Circo Social: un proyecto para todas las edades
Una enorme carpa de circo que sobresale de la maleza de un terreno en el barrio Higuillar, en Dorado, anuncia a quienes transitan por la carretera 695 que allí pasa algo, y parece ser mágico. Se trata de la casa oficial de la Escuela Nacional de Circo de Puerto Rico, en donde se ofrecen clases de todo tipo a niños y jóvenes que muestran interés por este arte. Todo el trabajo funciona mediante donativos. Allí se hace el proyecto Circo Social.
El responsable es Jafet Irizarry, experimentado artista del circo y director de la escuela. Jafet es un artista egresado de la Universidad de Puerto Rico, quien tuvo la oportunidad de viajar hasta Brasil y descubrir la magia que existe en los actos circenses. Allí permaneció siete años estudiando en la Escuela Nacional de Circo, y, a su regreso a la Isla, decidió implementar todo lo aprendido y utilizarlo a favor de los niños y jóvenes de su tierra.
A su llegada, su método de ingreso económico más inmediato fue irse a los semáforos a ofrecer arte en la calle, lugar en donde conoció Glorimar Sierra. Después de ella verlo en el semáforo, decidió tomar clases de circo y quedó encantada. Ahora, Glorimar es coordinadora del proyecto. Relató que Jafet y su hermana, quien es sicóloga, armaron el Circo Social, al que ella se unió y ahora es una de sus grandes pasiones.
'Muchos (niños y jóvenes) llegan de forma terapéutica, referidos por un trabajador social, o de las escuelas. Esos niños que son bien hiperactivos o que están en riesgo social, que están pasando por un momento fuerte, aquí los recibimos. Se les hace una entrevista inicial a los padres, pasan por matrícula, hacen la clase donde se les enseñan técnicas y mientras hacen la clase, están el trabajador social, el sicólogo y el maestro, y trabajando en equipo, se descubren sus fuerzas y debilidades', señaló.
Jafet destacó que también tienen programas regulares para ‘homeschoolers' que toman las clases como educación física, y también se ofrece circo terapia, para niños y jóvenes con necesidades especiales, como autismo y déficit de atención.
Pero ahora este lugar mágico enfrenta un gran reto, y es renovar su carpa que ya está vieja y deteriorada por las inclemencias del tiempo. Para recaudar fondos y adquirir una nueva, se ha creado el espectáculo Saltimbanquis. Algo similar a la cartelera regular que mantenían una vez al mes en la que niños y jóvenes pudieran disfrutar. Pero para que estos actos retornen, se requiere de la carpa nueva. Es posible donar a través de la página web www.circopr.org