El juez de apelaciones, ahora designado al Tribunal Supremo ya vivió la experiencia de que su entrada al Alto Foro sea materia de tranque entre poderes constitucionales.

A pesar de que el juez de apelaciones Roberto Rodríguez Casillas pidió no ser "juzgado" por su condición física cuando el gobernador Pedro Pierluisi Urrutia lo designó al Tribunal Supremo el domingo pasado, la realidad es que los ascensos de este en la judicatura no han confrontado problemas por su condición.

Más bien, han sido maniobras políticas las que ha tenido que sortear.

Cuando el gobernador Luis Fortuño Burset transformó el Tribunal Supremo designando a seis de sus actuales miembros y dándole por primera vez una mayoría a jueces estadistas, Rodríguez Casillas estaba en lista para ser parte de ese grupo histórico. Pero el entonces presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, insistió en que quería en el grupo a su mano derecha en asuntos electorales, Luis Estrella Martínez, por lo que Rodríguez Casillas se retiró, recibiendo entonces la designación en ascenso al Tribunal de Apelaciones que ocupa desde 2011 hasta ahora.

Estrella Martínez, de hecho, criticó fuertemente desde su voto disidente la decisión que emitió Rodríguez Casillas en el Apelativo permitiendo la elección del exgobernador Ricardo Rosselló Nevares a la Delegación Congresional.

La segundo posibilidad de Rodríguez Casillas de ocupar una silla en el Alto Foro está ahora matizada por la confrontación que han tenido todo este cuatrienio Pierluisi Urrutia y la legislatura dominada por el Partido Popular Democrático (PPD). Particularmente, el Senado que preside sin mayoría de su partido el senador José Luis Dalmau.

El Gobernador sigue sometiendo nombres, algunos hasta tres veces, y el Senado sigue sin atender la mayoría de los nombramientos.

En algunos casos, el Gobernador ha optado por hacer el nombramiento en receso, lo que permite que la persona ocupe el cargo de inmediato, para luego retirarlo al final de la sesión cuando se hace obvio que el Senado no los someterá a votación del cuerpo y entonces volver a designarlos en una especie de ciclo sin fin. Esto ha ocurrido sin que el Senado rete en los tribunales esta forma de evadir la muerte súbita que trae el que termine la sesión sin que la Cámara Alta haya evaluado a un nominado.

Pero en el caso de los jueces, el devenir de la designación no ocurre exactamente como el de un secretario de agencia. Constitucionalmente, un designado al Supremo no entra "en receso" a ocupar la silla de inmediato, sin la aprobación del Senado. Y un juez designado en ascenso, como es Rodríguez Casillas, no deja de ocupar el cargo inferior que tiene si el Senado no lo evalúa o lo rechaza.

Por tanto, la designación de Rodríguez Casillas podría quedarse sometida al Senado, literalmente, el cuatrienio entero y, mientras, él seguiría ocupando la silla en el Tribunal de Apelaciones que tiene hasta el 2027. Si el Senado lo evalúa y rechaza para el Supremo, pasa igual, se queda en Apelaciones hasta que extinga su término. La Ley de la Judicatura solo provee para muerte súbita cuando un juez es renominado, entiéndase cuando recibe una designación que extiende su término en el cargo que ya ocupa, pero no es avalado, o es rechazado, por el Senado.

La postura de Dalmau de no darle prioridad a esta designación, aunque criticada por el mismo Rivera Schatz que hace 11 años le cortó el paso a Rodríguez Casillas, ya recibió el apoyo del caucus PPD en la Cámara de Representantes y el presidente de ese cuerpo, Rafael Hernández Montañez, pidió a la Junta de Gobierno del partido que emita una expresión de apoyo también.

Mantener el nombramiento congelado parece ser la mejor opción del PPD porque, si se consideran las dos experiencias más recientes de Rodríguez Casillas ante el Senado, su nombramiento podría recibir votos a favor de todos los partidos, llevándolo así al Supremo potencialmente por los 13 años que le quedan antes de cumplir el límite de 70 años.

La entrada de Rodríguez Casillas para ocupar la vacante que dejó en 2020 la exsecretaria de Justicia Anabelle Rodríguez Rodríguez podría darle al PNP una mayoría de 7-2 por al menos un cuatrienio más, hasta que los designados por Fortuño empiecen a llegar a los 70 años.

Aparte de la que le acaba de hacer Pierluisi Urrutia, Rodríguez Casillas ha recibido designaciones judiciales en tres ocasiones: 1997 para juez municipal por el exgobernador Pedro Rosselló González, 2004 para juez superior por la exgobernadora Sila María Calderón Serra y 2011 para juez de apelaciones por Fortuño Burset.

En 2004, cuando el Senado dominado por el PPD discutió su designación en pleno, lo hicieron consignando su "admiración" por su "arrojo" y "deseo de superación". El entonces senador del PNP, Kenneth McClintock Hernández, planteó que la historia de "superación" de Rodríguez Casillas no solo lo hacía merecedor del voto a favor, sino "también que se llame a la atención del pueblo este ejemplo de superación personal (...) En un mundo en que de cualquier tropiezo muchos puertorriqueños se dan por vencidos".

El presidente de la Comisión de Nombramientos, Bruno Ramos Olivera, refrendó y añadió que "este caballero, con su condición a la cual tiene que estar de por vida en una silla de ruedas, no hay duda de que es una de las personas que la veo en una disposición más positiva que muchos de los que han pasado por nuestra Comisión de Nombramientos que están totalmente sanos y que no tienen ningún problema como en el caso - que yo entiendo que no es problema porque él ya ha sabido sobrepasar su condición, y que definitivamente está demostrando que es un ser humano extraordinario".

Aunque la hoja de votación no estuvo disponible ayer, el récord legislativo refleja que en ese momento el voto a favor fue sin oposición. De la misma manera fue la votación el 20 de junio de 2011, cuando el Senado dominado por el PNP aprobó su designación a Apelaciones.

En ese momento, el debate no fue tan elogioso, con solo el exsenador Roberto A. Arango Vinent expresando que se trataba de "un excelente Juez, un excelente profesor, ciertamente nos llena de orgullo que el señor Gobernador haya hecho este nombramiento".

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El informe que emitió Rivera Schatz como presidente de la Comisión de Seguridad Pública y Asuntos de la Judicatura consigna que la investigación de campo sobre el nominado incluyó entrevistas, y recomendaciones favorables, de la fiscal Inés Carrau, del juez superior Carlos Nieves y de un abogado identificado solo como licenciado Ríos.

Pero los verdaderos afectos de Rodríguez Casillas no están reflejados en los consultados para ese informe sino en una entrevista que le hiciera en mayo del año pasado el portal Microjuris.

"Me cogió de la mano. Fue conmigo a la vista de confirmación. Fue mi hada madrina", dijo el juez en esa entrevista en referencia a la exjueza Ygrí Rivera Sánchez, quien actualmente integra el Panel del Fiscal Especial Independiente.

Rodríguez Casillas fue oficial jurídico de la jueza cuando esta servía en el Tribunal de Primera Instancia y la siguió en la misma capacidad cuando fue ascendida al Tribunal de Apelaciones.

En la entrevista expone también su inclinación por la literatura, que lo tienen a punto de publicar su primera novela, así como sirviendo de moderador en el Círculo Literario de la Judicatura, así como su gusto por el vino, que lo llevó a certificarse como sumiller (del francés sommelier), o experto en degustación y servicio de vinos y licores.

"Sí, sí, la dolce vita hay que probarla", comentó al portal.

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