El periodista habló en El Push de la Mañana, edición estelar, sobre las vueltas de su carrera, su vida familiar y los momentos más difíciles que ha vivido.

Normando Honorio Valentín Quintana nació en Utuado hace 54 años. Ahí estudió, se crió, hizo maldades y tiró piedras como loco. Siempre se portó como un jiribilla y sostiene que de haberlo llevado a un especialista, de seguro lo habrían diagnosticado y medicado.

Su papá, don Honorio, fue militar y a su regreso a Utuado, abrió un cafetín en el pueblo. Su madre era ama de casa y distribuía su tiempo entre eso y velar porque Normando no le hiciera maldades mortales a su hermano, a quien en una ocasión metió en la lavadora de rodillos diciéndole que era una nave espacial que pronto iba a despegar. “Me dieron una pela…”, dijo riéndose.

Ya de universitario ingresó a la Universidad de Puerto Rico, recinto de Arecibo y posteriormente al recinto de Río Piedras.

“Todo el mundo quería hacer televisión. Yo quería hacer radio”, expresó. Comenzó a trabajar en WUPR de Utuado. Trabajaba los controles y conducía los programas nocturnos de fines de semana, las noches románticas y las noches de tríos. “Eran los turnos que nadie quería y el estudiante universitario los trabajaba”, dijo riendo.

Luego de trabajar en radio en Arecibo, finalmente llega a San Juan y ahí una suerte de eventos inesperados y cambios de programación en radio, fueron cambiándole la vida poco a poco hasta que llegó a Wapa Televisión. Llegó a tiempo completo, dijo, luego de que Ray Cruz, entonces director de NotiUno, lo botara.

“Me dijo que no podía estar en WAPA y en NotiUno a la vez. Yo no tenía contrato de exclusividad. Llegué un lunes y me dijo que no iba al aire. Cogí mis cosas y me senté al lado de Rafy Jiménez. Llegué el martes y me dijo que no iba al aire. Cogí mis cosas y me senté al lado de Rafy Jiménez. Llegué el miércoles, porque yo no iba a renunciar, y me dijo que no iba al aire. Cogí mis cosas y me senté al lado de Rafy Jiménez. Llegué el jueves y me botó. Le hice el cuento a Kike Cruz en WAPA (director de Noticias) y me dio el full time. Así que, gracias Rafy”, narró.

La noticia más difícil

Aún recuerda como demoledora una asignación en la que tuvo que reportar la muerte de un niño que en medio de unas lluvias cayó por una alcantarilla sin tapar y murió. Esa asignación en particular le cambió la vida y no supera las noticias en que los niños son protagonistas de desgracias. “Eso me demolió por dentro”, sostuvo.

Sin embargo, dar la noticia de la muerte de su amiga y hermana, Keylla Hernández, ha sido el peor momento. La extraña demasiado.

“Todos los días de mi vida. Una persona espectacular. No éramos partners de trabajo. Eramos hermanos”, expresó luego de una pausa en la que su rostro cambió. Keylla falleció tres años después de haber sido diagnosticado con cáncer pulmonar.

“Es la noticia más dura que me ha tocado dar y que yo quise dar. No podía ser otra persona. Si los papeles hubieran sido a la inversa, ella lo hubiera hecho”, agregó.

Esto fue lo que dijo aquel 31 de diciembre de 2008:

"Nuestra querida Keylla falleció en la mañana hoy, rodeada de sus familiares, luego de haber librado una batalla por tres años y cuatro meses contra el cáncer. Como ustedes saben, nuestra mujer ancla fue diagnosticada de este mal en septiembre de 2015", notificó Valentín.

"Estamos aquí reportando esta noticia como no quisiéramos haberlo hecho. Quisiéramos hacer otra noticia, pero es nuestro deber compartir esta noticia con todos ustedes", continuó Valentín.

La asignación más peligrosa

Consiguió una entrevista con Jhon Jairo Velásquez, Popeye, el sicario del capo colombiano, Pablo Escobar Gaviria.

El día de la entrevista, para su sorpresa, Popeye llegó al hotel y le pidió que se montara en su carro para transportarlo, él mismo, al lugar de la entrevista.

"Si ves la entrevista ves que yo estaba allí pero estaba así", expresó mientras dramatizaba con sus manos la señal física de asustado. El hijo de Honorio y Fermina estaba asustado de verdad. La entrevista ocurrió en un lugar retirado, con muchas atenciones a la seguridad, incluyendo la visita a la tumba de Escobar Gaviria, donde se encontró con "vigilantes" con armas largas y sistemas electrónicos de comunicación.

Normando Valentín, el padre

Normando tiene cuatro hijos y tres nietos. Normando, Axel, Natalia, el oops, y Génesis. Al hablar de ellos fue la primera vez que miró al piso y tragó gordo.

“Anido un poco de culpa. Ninguno de mis hijos ha querido seguir mis pasos. Yo pienso que le duelen las ausencias. Yo siempre trabajaba de madrugada, en emergencias a veces no llegaba a la casa. Nunca he hablado de eso pero les he pedido perdón”, expresó.

Además de las horas que le consumía el trabajo, el reconocimiento y el cariño de la gente también le quitaba tiempo familiar.

“Mis hijos no querían ir conmigo ni al supermercado porque ir al supermercado se convertía en una misión de tres horas. Yo hablo con la gente porque no me gusta no hacerlo, mientras ellos miraban para los lados esperando por mí”, dijo.

#abuelojovenychulito

A sus 54 años, y evidentemente sin responsabilidad alguna por el descenso demográfico por el que atraviesa la isla, Normando ya tiene tres nietos, una niña y dos niños. Es un abuelo lucío que usa el hashtag #abuelojovenychulito en todas sus publicaciones con ellos.

Está viviendo otra etapa, pero no para ahí. Luego de no prevalecer en la competencia de Super Chef Celebrities, no por no saber cocinar sino por hacerlo a su ritmo, se sospecha un regreso, una especie de "repechaje" a petición popular.

No sabe nadar porque casi se ahoga cuando era chiquito. No sabe bailar, aunque tiene un cuento épico de cómo le voló un zapato a la periodista Yolanda Vélez Arcelay, bailando, pero no con ella. Tiene un nuevo perro, o un "conato de perro" que le hizo adquirir su hija Génesis. Lo adquirió bajo protesta y ahora duerme entre él y su esposa Glenda Berio. Ah! Ese es su verdadero temor. "Cuando Glenda se enfogona".

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