “evidencia amplia y sustancial para probar que (Rivera Solís y Carmona Barnecet) comisionaron a (Serrano Canales y Burgos Amaro) para que asesinaran a Maurice Spagnoletti”, pero también consignó que lo que el gobierno pedía era que hicieran una “inferencia razonable” de la involucración de los acusados en ese hecho, a raíz de la prueba, la cual no fue directa.

En síntesis, Zenón Matos relató que Rivera Solís se había “pegado con el premio gordo” cuando logró, mediante contactos religiosos que tenía con ejecutivos del banco Doral, que a su recién formada empresa SJ Tropical se le extendiera un contrato de mantenimiento para las sucursales y sede del banco. Para la empresa, el hombre reclutó a algunos de los acusados, a pesar de que no tenían experiencia en mantenimiento. “(Serrano Canales) rociaba, pero era que rociaba a gente con balas, esa era su experiencia… por disparar a la gente, eso aparentemente lo calificó para limpiar oficinas”, comentó.

En 2011, Spagnoletti llegó al banco con la encomienda de enderezar su operación y finanzas. Una de las cosas que hizo fue ordenar la cancelación del contrato de SJ Tropical porque se estaba pagando de más por esos servicios. “(Spagnoletti) solo estaba haciendo su trabajo. Verificando los contratos. Verificando los gastos. El pecado de Maurice Spagnoletti fue hacer su trabajo y a (Rivera Solís) no le gustó eso”, apuntó Zenón Matos.

La fiscal no mencionó, porque el gobierno dejó esa parte totalmente fuera de su teoría del caso, que Rivera Solís no era el único que se afectaba con las decisiones de Spagnoletti. La propia viuda del banquero, Marisa Spagnoletti, había sometido una demanda civil responsabilizando a la plana mayor del banco por el asesinato y desglosando instancias específicas en las que acciones de su esposo afectaron e incomodaron a esos ejecutivos.

La evidencia que la fiscalía presentó al jurado sobre este asesinato, de acuerdo al resumen de Zenón Matos, es que el día antes del asesinato la secretaria del presidente del banco, Nancy Vélez, hizo llamadas que conectaron a Rivera Solís con ejecutivos del banco, como el jefe de la División Legal, Enrique Ubarri Baragano (pero no se sabe exactamente qué discutieron); que el día después, día del asesinato, Spagnoletti emitió, mediante correo electrónico, su decisión de cancelar el contrato de SJ Tropical (el correo estaba dirigido a otros dos ejecutivos, no a Rivera Solís); que antes del mediodía Vélez hizo una llamada a un número asociado con Rivera Solís y le habría dicho al acusado que el contrato estaba cancelado; que Rivera Solís entregó un arma de fuego en su casa a un hombre negro con camisa de SJ Tropical antes del asesinato (pero no se establece el momento específico y el hombre no está directamente identificado); que Spagnoletti fue ejecutado a balazos (pero no se presentó evidencia técnica de la escena que colocara en el lugar a alguno de los acusados); que en la casa de Rivera Solís hubo expectativa de que algo iba a pasar antes del asesinato y que hubo celebración después del evento (pero no está claro cuán cercano al asesinato se observaron esas conductas); que antes del asesinato las cámaras de seguridad y controles de acceso colocan a Burgos Amaro en la sede de Doral en posiciones desde las que podía divisar los movimientos del ejecutivo (y que después le habría dicho a otra persona que tuvo la responsabilidad de ‘setear’ a Spagnoletti, o delatar sus movimientos a los asesinos); que datos de celular colocan a Lugo Montalvo cerca de la sede de Doral el día del asesinato, a pesar de que no era empleado de SJ Tropical; y que una testigo, exnovia de Rivera Solís, dijo que Burgos Amaro le había dicho que Serrano Canales le había dicho que él mató a Spagnoletti.

Al concluir, Zenón Matos señaló a la mesa de los acusados y le dijo al jurado que para ellos el asesinato era la respuesta que siempre habían tenido para resolver sus problemas. “¿Y cuál va a ser la respuesta de ustedes a ellos?.. Su respuesta a estos individuos necesita ser solo una, culpables”, declaró.

La sala del juez Francisco Besosa estuvo llena de familiares, público y personal del gobierno, como el jefe del FBI, Joseph González, y el subjefe de fiscalía federal, Héctor Ramírez. También estuvo la viuda de Spagnoletti, quien compareció como testigo del gobierno solo para señalar a Serrano Canales como el hombre que la acechó días antes del asesinato de su esposo. El juez anuló una citación que le hicieron los representantes de los acusados para que compareciera como testigo de defensa.

La sesión de hoy, jueves, fue suspendida y el juicio reanuda el lunes con los argumentos de los abogados de defensa y la réplica de fiscalía. El jurado podría comenzar a deliberar en la tarde.

Vea:

Viuda de Spagnoletti ofrece testimonio dramático, pero estrecho

Periodista y abogado con 25 años de experiencia. Cofundador, o miembro de los equipos fundadores, de NotiCel, el Centro de Periodismo Investigativo, Red 96, Primera Hora y El Nuevo Día Interactivo.