Kafka renació en Argentina, se nacionalizó en Chile y atrapó a un grupo de boricuas
—A ver, quién es la imputada?
—Cómo que imputada? Se me acusa de algo?
—Claro, de violar el artículo 195* del Código Aeronáutico de Chile, al transportar en su mano material altamente peligroso. Va a declarar o permanecerá callada?
—No voy a declarar y solo diré que no he cometido ningún delito.
Este diálogo ocurrió entre nuestra productora y un fiscal del Departamento de Justicia de Chile, cerca de las nueve de la noche, en su aeropuerto internacional, por donde pasábamos en tránsito hacia Miami y luego Puerto Rico, y donde fuimos obligados a quedarnos un día más. Ese diálogo tuvo una segunda parte, ya cerca de las tres de la madrugada.
—Bueno, hemos decidido no radicarle cargos y cerraremos aquí el sumario. Queda en libertad.
—Es decir, que hasta este momento estuve presa?—Pero, no la tratamos tan mal, no?
—Cierto, pero nos hicieron perder nuestra conexión. Cada uno de nosotros tres tiene compromisos familiares y de trabajo urgentes aguardando en Puerto Rico y todo se revolcó. Además, estamos cansados, tenemos sueño, hambre y no es nada agradable estar presa en la PDI (Policía de Investigaciones), de madrugada, con luz mortecina en un lúgubre aeropuerto— remató nuestra productora.Después de eso tuvimos que pasar aduana y Policía Internacional, para abordar un vehículo hacia un hotel en el centro de Santiago, donde no teníamos previsto dar un solo paso, porque nuestro itinerario oficial decía Santiago de ida, pero no de vuelta. Allí intentamos dormir un rato para, en la próxima noche, empezar a deshacer el camino que nos llevara a la 'libertad' y a nuestras casas, y todo con la misma ropa, porque no nos entregaban nuestras valijas. Pero, todo este diálogo que han conocido tuvo su génesis de la siguiente forma.
Este periplo se inició el 29 de octubre de 2014. Su objetivo: recoger y recuperar pedazos de una historia de brutalidad humana que trasciende cuatro décadas. Este viaje de un 'crew' boricua al fin del mundo, Chile y Argentina, buscando material para el documental 'Cuentas pendientes', no podía estar exento de tropiezos y dificultades producto de la torpeza y burocracia de las autoridades civiles y militares de estas dos naciones. Con el tiempo, han cambiado la prepotencia y el genocidio por el actuar enano y de cerebros cuadrados que da motivo a esta historia que ahora tomará forma cronológica.
Nunca enfrentamos ningún problema con nuestro equipaje en todo el trayecto que hicimos de Puerto Rico a Chile y, luego de una semana, a Argentina, donde pasamos cinco días. En todos los lugares hicimos nuestro trabajo, recopilamos información y visuales para ir dándole forma al documental en el que trabajamos. Incluso, doy fe de que nuestra productora es exageradamente meticulosa y no deja detalle sin tomar en cuenta y confirma todo con quien sea necesario, policía, autoridades civiles, líneas aéreas, casas de producción en los lugares visitados, en fin, todo. En el momento en que consideramos que ya teníamos gran parte del material que necesitábamos y que se habían conseguido los objetivos que nos trajeron por estos lares, TAREA CUMPLIDA. Concluimos que se acercaba la hora de ver a nuestras familias y seres queridos, pero es ahí cuando entra la mano endemoniada de la burocracia y los individuos que actúan por inercia y con anteojeras.
Al despachar nuestros bultos y valijas en Buenos Aires, con destino a San Juan, pero con escalas en Santiago de Chile y Miami, un funcionario flaquito y anodino de la línea aérea LAN empezó a cuestionar por qué despachábamos una maleta con baterías. Pues, porque las cámaras —llevábamos dos— funcionan con baterías. De lo contrario, no funcionan y no sirven. 'Quiero verlas', dijo con autoridad, preguntando..., son de litio? Acto seguido, ordenó que no podíamos transportarlas como lo habíamos hecho por todos los aeropuertos todo el tiempo, desde San Juan, dentro de las maletas, sino que teníamos que transportarlas con nosotros en el equipaje de mano. Finalmente, las colocan en dos bolsas plásticas con el emblema de la misma empresa aérea y nos las entregan. Es decir, según su lógica, habíamos violado todo protocolo de seguridad en los aeropuertos de Puerto Rico, Estados Unidos, Chile e incluso Argentina, cuando llegamos. La policía argentina también se convirtió en cómplice de lo argumentado por ese funcionario.
