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La violencia de género

NotiCel abre un espacio para las propuestas novedosas y arrojadas en lo social, económico y político, de forma que se pueda superar la crisis construyendo un nuevo país. Participan la senadora del Partido Popular Democrático por el distrito de Mayagüez-Aguadilla, Mari Tere González (@mtsenadora), y la candidata a la Comisaría Residente por el Partido Nuevo Progresista, Zoe Laboy (@zoelaboy).

No a la violencia de género

Por: Mari Tere González (@mtsenadora)

'La violencia contra la mujer es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce límites geográficos, culturales o de riquezas. Mientras continúe, no podremos afirmar que hemos realmente avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz' (Kofi Annan). Los puertorriqueños(as) podemos coincidir con que la violencia de género no conoce límites geográficos, condición social ni económica, y es que como pueblo sufrimos constantemente los azotes de este mal social que se ha convertido en una epidemia sobre la cual nos urge encontrar solución.

El Artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (ONU) promulgado en 1994 establece que '[l]a violencia de género estodo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer…' En nuestro terruño estos actos violentos se han convertido en una constante que exterioriza la profunda crisis social en la que nos encontramos sumergidos como colectivo.

El más reciente incidente fue el caso del policía José David Carrión, quien le quitó la vida a un compañero e hirió a una mujer policía en un aparente incidente de violencia de género. Desafortunadamente todas las semanas tenemos que ser portavoces de estas noticias que continúan atentando contra nuestra paz, tranquilidad y seguridad.

Conforme a estadísticas ofrecidas por la Oficina de la Procuradora de la Mujer, 'a enero de 2015 hubo 746 víctimas, 630 féminas y 116 varones entre las edades de 14 y más de 65 años. Hubo 747 personas ofensoras -620 varones y 127 féminas- de 16 o más.' Aunque se registró una merma en comparación con las cifras del 2014, no podemos sentirnos satisfechos. La erradicación de la violencia en todas sus dimensiones como principio rector del fortalecimiento de los derechos humanos, ha sido una de las luchas que he defendido en mi gestión pública y he plasmado en mi obra legislativa.

El problema de la violencia de género hay que atenderlo desde edades tempranas con una educación con perspectiva de género. A esos fines presenté el PS 484 que busca forzar el cumplimiento en la implementación de un currículo con perspectiva de género en nuestras escuelas. Este esfuerzo se complementa con el PS 600 para crear un programa de teoría y práctica integrada de cultura de paz, no-violencia y de métodos alternos para la solución de conflictos en nuestras escuelas. Estas iniciativas se fortalecen con los trabajos que realizamos desde la Comisión de Asuntos de la Mujer, impactado a cientos de estudiantes alrededor de la Isla con charlas sobre violencia en el noviazgo como mecanismo de prevención.

Por otro lado, presenté el PS 806 para que una persona convicta por varios artículos de la Ley 54-1989 tenga que completar un programa mandatorio de reeducación y readiestramiento para viabilizar su rehabilitación por violencia de género, antes de la consumación de su condena. A esto se sumó la Ley 166-2014 de mi autoría, que establece un término de 120 días para que elDepartamento de Corrección y Rehabilitaciónnotifique a la víctima sobre la proximidad de la excarcelación del agresor.

En momentos en que la discusión pública se concentra en atender nuestra precaria situación fiscal, hago un llamado para que no perdamos de perspectiva la profunda crisis social que padecemos y que incide en todos nuestros males económicos. Al igual que en nuestros asuntos fiscales, en materia de violencia de género necesitamos aunar nuevos esfuerzos, abrazar distintas estrategias, no resistirnos al cambio ni permitir que el miedo nos inmovilice como agentes de transformación. Urge forjar una sociedad de sana convivencia, justa y equitativa para enfrentar nuestra realidad con nuevos paradigmas que abracen el respeto, la igualdad, el desarrollo y la paz. Puerto Rico se lo merece.

Violencia de género: problema de todos y todas

Por: Zoé Laboy (@zoelaboy)

El problema de violencia de género continua siendo alarmante y, aunque predomina en mujeres, impacta toda la sociedad. Recientemente fuimos testigos del lamentable suceso entre tres agentes del orden público, en el cual uno de ellos hirió de bala a su ex pareja y al actual compañero de ésta; luego se suicidó.

