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Tribunales

Pina mismo, en palabras y acción, vincula el reguetón con el bajo mundo

[ANÁLISIS] Cuando se elimina la enorme cantidad de ruido y distracción que se generó alrededor del caso criminal contra el productor, queda su voz en una llamada diciendo "tengo pistolas, rifles, balas".

Rafael Pina Nieves.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

Hecho 1: Rafael Antonio Pina Nieves se convirtió en convicto federal por delito grave en enero de 2016, lo que implica una prohibición absoluta de posesión de armas. Hecho 2: En una llamada telefónica de febrero de 2020, Pina Nieves dice que en su casa de Caguas Real tenía "pistolas, rifles (y) balas". Hecho 3: En abril de 2020 el Negociado Federal de Investigaciones (FBI) realiza un allanamiento en la casa de Caguas Real propiedad de Pina Nieves y encuentra dos pistolas, una modificada ilegalmente para funcionar como ametralladora, y 526 balas de distinto calibre.

Estos son los tres hechos básicos que están al centro del segundo procesamiento federal contra el productor de reguetón Pina Nieves, apodado "Raphy". Son hechos que nunca desaparecieron o fueron refutados, no importa los incontables "lives" de Instagram que desplegó el productor al ejercer su derecho a expresarse sobre su caso y no importa los infatigables esfuerzos de su extremadamente capacitado grupo de representantes legales.

Y son los tres hechos que un jurado conectó para encontrarlo culpable y que el juez federal Francisco R. Besosa mantuvo en mente para condenarlo ayer a tres años y cinco meses de cárcel. Lo demás, son explicaciones, algunas creativas, otras desesperadas, y argumentos que Pina Nieves tiene derecho a hacer. Incluso, puede que algunos de esos argumentos sobre supuestos errores del juez todavía le consigan una revisión de su condena en el Primer Circuito de Apelaciones. Lo que no va a pasar en apelaciones es que alguno de esos tres hechos desaparezca, como si se tratara del chasquido de dedos con el guante de Thanos en las películas de Avengers.

Por eso, en un caso lleno de declaraciones inusuales de parte del acusado -que, otra vez, está pasando por un momento en el que más que nunca tiene que garantizársele su derecho a expresarse porque tiene en contra a la fuerza del estado-, considero que las más estrambóticas y difíciles de justificar vinieron tras su sentencia.

"La justicia quiere hacerme un delincuente a cojón", escribió en Instagram. "Este negocio (el reguetón) no es de narcotráfico, este negocio no es de lavado de dinero... (Me condenan) por ser productor de reguetón, no es por otra cosa más... quisieron pintar como que el reguetón es del bajo mundo, ¿cuándo acabarán con esa teoría?", dijo, por otro lado, a su salida del tribunal después de ser sentenciado.

El problema con tragarse suavemente esas declaraciones es que, en todo lo que conozco del caso, por haber cubierto el juicio y las mociones más relevantes, no recuerdo que la Oficina del Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito de Puerto Rico aludiera a las funciones de Pina Nieves como productor del llamado "género urbano" para insinuar involucración en actividad criminal. No hay que negar que su relevancia y éxito lo pueden haber convertido en un trofeo apetecible para las autoridades, algo que ha sucedido y seguirá sucediendo. Pero tratar de que un jurado lo encontrara culpable por asociarlo con un género musical, eso no lo vi.

Lo que vi fue que el día de la sentencia, fuera de la presencia de un jurado, cuando ya había una condena y en el contexto de refutar las propias alabanzas que se habían traído a favor del convicto por su desempeño en ese género, la fiscalía le recordó al tribunal de dos hechos criminales que todavía no están aclarados: los tiroteos contra la oficina de Pina Nieves y contra el Coliseo de Puerto Rico durante los conciertos allí de Ramón "Daddy Yankee" Ayala Rodríguez y que Pina Nieves produjo. "Obviamente, alguien está enviando un mensaje con estos ataques y no creo que los tiros al Choliseo fueran parte del espectáculo", dijo el fiscal federal José Ruiz al recordar al juez que los tiroteos fueron dos meses antes de la llamada en que Pina Nieves afirma tener posesión de armas y balas. Ruiz y la fiscal María Montañez, valga notar, tienen un nivel de experiencia y habilidad que presenta un frente muy capaz ante la experiencia y habilidad de los abogados del productor, la exfiscal María Domínguez, Francisco Rebollo y Javier Micheo.

Fuera de eso, durante la presentación de la evidencia que produjo el veredicto condenatorio, no hubo referencia a las letras, estética, reputaciones y elementos sociales que caracterizan el desarrollo y auge de ese género.

Al contrario, son las palabras y acciones del propio Pina Nieves las que más han vinculado al género urbano con actividad criminal.

La fiscal federal Maria Montañez Concepción.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

Siendo una de las figuras de más trayectoria y renombre en el género, fue Pina Nieves el que se declaró culpable de fraude hipotecario, convirtiéndose así en convicto federal por delito grave. Fue Pina Nieves el que, siendo convicto federal por delito grave, afirmó en la llamada de febrero de 2020 que tenía más de una pistola, más de un rifle y municiones en una propiedad suya. Y fue Pina Nieves el que, como descubrieron los agentes federales en abril de 2020, tenía construido en su casa una especie de 'cuarto de pánico', con dinero en efectivo, información de cuentas bancarias, bayoneta, dos pistolas que no estaban registradas legalmente a su nombre, una pistola modificada para funcionar como ametralladora (el tipo de configuración que favorecen los gatilleros del bajo mundo para sus atentados) y 526 balas de 10 calibres distintos, algunos de los cuales no corresponden a las dos pistolas que le encontraron.

Ninguno de los jurados ha decidido ejercer su derecho a hablar y contar cómo fueron las deliberaciones, pero no es difícil imaginar que, al ver las fotos de ese cuarto, la mayoría de esos ciudadanos juzgadores pensó que ese tipo de escondite, y su contenido, no es el que tiene en su casa un empresario común y corriente.

El género urbano no es el primero en la historia de la música vinculado estrechamente con elementos del bajo mundo porque lanzar un artista y hacer giras es una faena costosa que, al comienzo, no encuentra financiamiento en fuentes normales, como la banca. Ocurrió con el rock and roll a mediados del siglo pasado y ocurrió con la salsa neoyorquina en los 70. Paulatinamente, la influencia del mundo criminal en el desarrollo de esos géneros va desapareciendo, o disminuyéndose, en la medida en que va aumentando el apoyo del público masivo, como está ocurriendo con el reguetón.

Ante el juez Besosa, Pina Nieves lloró cuando declaró que el "peor castigo" que había tenido por la sentencia de fraude hipotecario había sido "empañar el legado de mi padre". En un momento de reflexión futuro, probablemente también concluya que una parte de su castigo ahora es haber contribuido a la reputación del género urbano como uno poblado de elementos criminales.

Lo malo no es que haya elementos criminales en esa industria (como los hay en muchas otras), lo que atenta contra la inteligencia es negarlo en un afán por proyectarse como víctima.

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Periodista y abogado con 25 años de experiencia. Cofundador, o miembro de los equipos fundadores, de NotiCel, el Centro de Periodismo Investigativo, Red 96, Primera Hora y El Nuevo Día Interactivo.