A nuestro numeroso cargamento de mano sumamos ahora 'alegremente' las baterías, diciendo entre nosotros que era una torpeza mayúscula porque nos estaban dando en bandeja las herramientas para explotar el avión, si esa hubiese sido nuestra intención. Durante el vuelo, hablamos de eso y me atreví a comentar… 'se me hace que los chilenos van a poner el grito en el cielo cuando nos vean llegar con las baterías en la mano'. Dicho y hecho. Allí empezó nuestro vía crucis mayor.
Al pasar por aduana en tránsito para Miami, unos funcionarios, alarmados, nos increpan que cómo nos atrevemos a viajar con esas baterías en la mano. Ahí se me empieza a salir lo de indio araucano y, de muy mal talante, le respondo, 'por favor, hagamos buen uso del lenguaje, no es nuestra culpa, ni nosotros lo quisimos hacer así. Fueron sus funcionarios de LAN en Argentina y la policía de ese país los que nos obligaron a hacerlo de esa forma'. Ya ahí, nuestra productora, bajito a mi oído, como si fuera Calle 13, me susurraba, 'calma pueblo, déjame esto a mí, si no, se va a complicar'.
Acto seguido se desata un corre y corre en el aeropuerto chileno mientras nuestro vuelo, 'también alegremente' empieza a carretear por la losa y se nos va, dejándonos en tierra. Las autoridades civiles llaman a la policía y estos afirman que deben llamar a un fiscal porque se tiene que hacer una denuncia y una investigación.
—Y nosotros?
—Pues, ustedes son los investigados, así que ármense de paciencia, que esto va para largo.
—Es decir, que estamos presos?
—No, ya les dijimos; son investigados.
La creatividad policial no tiene límites. En Puerto Rico acuñaron persona de interés, en Cuba, invitado, en Guantánamo, 'detainee', en Argentina, imputado, y en Chile, investigado.
Pero aquí no termina todo. Cuando preguntamos por nuestro equipaje, nadie sabe dónde está. Tenemos siete valijas perdidas y nos 'secuestran' por un día más en Santiago, sin ropa para cambiarnos, sin cepillo ni pasta de dientes... Así que viajamos sucios y hediondos, pero aún tenemos con nosotros las dos cámaras RED y el disco duro con todo el material fílmico conseguido por esos lados.
Y lo más descabellado, hoy viajaremos y pasaremos por el mismo aeropuerto con las mismas baterías que nos hicieron estar 'presos' por casi seis horas y 'secuestrados' por un día…
Adivinen qué?... En la próxima noche, al llegar al aeropuerto de Santiago con más de tres horas de antelación, por los probables inconvenientes, aparecen otras funcionarias —todas son mujeres— que siguieron 'jodiendo' con las benditas baterías y casi casi volvemos a perder el avión. Todos los pasajeros estaban en sus asientos. El avión, con sus motores encendidos y diez minutos de retraso en el despegue, y nosotros seguíamos peleando con burócratas que nos querían meter presos de nuevo. Paradójicamente, y milagrosamente, nos salvó el Jefe de Seguridad de la aerolínea LAN, un expolicía que nos había detenido la noche anterior. Por teléfono, les ordenó a las obtusas funcionarias: 'Déjenlos ir... Esos chamacos no tienen nada de Bin Laden... Son buena gente'.
Alguien nos puede despertar?
*El autor es periodista.
______
Código Aeronáutico Artículo 195 Chile
El que transportare o hiciere transportar objetos peligrosos para la seguridad de la aeronave, sin cumplir con las disposiciones legales o reglamentarias, será castigado con presidio o reclusión menores en sus grados medio a máximo o multa de treinta a doscientos ingresos mínimos mensuales.
En igual pena incurrirá quien ordenare emprender el vuelo y quien condujere la aeronave, con exceso de peso o mala distribución de la carga.