Actualmente los casos de violencia de género, violencia en cita y agresión sexual de mujeres y niñ@s se atienden gracias a asignaciones especiales, en su mayoría provenientes de fondos federales, administrados a través de la Oficina de la Procuradora de las Mujeres (OPM). Es irónico que en medio de la situación de violencia que vivimos en Puerto Rico, esta administración amenaza con desaparecer esta oficina para crear una sombrilla de defensorías, lo que pudiera resultar en un andamiaje más burocrático y el riesgo de perder dichos fondos federales.

Como exsecretaria de uno de los componentes del sistema de justicia criminal, conozco la necesidad e importancia del uso de esos fondos en la Policía y Tribunales para adiestrar en materia de violencia de género a intercesor@s legales, abogad@s, fiscales especializad@s, psicólog@s, trabajador@s sociales y jueces(as). Sin embargo, urge reforzar estos adiestramientos para, además de darles a estos profesionales las herramientas para poder ayudar a tercer@s impactad@s por la violencia, ayudarles a ell@s mism@s a enfrentar situaciones difíciles en sus vidas personales y profesionales sin recurrir a la violencia, con lo cual evitaríamos situaciones similares al caso reciente de violencia entre l@s tres oficiales de ley y orden.

De igual manera, y desde la perspectiva de l@s agresor@s, es necesario mejorar los programas de adiestramiento para los que son enviad@s a programas de desvío y para aquell@s que, mientras se encuentran en una institución correccional, puedan beneficiarse de programas que les provean las herramientas necesarias para cuando regresen a la libre comunidad.

La mayor responsabilidad es para con las víctimas. Debemos diseñar estrategias que aseguren que éstas conocen sus derechos y sobre el proceso civil o criminal que van a enfrentar una vez deciden acusar a sus agresor@s. No olvidemos que las víctimas se encuentran aterradas y paralizadas; además, el solo hecho de pensar que si deciden acusar a sus agresor@s van a tener que presentarse ante la policía, fiscal y juez(a), las paraliza aun más. Es necesario crear programas y campañas de educación para las víctimas sobre qué esperar y cómo prepararse para el proceso que van a enfrentar. Debemos ser facilitadores, no obstáculo, para que las víctimas salgan del ciclo de violencia.

Asimismo, es importante reforzar la ayuda a los albergues para víctimas los cuales llevan a cabo una labor muy valiosa que, por razones operacionales y otras ligadas al presupuesto, no brinda el Gobierno. Estas entidades sin fines de lucro ofrecen servicios de ayuda psicosocial, orientación legal, techo y alimento y acompañan a las víctimas en sus salidas fuera del albergue como medida de seguridad para ellas y sus hij@s. Estos centro, que operan con asignaciones especiales de la legislatura y de fondos federales, irónicamente están siendo amenazadas con el recorte de presupuesto que se propone hacer este Gobierno.

Pero, aun cumpliendo con lo mencionado, la realidad es que durante años hemos estado reaccionando a la crisis, tratando de modificar la conducta de l@s agresor@s una vez la violencia se ha manifestado. La historia nos enseña que reaccionando no erradicamos este mal que, a manera de ejemplo, resultó en el asesinato de 14 mujeres y un hombre en el 2014. Entonces, la pregunta obligada es Qué nos falta por hacer para erradicar este mal?

Ya es hora de actuar proactivamente; es hora de actuar para prevenir el problema y para lograrlo es necesario atacar la raíz del problema; la misma se ataca con educación temprana sobre la violencia de género en las escuelas, en los hogares y en la sociedad en general, no eliminando la OPM.

Debemos empoderar a nuestr@s ciudadan@s con información para que puedan modificar sus conductas aprendidas desde edad temprana y enfocarse en el respeto y la aceptación de que somos iguales. La violencia de género es un problema de todos y todas. No podemos continuar mirando hacia el lado; es hora de dar la batalla por nuestras víctimas y prevenir que otras se sumen al ciclo de violencia. Es responsabilidad de tod@s!