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Natalia Meléndez: una vida de película

La exbaloncelista y cronista deportiva tiene una vida fuera de serie de la que vive satisfecha, incluso luego de enfermarse de los nervios tras el incidente con Playmaker.

Natalia Meléndez contó su vida en El Push de la Mañana, edición estelar.
Foto: Juan R. Costa / NotiCel

Hablar con Natalia Meléndez es, sin exagerar, como ver una película de Netflix.

La comentarista, analista y cronista, acostumbrada a hablar de deportes y de estadísticas deportivas, accedió a hablar de su vida personal y profesional en El Push de la Mañana, edición estelar. Y no paró de dar sorpresas.

Natalia Meléndez surgió a los 16 años. Antes de eso, toda su vida, fue Natalia Lebrón Meléndez porque su madre la apuntaba así siempre, para que no pensaran que no tenía padre. Se enteró a esa edad, cuando fue a llenar una beca para la universidad. Nunca supo por qué “Lebrón” aunque especula que el activismo político de su madre la llevó a ponerle el apellido de Lolita Lebrón.

Fue producto, y lo dice sin complejos, de un “fling” de su madre con un arqueólogo de Mayagüez, casado, a quien solo vio una vez en su vida, que nunca le dio apellido, y con quien nunca más tuvo contacto. No le interesó verlo más, dijo, porque no se extraña lo que nunca se tuvo.

Su vida tiene muchas interrogantes que a ella, sin embargo, no parecen perturbarle y las atribuye a la necesidad de su madre de protegerla, tanto a ella como a su hermana mayor, Alexandra.

Natalia se crió en el Residencial Vista Hermosa, pero vivió poniendo como dirección la que realmente era de su tío. En papeles siempre vivió en Reparto Metropolitano. Su mamá le pedía que pusiera esa dirección para que no la rechazaran “por ser del caserío”.

Aunque asegura haber tenido una vida hermosa en el residencial, fuera de él, era otra cosa. Por estudiar en un colegio privado, con beca, se le hacía difícil estar al nivel económico de muchos de sus compañeros de estudio y de deportes en Caparra. Vivían con cupones, pero su mamá se las ingeniaba para hacer un dinerito aparte administrando la cancha en la que jugaba Natalia.

A los 16 años, además de descubrir que nunca fue Lebrón, cayó en cuenta de otra realidad: su madrina era verdaderamente la pareja de su mamá, de toda la vida. Ella lo percibía por su presencia permanente en su vida, pero, otra vez más, su madre le ocultó el asunto. Nunca vivió junto a su pareja, hasta que Natalia se fue a estudiar a Estados Unidos.

Su mamá murió joven, de cáncer, a los 52 años y con ello, quedaron muchas conversaciones incompletas que sin embargo, Natalia no resiente. No se sintió engañada. Siempre protegida.

Su vida en el deporte

Su entrada al deporte tiene mucho que ver con su fuerte autoestima y su segura personalidad. A los 13 años entró al Baloncesto Superior. Fue la más joven en hacerlo. Jugó en Ponce, San Lorenzo y Guaynabo.

Sus estudios universitarios los hizo en el estado de Alabama, casi por accidente. Unos coaches fueron a ver jugar a hombres en el colegio donde ella estudiaba. Y llegaron a ver un poco de su juego. La reclutaron y en dos semanas se montó en un avión hacia Alabama, sin saber bien para dónde iba y sin hablar inglés, pero con una necesidad urgente de darle una giro a su vida.

A los 19 años quedó embarazada de Nakel, a quien llevaba consigo a los juegos. Fue duro pero no imposible. La bañaba en los camerinos al finalizar para que llegara a la casa a dormir.

Al concluir su carrera como baloncelista, llegó otra gran oportunidad. Tener un espacio en secciones de deportes en televisión y ser cronista deportiva. Tuvo que saltar, con mucho esfuerzo, la verja del boys club. Era un mundo de hombres. Aun recuerda que cuando comenzó esa etapa la criticaban hasta por su voz. "No soportaban la voz de una mujer narrando", dijo. Eso la impulsó a prepararse el doble y a estudiar todo el tiempo. Si la iban a criticar, no sería porque no sabía lo que estaba diciendo.

Eso la llevó a las Olimpiadas en Londres junto a tres grandes: Elliott Castro, Carlos Uriarte y Raúl Cintrón.

Y un día recibió una llamada que cambió su vida. Ernesto Díaz González, la leyenda, quería que narrara junto a él. Le hizo varias pruebas que ella describe como “crueles” pero que la llevaron a aprender muchísimo.

El episodio Playmaker

Ha tenido momentos duros y no teme admitir que se enfermó de los nervios y sufrió ataques de pánico luego del incidente, hace un año, con Héctor Torres, Playmaker, en el programa Head 2 Head que también compartía con Antonio "Puruco" Látimer. Una discusión que subió de tono, en la cual fue maltratada por Playmaker y que la llevó a renunciar al espacio.

Nunca ha vuelto a hablar con él y duda ante la pregunta de si le gustaría hacerlo. No le tiene rencor y no lo considera su enemigo. Le reconoce como profesional y como padre. Pero no parece que buscará esa conversación, aunque a veces en medio de un juego piensa en “qué estará pensando Héctor” y siente la tentación de escribirle.

Con Puruco sí se comunicó. El pasado 31 de diciembre le dejó un mensaje de voz que conserva y que ella le respondió.

Luego se abrió otra puerta, “En Mi Grada”, por NotiCel, un espacio que compartió con gran éxito con su esposo, el exbaloncelista, Alex Galindo.

Con Galindo volvió a parir, casi 20 años después de su primer parto. Y fruto de ese amor del que no esperaba mucho al principio por la diferencia de edad, nació Thiago. Galindo es el mejor hombre que ha tenido en su vida y es el dueño de Shooters Factory, un centro de desarrollo de baloncesto que levantaron con mucho sacrificio personal y económico.

El día de nuestra conversación arrestaron a Juanma López, por violencia de género y amenaza de muerte, entre otros cargos. Sin tapujos, dijo que debe estar preso.

También era noticia de impacto el caso del voleibol de las Sanjuaneras. Su juicio no cayó en el de discrimen contra la jugadora. De hecho, entiende que no cualificaba para ser catalogado como "lesión", y que las reglas son las reglas. Aseguró, no obstante, que el reglamento “es una porquería” y que hay que cambiarlo.

Lo dijo con la firmeza con que dice todo. Natalia tiene esa rara virtud de mantenerte atrapado en una conversación. Ha pasado de todo y todo lo ha superado.

Vea la entrevista en El Push de la Mañana, edición estelar, aquí:

Egresada de la Universidad de Puerto Rico. Periodista con 23 años de experiencia en los medios de comunicación. Mamá de Manu, portavoz de la adopción de niños grandes y creadora de #primerizayqué