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Tribunales

Su mala ortografía desmorona el plan que tenía asesino de Ruiz Costas para evadir la justicia

Agente investigador sienta las bases de la versión del Ministerio Público sobre cómo Miguel Ocasio Santiago mató a Andrea Ruiz Costas y luego intentó crear una historia para que la sospecha cayera en otra persona.

Miguel Ángel Ocasio Santiago, imputado del asesinato de Andrea Ruiz Costas.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

Miguel Ángel Ocasio Santiago fue pareja de Andrea Ruiz Costas por ocho meses y luego la acechó, entró en su vehículo sin permiso y cometió otros actos que denotaban obsesión posesiva, pero una de las cosas que parece no hizo fue fijarse en la ortografía y estilo que usaba su expareja al textear.

El pasado 29 de abril, mientras la Policía comenzaba a examinar el cuerpo semidesnudo y chamuscado de Ruiz Costas abandonado en un paraje de Guavate sin todavía haberla identificado, una amiga de la mujer estaba en un cuartel de Caguas reportándola desaparecida.

El 28 de abril la amiga, Gabriela, recibió mensajes y fotos que llegaban del celular de Ruiz Costas, alegando que estaba con un amigo en Guavate pero que el amigo se había molestado por mensajes de Ocasio Santiago que ella había recibido. Pero la mujer estaba convencida de que quien le escribía no era su amiga, sino el mismo Ocasio Santiago y que este tenía que ver con su desaparición. El convencimiento también se había cimentado porque la noche del 28, casi a las 11:00 pm, Ocasio Santiago se apareció nervioso en casa de Gabriela, conduciendo la Jeep Renegade de Ruiz Costas y se marchó tras unos 10 minutos de conversación.

En el cuartel de Caguas, donde Gabriela confesaba sus temores, un policía contactó al agente investigador de Homicidios adscrito a Guayama, Roberto Ayala Vega, y comenzó a enviarle los “screenshots” de los mensajes y fotos. Ayala Vega estaba en Guavate respirando un aire con olor a gasolina. Tenía de frente unas marcas en el terreno, todavía frescas, de gomas compatibles con una guagua o pick up. Más cerca de un precipicio, detrás de unas bambús, tenía también el cuerpo de Ruiz Costas, que vestía solo panties y mostraba quemaduras y golpes en su torso, rostro y brazo.

De inmediato, y según su testimonio ayer en el primer día de vista preliminar contra Ocasio Santiago, resolvió que el próximo paso investigativo era entrevistar a Gabriela, de quien no proveyó apellidos, pero que es una de las testigos anunciadas por la fiscalía.

“Gabriela me indicó que él no sabía escribir muy bien, que muchas de las palabras las escribía mal y que por eso se dio cuenta que los mensajes no era Andrea que los enviaba, que era él”, dijo Ayala Vega en el estrado a la vez que apuntaba a Ocasio Santiago, sentado al lado de sus representantes en la Sociedad de Asistencia Legal (SAL), de quienes dijo desconfiar en un argumento colateral de conflictos éticos que provocó que el Tribunal de Apelaciones suspendiera la vista preliminar hasta nuevo aviso.

“Esos mensajes no son de Andrea porque yo conozco la ortografía de Andrea y también conozco la ortografía de Miguel, y ahí me dice, y esos mensajes no los envió Andrea, los envió Miguel”, continuó el agente en su relato a preguntas de la fiscal María Teresa Caballero García.

Lo próximo en ese jueves para Ayala Vega fue ir al apartamento de alquiler en la urbanización Villa del Rey donde residía Ruiz Costas y que había compartido con Ocasio Santiago durante su relación. Allí estaba la Jeep Renegade y, en sus gomas, la misma cal blancuzca que habían notado y recopilado en el terreno baldío donde estaba el cuerpo. Con las fotos que le pasó Gabriela como referencia, Ayala Vega notó también que el “dashboard” y el marbete de la Jeep eran idénticos a los que se divisaban en las fotos.

