Duro el golpe de la pandemia a los artistas independientes
Cuentan sólo con donativos de organizaciones sin fines de lucro y no han tenido moratorias de renta de sus estudios y teatros.
Nota de la editora: Esta es la tercera parte de una serie que documenta el efecto de la pandemia del COVID-19 en el mundo del arte, la cultura y el espectáculo en Puerto Rico.
La cantautora puertorriqueña Andrea Cruz apenas acababa de lanzar su segundo proyecto musical, con un plan promocional que absorbía gran parte de su presupuesto, cuando el COVID-19 alteró toda su agenda.
En los tres años transcurridos desde su primer y segundo disco, su nombre se había movido exitosamente por Latinoamérica y ya tenía presentaciones pendientes. Pero, entonces, el mundo cerró.
“Ya se habían hecho muchas inversiones, pero lo más difícil, es que esto ocurra justo con la salida de mi segundo álbum, ‘Sentir no es del tiempo’, que, como artista independiente es tan difícil, y cruzar ese puente internacional también es tan difícil como la producción”, dijo la cantautora, quien vio canceladas cinco funciones en América Latina, entre ellas, en Colombia y México.
La pandemia del coronavirus ha provocado cierres de museos, teatros y escenarios, y con ello, se ha vuelto a evidenciar lo frágil que es el sector del arte y la cultura. Pero, dentro de este panorama, los más invisibilizados, son los cientos de artistas que ya no cuentan con los espacios para trabajar y ganarse la vida con su arte.
“Los artistas no son visibles, porque en la prensa ‘mainstream’ no se habla de eso, se habla del disco nuevo de Bad Bunny, de otra música y de gente famosa, en nuestro caso (los artistas plásticos), se habla de (Antonio) Martorell; pero muy poca gente conoce que hay un número extraordinario de artistas que están ahí, y que están pasándola mal”, expuso, por su parte, el artista plástico Pedro Vélez.
Tal y como tuiteó Andrea, “la clase artística independiente está sufriendo muchísimo este golpe”. Son incontables los años que llevan luchando porque el Gobierno les haga justicia y que exista una política pública que permita un cambio real en este sector, que no ha lucido como prioritario, a pesar de ser fuente de grandes talentos.
Actores, artistas plásticos, escultores, cantautores y bailarines, entre otros profesionales de las artes, han visto muy limitadas las ayudas desde que comenzaron los cierres por la pandemia, y han debido de lidiar, como muchos otros puertorriqueños, con la ineficiencia del sistema que no les permite reclamar un desempleo o ayuda económica de emergencia.
Cada uno de los talentos contactados por NotiCel confirmó que son las fundaciones, como Grupo Guayacán, Fundación Flamboyán, Inversión Cultural, y algunos museos, como el Museo de Arte Contemporáneo, los que han recordado que existen y les han extendido la mano para darles algo de ayuda.
“Llevamos en el limbo hace ratito y con los desastres naturales o con pandemias mundiales como esta se agrava la cosa. Como siempre, hay organizaciones e instituciones, y algunos museos, además de fundaciones sin fines de lucro, que ayudan con distintas convocatorias y también recaudando fondos para ayudar a los artistas”, dijo a NotiCel la artista plástica Lilliam Nieves.
Su colega, Vélez, expuso que en Puerto Rico no se valoriza económicamente la labor del artista porque alguna gente no entiende el concepto y, por consiguiente, no entiende que tiene que pagar.
“La gente se imagina que uno está en su casa haciendo cuadros con florecitas y que se puede sobrevivir. No lo ven como una profesión porque se les ha enseñado que el arte y la cultura son las fiestas de la Calle San Sebastián, y la gente así no puede visualizar lo que es un artista. Piensan que somos bohemios que se pasan bebiendo y pasándola bien en el jangueo. No entienden que los artistas tienen cosas que pagar y que tienen que pagar renta. O sea, el estudio más el apartamento donde viven. Son dos rentas como mínimo. Hay otros que trabajan en la casa porque no hay de otra, pero el estudio se necesita porque a veces se trabaja con materiales tóxicos, o tienes pinturas de seis pies que no la puedes almacenar en cualquier sitio, o tienes muchos vestuarios… esto se trata de entenderlo”, dijo Vélez.
