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SAN JUAN WEATHER
Por Invitación

Pa$eo Estupidez

Mucho se nos ha recordado, los severos impactos del cambio climático sobre nuestras costas y a la vez la falta de recursos económicos para ajustarnos a la nueva realidad. Volvemos a recalcar en que gran parte de nuestra infraestructura, entre ella, la vial, la electrica y hasta el aeropuerto, se encuentran en zonas propensas a inundaciones marítimas. Mientras países con arcas saludables planifican cómo enfrentar la gravedad del problema e iniciar la retirada tierra adentro, en Puerto Rico, una isla, y como tal, rodeada por mar y donde ya se evidencia la severa erosión y apoderamiento del mar en extensas áreas antes cubiertas por arena, hacemos todo lo contrario, insistimos en acercarnos a la boca del monstruo.

En Aguadilla se construyó un paseo que sufre el embate constante de las marejadas. Parte de una carretera en la costa vegabajeña va perdiendo pedazos. Los ejemplos están por todas partes. Son suficientemente elocuentes para demostrar que insistir en construir en la costa representa un despilfarro infinito de fondos públicos.

Mientras ello ocurre, el DRNA le regaló al hotel Vanderbilt en el Condado, la escaza franja arenosa y pública que quedaba. Allí se construyó una terraza, que irónicamente, el mismo día en que se celebraba una conferencia de prensa sobre su inauguración, el mar hacía galas de su embate directo sobre la estructura, que pronto se convertirá en un estorbo público. Vea la fotografía que se acompaña e intente negar lo que aquí afirmo.

En estos días se discute la construcción de dos paseos, que solo pueden ser tildados de estupidez. Uno, para ciclistas en la estrecha franjita de lo que queda de la playa de Levittown. El otro, en el punto norte de Puerta de Tierra por donde discurre la entrada vial y principal a nuestra capital. Desde hace unos años, el escarpado terreno arenoso que sostiene la carretera viene sufriendo deslizamientos al punto de comprometer su propia existencia. El carril norte ya ha perdido pedazos.

Pues a alguien se le ha ocurrido la brillante idea de edificar una estructura de varios pisos y un paseo para peatones que se extenderá desde El Escambrón hasta el Capitolio, pasando justo por el área de desprendimientos. Sí, leyó bien, se propone la inversión de millones de dólares públicos para construir sobre una zona amenazada y en retroceso geomorfológico. Noticel informó en una noticia, que son 40 millones de dólares para la construcción. A ello, hay que sumarle los millones que costará enfrentar los daños que ocasionará el embate feroz del mar en esa zona. Y la estupidez no es solo alegada, está también admitida.

Hace unos días, Damaris Suarez, incisiva periodista radial, entrevistaba a la abogada de la Autoridad para el Financiamiento de Infraestructura (AFI). Específicamente, le preguntó si para el proyecto (que ya fue iniciado y se ha arrancado la vegetación que a duras penas le ofrecía alguna estabilidad al derrumbe) contaba con un estudio geológico que garantizara su viabilidad. La abogada, sorprendida ante la inesperada pregunta, contestó: tenemos profesionales de primera. O algo así, una de esas frases inocuas y que sirven de salvavidas cuando no se desea afirmar la verdad. Tenemos un arquitecto, dijo. Los arquitectos, hasta donde sé, diseñan sobre el papel, no tienen competencia para dilucidar asuntos geológicos, para lo segundo, se requiere una preparación académica específica y experiencia de campo.

Quedó demostrado que tal estudio no existe. Punto. Peor aún, si existiera, tal y como EXIGE la ley previo a que se otorguen los permisos, el mismo habría demostrado que el área no debe ser tocada en lo absoluto que no sea para ir preparándonos a la realidad de que el acantilado seguirá colapsando. Me atrevo a adivinar que tampoco se cuenta con una Declaración de Impacto Ambiental, también requerida por ley.

Como he afirmado en ocasiones anteriores, el destinar millones de dólares que tanta falta hacen para cubrir necesidades básicas del país, para construir proyectos que se convertirán en una amenaza pública y en un despilfarro infinito, es corrupción pura y dura. Si como en otros países, aquí se procesara penalmente y se les cobraran los daños a las personas que se lucran de fondos públicos para propulsar fantasías, les aseguro, que el 'Pa$eo Estupidez' no habría sido concebido. Debemos exigir conocer, quiénes están detrás de este embeleco. Y luego se preguntarán por qué la Autoridad de Carreteras está en quiebra y se nos impone un impuesto permanente para darle oxigenación artificial. Los residentes del Viejo San Juan deben estar más que preocupados, pero también el resto de los ciudadanos ante este atropello que dejará sin accesos a la ciudad antigua. Este proyecto, ya inició, también los desembolsos de nuestro dinero, y debe ser detenido de inmediato. Nos costará indefinidamente, pues habrá que repararlo de manera continua según los desprendimientos aumenten en intensidad y frecuencia como consecuencia de la furia del mar. En resumen, es un hoyo profundo para tirar al desperdicio valiosos fondos del erario, y que pagamos nosotros.

La advertencia queda dada. Que luego no vengan a alegar que no sabían o que el derrumbe fue un acto imprevisto de Dios.

*La autora es Catedrática de Derecho en la Universidad Interamericana.

 

Puerta de Tierra, norte. Tomada de google maps. Mire el derrumbe en el medio.
Foto:
Puerta de Tierra, norte. Tomada de google maps. Mire el derrumbe en el medio.
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Puerta de Tierra, norte. Tomada de google maps. Mire el derrumbe en el medio.
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