Roberto Ayala, del CIC Homicidios Guayama y agente investigador del asesinato de Andrea Ruiz Costas.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

Otra visita a una instalación policíaca volvió a marcar el paso investigativo ese día.

Esta vez, fue Ocasio Santiago quien llegó a la comandancia de Guayama con un compañero de trabajo porque se enteró de la noticia del hallazgo del cuerpo y quería saber si era el de Ruiz Costas. Del saque, el agente le leyó y explicó las advertencias legales “porque para mí, ya era mi sospechoso número 1”. El hombre firmó el documento con las advertencias y eso se convirtió en la pieza de evidencia número 1 del Ministerio Público para la vista. La prueba se supone que incluya una confesión que no se ha presentado todavía.

Cuando se enfrentó a Ocasio Santiago, Ayala Vega tenía ya en su mente las circunstancias del hallazgo del cuerpo, la cal en las gomas de la Jeep, las sospechas de Gabriela y las denuncias de esta de que el supervisor de seguridad del centro comercial Montehiedra tenía a su amiga nerviosa porque la acechaba y “estaba muy posesivo con ella”. No se mencionó en el testimonio, pero hoy se sabe que Ruiz Costas intentó protegerse de su expareja mediante dos procesos judiciales distintos un mes antes de su muerte, pero en ambos las juezas que lo atendieron se los negaron.

El hombre que Ayala Vega tenía de frente estaba “tranquilo” y dispuesto a “decirme todo lo que él sabía en ese momento”. “No vi una lágrima en sus ojos en ese momento, nada”, subrayó. La versión que ofreció fue que había llevado a Ruiz Costas el día 27 en la mañana a Plaza de Caribe a pedidos de ella, porque “se iba con un amigo”, que la dejó allí y se fue. Luego, ella le texteó que se había dado un golpe en la cabeza.

Después de escuchar la versión, Ayala Vega le dice que, en efecto, el cuerpo es de Ruiz Costas y notó dos cosas. La primera, que “se quedó normal, así como está ahora”. La segunda, que el área de los nudillos de su mano derecha estaba hinchada. Por la primera, no le dijo nada. Por la segunda, le preguntó y Ocasio Santiago dijo que se había caído hace unas dos semanas en su trabajo y le ofreció el dato de que tenía otros golpes de hace dos semanas también. Al quitarse la camisa, el investigador notó moretones y razguños en la espalda, hombro, cuello y antebrazo.

La fiscal María Teresa Caballero García.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

Era la segunda vez ese día que Ayala Vega había visto los efectos de golpes sobre la piel humana. En Guavate, al voltear el cuerpo de Ruiz Costas, pudo ver que sus ojos y cara estaban llenas de golpes también y tenía los labios hinchados.

El agente había visto muchos golpes en su carrera y “sabía que esos golpes no eran de dos semanas, esos golpes eran recientes… en ese momento lo pongo bajo arresto”.

“Mire agente, esos golpes son de 24 horas”, le dijo el médico en turno en la sala de emergencia del Hospital Menonita de Guayama después de examinar a Ocasio Santiago.

De esa manera, Ayala Vega cerró su primer día de la investigación del asesinato de Ruiz Costas con un arresto, múltiples entrevistas y evidencia física y digital recopilada.

Pero el segundo día, 30 de abril, traería sus propias revelaciones cuando la Policía logró acceso al apartamento que compartían Ruiz Costas y Ocasio Santiago. “El apartamento olía a limpio y estaba bien recogido y bien limpiecito”, pero cuando los técnicos del Instituto de Ciencias Forenses aplicaron luminol, un agente químico que brilla al entrar en contacto con el hierro en las trazas de sangre, el mapo se iluminó como un arbolito de Navidad, haciendo que los investigadores concluyeran que lo habían usado para limpiar sangre. También hubo brillo en la sala, alfombra, paredes de la sala y en un interruptor de luz.