Naima Rodríguez, productora de Teatro Breve, también compartió la falta de atención que se le está dando al aspecto de las rentas. En su caso, lleva arrendando un teatro por varios años para las presentaciones del colectivo Teatro Breve y, junto a su equipo, ha invertido dinero y esfuerzos por llevarlo a un nuevo nivel. Pero desde que llegó el coronavirus, todo se detuvo, menos el pago de la renta del teatro.
“Soy consciente de que han surgido fondos y ayudas privadas de grupos sin fines de lucro que se han abierto para artistas. No son gubernamentales, pero se han puesto a la disposición para ayudar… nosotros tenemos un teatro y tenemos que seguir pagando renta. No me han hecho un ajuste del pago de la renta en el teatro y no tengo ni una obra. Todas eso es real, y vienen preguntas a la mente, ¿tendré que dejar el teatro? No lo quiero hacer, y no es que lo vaya a hacer. Además hemos invertido en sillas, luces, equipo… y es una renta alta de cinco mil dólares mensuales. Entonces, queremos tener una mayor certeza de lo que está haciendo el gobierno. No tenemos problemas con permanecer cerrados por la seguridad de las personas, pero queremos saber si tienen un plan que vaya más allá de quedarnos en nuestras casa”, expresó la productora Rodríguez.
La también dueña de :Pública, un espacio de proyectos artísticos, dijo a NotiCel que previo al coronavirus ya se estaban planteando cómo ir poco a poco dejando de depender de los teatros y comenzar a insertarse en otro tipo de concepto.
“Para los aristas que trabajan con público y que dependen de esa conexión directa, es un panorama muy incierto. En el caso del teatro y del cine, que conllevan reunir gente a nivel de entretenimiento, vienen cambios muy grandes y esa incertidumbre trae frustración, tristeza y preocupación… En los 14 años que llevamos con Teatro Breve hemos logrado crear un proyecto consistente que vela por que se mantenga el trabajo de los actores. Poco antes de que llegara el coronavirus, estábamos tratando de repensar nuestro modelo de negocio, reuniéndonos y redefiniéndolo, en el sentido de cómo entregar y compartir nuestra oferta con nuestra audiencia. Nos pone tristes que no podamos estar en el escenario, que es donde más quieren estar, pero era hora de reinventarnos”, dijo.
“Después de los temblores nos dimos cuenta que teníamos que cambiar el modelo del negocio… hacer un balance, que no todo dependiera del teatro, porque estábamos dependiendo de eso en un 90 por ciento. Esto lo aceleró y llevó a hacer un cambio más rápido, a tomar decisiones. Creemos mucho en la autogestión y reconocemos que hay algunos fondos, pero sabemos que el gobierno no es el lugar al que tenemos que recurrir a buscar ayuda porque nunca han hecho nada eficientemente por nadie”, expresó Rodríguez.
Vélez destacó que esa invisibilidad de los artistas es tan grave que no se ha realizado un censo para conocer quiénes son, dónde están y qué tipo de ayuda necesitan esos que hoy son responsables de darle pulso a la cultura y las artes en Puerto Rico.
“Esta es la segunda debacle y nadie tiene números y tampoco el Gobierno puede ayudar, si nadie tiene esa cifra de cuántos se han afectado, ni se sabe dónde estamos. Después del huracán María todo ha ido para atrás. Necesitamos esas estadísticas”, señaló.
Cruz aplaudió la labor de quienes hacen latir el arte a través de las redes sociales para llevar alegría a la gente durante el confinamiento. Sin embargo, señaló que también hay que pensar que quienes trabajan para llevar alegría, tienen sus propias necesidades y siempre será necesario recibir paga por su labor.
“Dentro del poco apoyo que tenemos, hay que pensar en que los proyectos tienen un valor y se deben pagar, porque es lo justo. Cuando das un servicio, sobre todo en lo cultural, no se puede dar entretenimiento sin paga. Es lo que merecemos. Es nuestro trabajo” concluyó.