Luis Pérez Bonilla y Rubén Parrilla Rodríguez, abogados de Miguel Ocasio Santiago.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

Ese día, Ayala Vega entrevista a Bianca Relta Pabón, quien también fue anunciada como testigo, y que trabaja en un quiosco de Montehiedra localizado frente a Sola Boutique, la tienda donde Ruiz Costas servía como gerente. La mujer le relató que el 27 por la noche, el mismo día que supuestamente Ocasio Santiago había llevado a Ruiz Costas a Plaza del Caribe en Ponce a encontrarse con un amigo, estaban los tres en Montehiedra. Relta Pabón había terminado en su quiosco y esperó a que Ruiz Costas terminara en la tienda para salir juntas. Al hacerlo, se encontraron con Ocasio Santiago en una de las puertas y conversaron como de costumbre hasta que la pareja se montó en la Jeep con Ocasio Santiago al volante.

Relta Pabón confirmó el acecho que el hombre le tenía a Ruiz Costas y cómo le hacía un silbido distintivo cuando pasaba por la boutique, de manera que Ruiz Costas sabía que el hombre estaba cerca. Ese segundo día de investigación trajo también la confirmación de que el 28 de abril, el mismo día en que Gabriela empezó a recibir mensajes del teléfono de Ruiz Costas que no le cuadraban con su amiga, Ocasio Santiago acudió al técnico José Andrés Meléndez conduciendo una Jeep Renegade y le pagó $45 por ATH Móvil para que le desbloquera un teléfono que resultó ser el de Ruiz Costas. “Que no sabía que era el teléfono de Andrea, fue lo que me indicó”, apuntó Ayala Vega sobre quien será otro de los testigos de cargo.

La hora de cierre de los trabajos en la sala del juez Edwin Flores Sellés, cerca de las 5:00 pm, dejó a los que siguen el proceso con el equivalente a una bomba en cuenta regresiva para explotar. El 27 de abril, Ruiz Costas en efecto tuvo contacto con otro hombre que no era Ocasio Santiago.

Se texteó por mensajería y por Instagram desde las 8:00 u 8:30 pm con otro testigo, Héctor Luis Caraballo López, una expareja con quien había tenido una relación de varios años. Es decir, a la misma hora que Relta Pabón había visto a la pareja abordar la Jeep para marcharse, Ruiz Costas comenzaba una conversación con una expareja, en presencia de Ocasio Santiago.

Olga Costas, al centro, madre de Andrea Ruiz Costas, rodeada de familiares.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

La continuación de la vista preliminar, pautada para el 9 de agosto, depende ahora de cómo se resuelva la controversia sobre la representación legal en el Tribunal de Apelaciones, cuyos jueces pueden ordenar el relevo de los abogados y la designación de nuevos defensores, provocando una dilación mayor en la continuación del proceso. Si llega a los seis meses desde su arresto sin que inicie el juicio, Ocasio Santiago se podría librar de la fianza de $1.1 millones que lo mantiene detenido preventivamente para quedar en libertad mientras se completa el juicio.

Al final de la vista preliminar, si se encuentra causa para juicio, el Ministerio Público podría presentar acusaciones formales de asesinato, uso de arma blanca y destrucción de evidencia contra Ocasio Santiago que incluyan una alegación de reincidencia ya que, en 2012, fue acusado y se declaró culpable de violencia doméstica en modalidad de maltrato y tentativa de asesinato en un caso resuelto mediante el mecanismo de desvío, por lo que quedó borrado del récord criminal del hombre hasta que se encuentre acusado otra vez. Ruiz Costas es por lo menos la segunda relación sentimental de Ocasio Santiago que termina en acusación.

Vea:

Apelativo paraliza la vista preliminar contra asesino confeso de Andrea Ruiz Costas

Periodista y abogado con 25 años de experiencia. Cofundador, o miembro de los equipos fundadores, de NotiCel, el Centro de Periodismo Investigativo, Red 96, Primera Hora y El Nuevo Día Interactivo.